Corrida de los asuntos –y las disputas– diarios del gobierno, Victoria Villarruel avanza en su agenda paralela en la que combina las reivindicaciones militares y el ataque al kirchnerismo. La semana pasada, se la vio sonriente ante la prensa cuando reconocía haber ordenado sacar un busto de Néstor Kirchner porque ella no era su “viuda”. Hasta ahora es incierto qué buscará hacer la vicepresidenta –de reconocida trayectoria negacionista del terrorismo de Estado– ante una nueva conmemoración del 24 de marzo, pero sus allegados dejan trascender que planea hacer un gran desfile militar frente al Congreso cuando se cumplan 42 años del desembarco en Malvinas.

Villarruel está enfrascada en las disputas por el sentido. Una disputa, por un lado, frontal con el kirchnerismo a partir de un ataque a la figura de Kirchner, el presidente que impulsó la política de Memoria, Verdad y Justicia. Por el otro lado, procura que la reivindicación del accionar militar se haga a través de la Guerra de Malvinas.

Cuando la senadora fueguina Eugenia Duré planteó una cuestión de privilegio por la presencia del canciller británico David Cameron en las islas, Villarruel se escudó en su filiación. Le dijo que el tema no debía ser usado para politiquería barata. “Soy hija de un veterano de guerra y Malvinas no es un tema de campaña”, espetó la vice.

Villarruel suele caracterizar a su padre, el teniente coronel Eduardo Marcelo Villarruel, como un héroe de guerra. Olvida que su propio padre reivindicaba su actuación en la lucha contra la “subversión” tanto en el ámbito urbano como rural. Estuvo, como ya publicó este diario, destinado al Operativo Independencia –del que volvió herido– y, según consta en una denuncia ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), fue uno de los oficiales que estaban en el Centro de Operaciones Tácticas de Vicente López, donde se recibían los pedidos de áreas liberadas para que los grupos de tareas pudieran operar a gusto y piacere.

La vice puso al periodista Nicolás Kasanzew al frente de la Dirección Gesta de Malvinas del Senado. Kasanzew fue la cara de Argentina Televisora Color (ATC), el canal oficial, durante la guerra de 1982. Según denunció el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata, Kasanzew montó una escena con un soldado hambriento. Una mesa con masas, facturas y bebidas calientes para mostrar cómo eran tratados quienes combatían con los ingleses. Cuando se terminó de grabar, se llevó toda la comida, y el soldado volvió a las trincheras –muerto de frío y de hambre como estaba.

Kasanzew respalda la actuación de los militares --particularmente de la Fuerza Aérea, con la que se deshace en elogios-- y dice que hay que contar la “verdad completa” de Malvinas, denosta a quienes denuncian las torturas que sufrieron los conscriptos por parte de sus superiores y busca que la Dirección Gesta de Malvinas tenga un rol hacia el exterior. “Una de las cosas que quiere Victoria Villarruel es hacer el 2 de abril ese desfile del cual me hablaban los soldados en las trincheras”, adelantó Kasanzew a La Nación Más.

Según Kasanzew, el desfile se haría frente al Congreso, sede del poder de la vice. Villarruel guarda cierto encono con Mauricio Macri porque hizo el desfile del Bicentenario de la Independencia en julio de 2016, pero se fue antes de que pasaran quienes combatieron en Malvinas. No quiere que esta vez pase lo mismo. Trascendió también que Villarruel podría estar en la vigilia que se hace en Tierra del Fuego.

Presencia militar

Villarruel viene haciendo acto de presencia en distintas conmemoraciones militares. Estuvo en el 211° aniversario de la batalla de Salta, donde coincidió con el gobernador Gustavo Sáenz. Viajó a Santa Fe para estar en el aniversario del combate de San Lorenzo. Allí compartió palco con el gobernador Maximiliano Pullaro. La acompañó la legisladora porteña de La Libertad Avanza (LLA) Lucía Montenegro, la diputada que sorprendió en las redes sociales en las últimas horas cuando compartió un video en el que se la veía practicando tiro. En septiembre, Montenegro fue quien le abrió las puertas a Villarruel para que hiciera un acto para recordar a las víctimas de lo que ella llama “terrorismo” y, de paso, reivindicar la actuación estatal. Entre los invitados estuvieron varios defensores de genocidas.

El acto más importante para Villarruel fue el que se hizo en Azul para recordar los 50 años del copamiento que protagonizó el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Escoltada por el ministro de Defensa Luis Petri –que se quedó con un casillero que ella quería para un hombre de su confianza, Villarruel aprovechó para desempolvar un discurso propio de otros tiempos: habló del “trapo rojo” y prometió derechos humanos para todos. Ayer hizo lo mismo en la localidad correntina de Yapeyú donde participó de los homenajes al General San Martín, en el día del 246º aniversario de su nacimiento con el gobernador Gustavo Valdés.

Mal que le pese a Villarruel, las causas que ella impulsa para meter presos a los militantes de los '70 no tuvieron, por el momento, ningún avance en los tribunales. La Cámara Federal porteña tiene a estudio un pedido de reapertura de la investigación sobre la bomba en Coordinación Federal y la Corte Suprema le aplica un tratamiento de cronoterapia al caso del coronel Argentino Larrabure. El caso de Humberto y Cristina Viola está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Para que el gobierno de LLA pudiera maniobrar en este tema, debería tener a alguien que se ocupe de los asuntos internacionales en la Secretaría de Derechos Humanos. La persona designada, Siro de Martini, ya avisó que no va a tomar el cargo --después de pasar unos días en la oficina y ver cómo venía la mano en la dependencia que está a cargo del exjuez Alberto Baños.

Una pelea frontal con el kirchnerismo

Villarruel busca su revancha histórica. La semana pasada, ordenó sacar el busto de Kirchner del Salón de las Provincias. La escultura estaba en el Senado desde el 16 de abril de 2013 y había sido donada por su autora, Silvia Caporaso. Según la información que manejaban dentro de Unión por la Patria (UxP), trabajadores de mantenimiento retiraron el busto el jueves cerca de las 8 de la mañana.

–¿Qué pasó con el busto de Néstor Kirchner que lo hicieron desaparecer? --le preguntó el jefe del bloque de UxP, José Mayans, a Villarruel durante la sesión preparatoria del viernes.

El encono de Villarruel con Kirchner tiene una razón evidente: la reapertura de los juicios contra los represores. En marzo de 2006, acompañó a Cecilia Pando a la Casa Rosada. Pando interrumpió a grito pelado el discurso del Presidente. Después de esa osadía, Pando, Villarruel y sus respectivos maridos fueron a cenar a Puerto Madero para festejar. Según escribió Pedro Mercado, el esposo de Pando, nunca se había sentido a la izquierda de alguien. Villarruel lo hizo posible.

Como Villarruel respondió que ella no era la viuda de Kirchner para mantener su escultura, desde La Cámpora la calificaron como la “viuda de (Jorge Rafael) Videla”. Se supo, a través de Mercado, que la actual vice tenía línea directa con el dictador y hasta gestionaba visitas mientras estaba en prisión domiciliaria. Videla murió en la cárcel en 2013, pero, además, Kirchner ordenó bajar su cuadro del Colegio Militar de la Nación, donde se forman las nuevas generaciones de oficiales. A poco de cumplirse 20 años de ese hecho fundacional del kirchnerismo, Villarruel tuvo su venganza hecha a hurtadillas.