La tesorera de la Cámara de Pequeños y Medianos Empresarios de Salta (CPyMES), Miriam Guzmán, sostuvo que en Salta “cayó entre un 45 y 60%” de acuerdo al rubro en los últimos dos meses. El rubro que más cayó fue el de indumentaria, con una merma en las ventas del 60%, mientras que en librería rondó el 45%, al igual que los comestibles.
En general, Guzmán dijo que los números de la caída de la actividad económica son más altos en Salta que el promedio del país.
Un estudio que realizó la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC), y que contó con la participación de 250 empresarios de 20 provincias, relevó que la capacidad industrial utilizada de Pymes se desplomó en enero al 45%. Es decir, que las pequeñas y medianas empresas industriales del país están utilizando menos del 50% de su capacidad de producir.
El mismo informe destaca que la caída se debe a la combinación de varios factores, como el cepo a las importaciones y la falta de dólares, "la inflación galopante" que se incrementó entre diciembre y enero, la brutal devaluación que aplicó el gobierno nacional actual, que provocan menor consumo, y la ausencia de un plan económico claro que permita proyectar el desarrollo de las empresas con presupuestos consistentes.
En cuanto a otros indicadores que dejan en claro la caída de la economía doméstica, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) relevó una baja del 28,5% en la venta de los comercios minoristas Pymes en enero de 2024 respecto al mismo mes de 2023. Lo mismo sucedió en la variación interanual de la producción manufacturera del mismo sector empresarial, que cayó un 26,9% en diciembre. Y el turismo en el primer mes del año se desmoronó un 16.8% en comparación a enero del año pasado.
Pero según la tesorera de la Cámara de Pequeños y Medianos Empresarios de Salta, esos números son aún más alarmantes en la provincia. Miriam Guzmán le contó a Salta/12 que en el caso de las empresas industriales, la caída en la producción tiene que ver en la mayoría de los casos “por cuestiones externas como las económicas”, entre ellos el cepo a las importaciones, o la fuerte devaluación del peso en los primeros días de este gobierno. “Ahí se te va de las manos todo, porque vos podés seguir produciendo las 100 unidades que te da tu capacidad de producción, pero si no tenés quién te las compre, y tu dólar no es suficiente para comprar los insumos necesarios para reponer, se hace imposible”, explicó.
Esa misma regla termina generando dos cosas, por un lado, que los precios se encarezcan al haber menos oferta y la necesidad de recuperar dinero para seguir produciendo y así alcanzar a adquirir nuevos insumos. Pero por otro lado, “si tenés capacidad ociosa y no estás produciendo al 100%, indudablemente necesitás menos mano de obra, lo que genera desempleo”.
Para Guzmán, “si esto lleva, como dicen, dos o tres trimestres para regularizarse y volver a una situación medianamente normal, la industria salteña Pyme corre mucho riesgo de poder subsistir” debido a que el pequeño empresariado salteño “no tiene la espalda suficiente”.
Otro factor que pegó fuerte al sector es la quita de subsidios y los aumentos a los combustibles, por los traslados de insumos y el encarecimiento del flete; también incide el costo de los servicios como luz, gas y agua, y el del transporte, “si el empleado tiene que pagar más para trasladarse a trabajar, o deja el trabajo porque ya no le es rentable, o pide una recomposición mayor para llegar al trabajo”, explicó la empresaria salteña.
En cuanto al consumo, Guzmán sostuvo que en Salta “cayó entre un 45 y 60%” de acuerdo al rubro en los últimos dos meses, y que ya venía con una baja sostenida “pero de alrededor de un 20% hasta diciembre”. El rubro al que peor le fue es el de indumentaria, con una caída del 60%, mientras que en librería rondó el 45%, al igual que los comestibles, “hoy la gente volvió a comprar azúcar, yerba y otros productos sueltos y para lo que les alcance”, dijo la empresaria.
“La gente ya dejó de pagar seguros completos y solo se queda con el más simple, contra terceros, al igual que ya se dejaron de pagar los seguros de vida, y en el caso de las prepagas, cada vez hay más bajas”, acotó.
Las ventas de materiales de construcción al igual que la contratación de personal para obras privadas “están prácticamente paralizadas y lo peor es que no hay precios de referencia, todo puede valer cualquier cosa”, prosiguió Guzmán.
Reconoció que la especulación empresarial es uno de los factores, pero la defendió argumentando que la incertidumbre a futuro es tal, “que el empresario se tiene que cubrir, porque no sabe a cuánto va a tener que reponer, a cuánto va a poder vender, o cuánto costarán los insumos”.
“Lamentablemente en nuestro país es como el juego de la Oca, y no como el ludo, en donde los jugadores siempre avanzan casilleros. Acá avanzas dos y después te puede tocar retroceder tres”, ejemplificó.
La integrante de la comisión directiva de las pequeñas y medianas empresas salteñas aseguró que "ya se están cerrando empresas y comercios" en toda la provincia, y en otros casos, "quienes tenían más de una sucursal vuelven a achicar, cerrando locales y por lo tanto reduciendo personal".
Seguridad jurídica
La tesorera de CPyMES explicó que mientras las pequeñas y medianas empresas hacen circular “al menos seis veces su capital” en cada región en donde viven y trabajan, y “cuidan todo lo que pueden el nivel de precios a costa de su ganancia”, las grandes empresas multinacionales elevaron sus precios hasta en un 300%, “tienen ganancias exorbitantes y esa renta no se queda en el país”, aseveró.
Por lo que pidió que “es ahí donde debe haber seguridad jurídica para todos, con reglas claras en donde esas grandes empresas se vean obligadas a invertir, a dejar su capital en el país al menos hasta que circule unas seis veces como es nuestro caso, y que bajen sus expectativas de ganancias. No puede ser que ganen sumas exorbitantes en detrimento de toda la sociedad”.
El informe de la ENAC también relevó el último trimestre de 2023, en el que ya se avizoraba una caída de la capacidad instalada, pero que todavía se mantenía en el 61,5%, arrojando un promedio del 62% para ese año.
En términos de gestión, detalla el documento, en el final del gobierno de Alberto Fernández estuvo 10 puntos más alto en la capacidad industrial utilizada respecto del gobierno de Mauricio Macri, pero 10 puntos menos que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Para el presidente de la ENAC, Leo Bilanski, "sin claridad en el rumbo productivo, puede ser que la actividad industrial se planche uno o dos trimestres, hasta que se despejen algunas variables inciertas de la economía. Lo que sí está clar es que habrá menos puestos de trabajo una vez que el conglomerado industrial vuelva al ruedo".