El médico cirujano Lino Villar Cataldo, de 62 años, irá a juicio acusado de “homicidio agravado” por haber matado el año pasado de cuatro tiros a un ladrón que intentó robarlo al salir de su consultorio, en el partido bonaerense de Loma Hermosa. En el caso del médico, que en su momento muchos medios insistieron en llamar “justiciero”, un juez rechazó el pedido de sobreseimiento y de cambio de calificación, a legítima defensa, que había solicitado el abogado defensor, y, en cambio, hizo lugar al requerimiento de elevación a juicio de la fiscal que instruyó la causa, Diana Mayko, a quien el relato del imputado nunca le resultó creíble. Para la fiscal, cuando Villar disparó “no estaba en juego su vida sino sólo el derecho de propiedad”. El abogado del acusado, Diego Szpigiel, apeló la decisión ante la Cámara de Apelaciones y Garantías de San Martín y dijo a PáginaI12 que en caso de que la causa llegue al debate, solicitó que el cirujano “sea sometido a un juicio por jurados porque estamos viendo que al Ministerio Público le falta sentido común”.

La resolución fue adoptada por el juez de Garantías 2 de San Martín, Raúl Luchelli Ramos, quien avaló el pedido de la fiscalía para que Villar Cataldo sea juzgado como autor de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego” por haber matado a Ricardo Alberto “Nunu” Krabler, de 24 años. 

Luego del hecho, el médico estuvo detenido algunos días hasta que el juez de Garantía N°2 de San Martín, Lucas Oyhanarte, le otorgó una “excarcelación extraordinaria” por un problema de salud. En caso de ser hallado culpable, podría recibir una condena de entre 10 y 25 años de prisión.

En el escrito, el juez rechazó el pedido de sobreseimiento y el cambio de calificación a “legítima defensa” que había solicitado el abogado defensor del médico. Además, el magistrado dispuso que se acepte como particular damnificada en la causa a Silvia Krabler, madre de la víctima.

El abogado defensor Szpigiel sostuvo en diálogo con este diario que no se trata de que el juez tenga una u otra convicción acerca de lo sucedido. Para el letrado, “el juez aclara que no es un tema de creer o no creer a Villar. Como declara como imputado, la valoración es algo que no corresponde hacer. El juez, en realidad se corre de lugar y considera que no puede analizar la calificación de la causa al no estar en juego la libertad (del acusado). Si Villar estuviera detenido, el juez sostiene que tendría que analizar la carátula, pero como llega excarcelado, no analiza si hay legítima defensa u homicidio agravado, y eleva la causa a juicio con la calificación que vino”. 

“Además, hay algunas cuestiones que se dan por probadas. El juez de Garantías dice que para que haya legítima defensa tiene haber una agresión ilegítima, y el juez la da por probada; la falta de provocación de Villar también la da por probada. Lo que no da por probado y que genera controversia es la inmediatez y la racionalidad del medio empleado. Sobre este punto señala que hay un principio de duda y que el principio para dirimir es el plenario”, detalló el letrado.

El abogado sostuvo que, como defensor, dijo al juez que “si tiene que analizar la carátula porque una cosa es llegar a juicio o no llegar, o llegar con una u otra calificación. Tendría que acotar el margen. Ahora veremos qué dice la Cámara de Apelaciones”. 

La fiscal Mayko, en cambio, nunca creyó la versión del médico, quien aseguró que su vida corrió peligro y que tuvo que matar al ladrón, y así lo fundamentó en su requerimiento de elevación a juicio.

“Cuando el encartado decidió disparar contra Krabler ya no estaba en riesgo su vida, sino sólo el derecho de propiedad que tenía respecto de un automóvil asegurado. Su conducta entonces devino desmedida, puesto que en su afán de retener su automóvil ha afectado el bien jurídico de más valor, es decir la vida”, señaló la fiscal. Mayko concluyó su dictamen asegurando que “no resulta necesario ni racional ultimar al ladrón para recuperar el botín”.

El hecho ocurrió el 26 de agosto de 2016, cuando el médico se retiraba con su Toyota Corolla del consultorio  y fue sorprendido por un hombre armado con un pistolón descargado. Tras sacar del auto a Villar y darle un culatazo, el hombre subió al vehículo, donde terminó muerto de cuatro balazos. Para la fiscal, un punto clave de la acusación está relacionado con el lugar donde fue hallado el pistolón: bajo el cuerpo de Krabler, incompatible con los dichos de Villar quien aseguró que disparó porque luego de arrollarlo, el hombre sacó el arma por la ventanilla.