“Acá en el barrio nos conocemos todos, y hace varios días que no veía a doña Chola, una vecina jubilada. Pregunté qué pasaba que no venía, y una de las chicas de la panadería me dijo que la vio hace unos días y les dijo que o come pan o compra los remedios.”

Martín Pinto retrata la vida actual en Loma Grande, el barrio de Merlo donde tiene su panadería. Al frente del Centro de Panaderos de la localidad, y en representación de más de 600 panaderías en veinte municipios, advierte que "desde el 10 de diciembre cerraron 32 panaderías en la provincia de Buenos Aires", un promedio que asciende a más de una cada dos días. A nivel nacional, dice, ya van 121 cierres desde que gobierna Javier Milei.

“Les dije a las chicas que le avisen a Chola para que venga todos los días a buscar su pan que yo se lo doy, pero bueno, la solidaridad no deja de ser pérdida”, cierra el relato Pinto sobre su vecina. A lo largo de su charla con Buenos Aires/12 explica la dureza del momento que vive su rubro y afirma que “los panaderos se funden día a día”.

El lunes fue recibido por el gobernador Axel Kicillof junto a otros representantes de la pequeña y mediana empresa bonaerense. No le esquiva a la crítica al gobierno de Alberto Fernández, pero sostiene que los más de 200 puntos de inflación del 2023 no se comparan con los 25 del primer mes de gestión de Milei y la devaluación efectuada por el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.

A estos números, detalla, se le suma todo un abanico de complicaciones alrededor de los costos en las panaderías. Explica que la bolsa de harina de 25 kilos estaba a 8.700 pesos a principios de diciembre y hoy está 15 mil pesos, que en noviembre una margarina de 25 kilos salía 15 mil pesos y hoy está en 53 mil, y que un cajón de huevos que estaba a 8 mil en diciembre hoy está a 30 mil pesos.

“Veníamos cagados a palos hace dos años, pero en 50 días cayó todo de golpe”, remarca. Y sostiene que el camino económico elegido por el Gobierno nacional hará que se “salven los grandes empresarios y caigan las panaderías artesanales de los barrios”.

Un cúmulo de dificultades

Pinto explica que los panaderos son el último eslabón de una cadena que va desde la semilla de trigo que se planta en el campo hasta la venta al consumidor. “En ese camino, somos la parte que más mano de obra utiliza, más energía consume, que necesita más combustible, y entonces es donde todo se encarece”, subraya. Con el aumento de todos estos insumos, advierte que disminuir el precio del pan es imposible.

“Hay que agregar que los alquileres vienen en dólares, que un sueldo promedio entre salario y cargas sociales está en 600 mil pesos, que se vienen paritarias en marzo, y se tiene que entender que si yo prendo el horno por 20 kilos de pan o por 200, lo tengo que tener prendido 40 minutos para llegar a la temperatura y el costo siempre es el mismo”, suma a su pesar Pinto.

Al frente del Centro hace casi tres años, señala que es importante el rol de los intendentes en la fiscalización y el control de quienes producen pan para que no se diversifique y se aminore la clandestinidad. También para que los supermercados y grandes cadenas lo hagan como corresponde. Pero, por sobre todo, para poner límites y cuidar a los trabajadores locales.

“Lo logramos en Avellaneda con Jorge Ferraresi, por ejemplo, porque si el intendente deja que entren con un hornito y vendan los panes congelados a 600 pesos menos, los panaderos de barrio se funden”, indica. 

El "control de fronteras", como lo denomina el dirigente de Merlo, es una estrategia fundamental para la preservación de los trabajadores del pan, y destaca que ese rol se ve muy sólido también de parte de la Municipalildad de Marcos Paz. "Como allá el gas es envasado el precio sugerido es 2 mil y no 1.800 pesos, pero se los cuida a los panaderos", afirma.

Pinto no se olvida de la situación monopólica en la producción de harina, la materia prima que representa el 40 por ciento del precio del pan. “Hoy te maneja todo Molinos Río de La Plata, que obliga a los molinos más chicos a vender al precio que ellos quieren”, acusa.

Precisamente, y sobre este eje, cuenta que le presentaron una carpeta al gobernador con los costos y la problemática del sector. “A la harina se le suma lo tributario, que en la panadería es el 26 por ciento del precio de producto final, el 35 por ciento es la mano de obra y recién el 18,75 por ciento se reparte entre mantenimiento de infraestructura y tu ganancia”, explica Pinto. “La ganancia promedio es un 13,5 por ciento, pero que al otro mes no se te rompa nada, porque sale de ahí”, agrega.

Sobre la reunión con Kicillof espera que, precisamente, “no sea una reunión y nada más”. Pero resalta que vio en el gobernador alguien “interiorizado y preocupado” por la situación que viven los panaderos. Les propuso tener un próximo encuentro particularmente con el sector para avanzar en algunas soluciones que pueda dar la Provincia.

Consultado sobre cuáles serían las medidas que podría tomar el gobierno bonaerense para suavizar el duro momento de los panaderos, Pinto estima que se podrían abaratar costos impositivos. "Pero que también controlen y gestionen dentro de los molinos que están en la provincia, como el caso de Molinos Cañuelas, para que bajen los precios, que puedan llegar a un acuerdo", señala.

Respecto a la fabricación de pan en casas o de manera clandestina, Pinto no ataca por entender la necesidad de muchas personas por encontrar una salida laboral, pero sostiene que hay que avanzar en la formalidad. "Yo me acerco y los invito a sumarse, a ver si con créditos del Banco Provincia pueden armarse y poner todo en blanco", dice.

Un futuro con aumentos

En relación al futuro cercano, estima que, inevitablemente, habrá un nuevo aumento sobre los 1.800 pesos a que hoy está sugerido el kilo de pan. “Teníamos que aumentar un 36 por ciento, pero aumentamos sólo un 20 porque sino la gente no compra”, advierte.

Los datos en poder de la entidad que preside señalan que en diciembre del 2023 se vendió un 15 por ciento menos que en diciembre del 2022, y que en enero fue un 18 por ciento menos que el mismo mes de 2023.

 

En Argentina, detalla, hay 47 mil panaderías constituidas que brindan empleo a 500 mil personas de manera directa e indirectamente a casi 480 mil. “Nosotros siempre buscamos que se formalicen todos y acercar a todos a estar en regla”, concluye Pinto.