Como un Alf drogado. Así define a Ted (estreno el viernes 16 por Universal+) una de las principales implicadas en esta precuela seriada de la franquicia con el inconfundible sello de Seth Macfarlane (Padre de familia). En rigor, es una sitcom zarpada de lo que ya se vio en las dos películas sobre el osito de peluche mágico y su “relampamigo” humano. John Bennet aquí es un adolescente en sus años de secundaria, y Ted, bueno, es el juguete que puede fumar sustancias ilegales, prueba armas de fuego en el patio de su casa, sale con chicas y convierte a los “años maravillosos” en un golpe en los testículos. “Gracias a este osito, tomamos una serie familiar y la volvemos lo más cochino y sucio del mundo. Es un programa muy divertido, como un circo loco. Ted dejó de ser la estrella del mundo del juguete, pasó su hora, ya nadie le da importancia excepto el niño que lo trajo a la vida”, dice Alanna Ubach, quien se encarga de interpretar a la atribulada madre de familia, en entrevista exclusiva con Página/12.

En los siete capítulos de la primera temporada, la dupla conformada por el adolescente (Max Burkholder) y el osito (con voz del propio showrunner) enfrentará las tribulaciones de la adolescencia masculina: ser acosados por bravucones, tratar de perder la virginidad y ensanchar el límite de irresponsabilidad al máximo. “He fallado en mi rol de Pepe Grillo”, dirá Ted luego de que los pesquen por haber fumado marihuana. Se trata de un programa que campea un humor orgullosamente, estúpido, escatológico (sí, se habla y se ven muchos fluidos) y con algunas notas sobre las obsesiones estadounidenses. Si las películas se recostaban sobre la ilusión de la eterna adolescencia, aquí Macfarlane también mete al coming of age en su estilo metralleta. Y los ’90 también tienen su radiografía alocada con sus chistes sobre O.J. Simpson y la época en la que el porno solo se conseguía en videos de VHS. “Todos saben que Ted es una influencia terrible para mi hijo. Pero al final del día es puro corazón, realmente es un osito de peluche muy tierno. Es leal, una suerte de mentor algo difuso, y todos necesitamos de algo así para atravesar la secundaria”, apunta la actriz.

Posiblemente la única voz sensata en esta ficción sea la madre del protagonista, casada con un exveterano de Vietnam, republicano e incapaz de soltar un insulto pese a la locura que sucede en su hogar. Como si la madre de los Brady tuviera que convivir a la fuerza con los deslices de la Nueva Comedia Americana. “Me la imagino como Edith Bunker de All in the Family. Es decir, somos una familia de Framingham, Massachusetts. Y Susan, mi personaje, se encarga de ser la pacificadora. Todo aquí es como una bomba en una relojería y ella es la encargada encauzar el caos. Su única educación ha sido la televisión así que los Bennet creen que es importante que vaya a la secundaria para instruirse de manera más formal”, cuenta la actriz, que también fue parte de Euphoria.

-Susan es una madre realmente querible, que recuerda a la madre de los Ingalls más que a Peg Bundy. Cuida a John y a la sobrina que vive en su casa, ama a su esposo irritable y tiene que soportar a Ted. Parece pelear por mantener en control a su otro yo. ¿Tiene una máscara?

-Es un personaje muy dulce. Y totalmente, cuando su marido tiene un ataque de rabia, ella viaja a algún lugar recóndito de su mente, enciende el botón de ser buena y es como que bloquea todo lo que sucede. Si le pusiéramos música de John Williams, creo que estaríamos frente a un melodrama (carcajadas). Está en un auténtico campo de batalla, la podrías ver como una mujer maltratada, podrían venir los del Servicio Social y destruir a su familia, pero no. Por el contrario, es una comedia muy graciosa y eso la vuelve tan única.

-¿La veremos insultar?¿Qué tienen que hacer John y Ted para enfurecerla?

-Solo hay que ver la serie hasta el final. Pero diría que prácticamente ya está acostumbrada a lo peor. Cada episodio se vuelve una pregunta para esta familia sobre quienes son en realidad. Por eso mi episodio favorito es “Buscando desesperadamente a Susan”, en el que se revela otra faceta de mi personaje.

-¿Cómo es el trabajo con Seth Macfarlane en el set?

-Fue muy específico con el acento de Boston. Es reconocible como el neoyorquino pero diferente. Seth es el sueño de un actor, no hay nada que no pueda hacer delante y detrás de cámara. Es un desafío cuádruple. Y mantener esa cantidad de energía 24 horas al día es inconcebible.

-¿Cómo es interactuar con un osito de peluche mal hablado?

-Es algo muy distintos e interesante. El osito no está en el set en sí. Seth Macfarlane está en otro cuarto interactuando con vos, tiene colocados sensores de CGI que registran sus gestos y emociones, así que en post se lo añaden al osito. Así que en realidad yo actúo con una bola que tiene dos ojos incrustados.