Varios elementos están relacionados con el oficio de escribir. Pero pocos de manera tan directa como el lápiz y papel, y sus variaciones: hojas, cuadernos, lapiceras. Sin ellos, el libro sería imposible. Quienes saben que esto es así son las más de 25 librerías de La Plata, Berisso y Ensenada que llevan adelante una campaña solidaria para reunir útiles escolares, nuevos o usados en buen estado, que serán donados a distintas instituciones del municipio, entre ellos comedores escolares. En la zona del sur de la provincia, existe una razón por la cual, en español, la palabra "librería" sirve a dos significados.

La iniciativa, que se extenderá hasta el 1 de marzo, está siendo impulsada por las librerías Cuarto Propio, Espacio Crumb, City Bell libros, La templanza, Rayuela, Lieggi, La colmena, Big sur, Mascaró, Don Cipriano, Malisia, Patio interno, De la campana, Yuna libros, Pez negro, Viva el libro, Libros Villa Elisa, El pez náufrago, Cariño, Atenea, Gali Arte, Libros que van, Lenzi, Palabras sin prisa y Papiros. En todas ellas existe una caja en la que quienes visitan la librería pueden dejar sus útiles escolares, nuevos y usados en buen estado.

Las librerías conforman una red que comenzó a organizarse a partir de la realización de La noche de las librerías, evento que las moviliza hace más de tres años. Sin embargo, están en permanente contacto desde que vieron amenazada su labor a raíz de la intención de derogar la Ley de Defensa de la Actividad Librera, incluida en la recientemente rechazada Ley Ómnibus. Pero comenzaron a pensar en alguna otra manera de unirse que, aunque influenciada por el contexto de crisis, no se trate de una cuestión comercial ni de un reclamo gremial.

Francisco de Big Sur afirma que la campaña es el resultado de las preocupaciones que surgen en el permanente contacto que desarrolló el grupo de librerías. "Creo que si hay algo que nos caracteriza como grupo de librerías es que no somos ajenos a las cosas que suceden. Todos sabemos que los precios han aumentado un montón y que los útiles, el guardapolvo, la mochila son indispensables para empezar las clases. Nos pareció que era el momento correcto para hacerlo", afirma. 

"Las librerías independientes no somos sólo comercios, somos un poco espacios culturales o clubes barriales. El ida y vuelta es muy cercano con los clientes y por eso funcionamos como una red de librerías, con un fuerte contacto con la comunidad", afirma Guadalupe Reboredo, librera responsable de Cuarto Propio Libros y principal impulsora de la propuesta.

Francisco Salvarezza, librero de Big Sur, afirma que  la campaña es el resultado de las preocupaciones que surgen en el permanente contacto que desarrolló el grupo de librerías viendo amenazada su actividad. "Creo que si hay algo que nos caracteriza como grupo de librerías es que no somos ajenos a las cosas que suceden. Todos sabemos que los precios han aumentado un montón y que los útiles, el guardapolvo, la mochila son indispensables para empezar las clases. Nos pareció que era el momento correcto para hacerlo", afirma. 

"Veíamos que la necesidad, más allá de los textos, era llenar la mochila. Por nuestras características de librerías independientes, pensamos que nuestro público podría ser solidario y, efectivamente, los lectores se empezaron a copar", afirma Guadalupe Reboredo, librera responsable de Cuarto Propio Libros y principal impulsora de la propuesta. 

El aspecto que destaca Guadalupe de la particularidad de las librerías de barrio no es menor. El ida y vuelta que existe entre los clientes y la librería de barrio es más cercano que en una cadena o un comercio de grandes magnitudes, que incluye un fuerte contacto con la comunidad. 

"Si las grandes cadenas lo hicieran estaría buenísimo también, pero creo que está directamente relacionado a nuestro rol social que es más que un comercio, es un lugar de encuentro, donde se dan talleres, presentaciones, musica en vivo. Las librerías independientes no somos sólo comercios, somos un poco espacios culturales o clubes barriales", afirma. 

Y como ocurre como los clubes de barrio, donde el dinero no es ley, a pesar de que se dediquen a lo mismo en la red de librerías prima la colectividad. "Me llama la atención y me encanta cómo la gente se hace eco del colectivo de librerías. En esencia, somos comercios que compiten entre sí. Pero lo que se generó es otra cosa, una comunidad donde todos nos damos una mano. Estamos constantemente consultando y ayudando en el grupo de Whatsapp", afirma Guadalupe.

Esa "red de mini centros culturales", según sus propias palabras, ya está inspirando otros comercios: una cervecería de La Plata también está organizando una colecta de útiles escolares.

El primero de marzo finalizará la recaudación de útiles, y al día siguiente se repartirán entre la Casita del Niño, en Villa Elisa, y el club de barrio de El Triunfo. "Si logramos recaudar más, ampliaremos los puntos de entrega", concluye la librera, que festeja junto con sus compañeros el hecho de que todavía persistan espacios donde no prima la tan difundida ley del mercado, o mejor dicho, del sálvese-quien-pueda.