El jubilado de 71 años encontrado sin vida el viernes pasado en su casa del country La Delfina de Pilar murió estrangulado, según pericias conocidas este martes. En un primer momento los investigadores creyeron que había fallecido de un infarto debido a sus problemas cardíacos, pero la autopsia comprobó la muerte por asfixia. Ahora intentan confirmar si la víctima recibió visitas el día previo al hallazgo de su cadáver, tal como se lo adelantó a su empleada doméstica.
Aunque el hecho fue dado a conocer el lunes pasado, el crimen se descubrió el viernes en una casa dentro del barrio cerrado en la localidad bonaerense de Presidente Derqui, y la víctima fue identificada como Roberto Eduardo Wolfenson Band.
Los investigadores determinaron que el viernes cerca de las 17 horas llegó al barrio un profesor de piano con quien el jubilado tomaba clases, pero este no respondió a los llamados. Los custodios ingresaron a la casa junto al maestro y un vecino de confianza --este sabía que Wolfenson siempre dejaba la puerta de atrás abierta--, quienes encontraron muerto al hombre.
La empleada, quien lo vio por última vez con vida el jueves por la tarde, declaró que ese día Wolfenson le pidió que limpiara porque iba a recibir “visitas”, por lo que el fiscal de Pilar Germán Camafreita intenta establecer si efectivamente esa o esas personas llegaron al domicilio y si tuvieron que ver con el asesinato.
La investigación
De acuerdo a lo que pudieron reconstruir, Wolfenson estuvo la semana pasada unos días solo en su casa del country: su esposa se había ido de viaje con amigas y al regresar no volvió a su casa, sino a la de una hija en el barrio porteño de Villa Devoto. Otro dato clave es una sábana que los pesquisas encontraron ya lavada en el tambor del lavarropas, y que la empleada aseguró que ella no la puso allí, sino que la habia colocado en uno de los cuartos que preparó.
“Estamos trabajando con los registros de ingresos y egresos al country, con las cámaras de seguridad y con la línea del teléfono celular de la víctima, que es lo único que se llevaron”, informó una fuente judicial.
Según los registros de esa línea, el viernes último, a las 14 horas fue la última vez que el celular de Wolfenson tuvo actividad antes de ser hallado el cuerpo. El o los asesinos se llevaron ese teléfono. El crimen no tiene como principal hipótesis la de un robo. “Sólo se fueron con el teléfono. Había una caja fuerte con dinero, relojes y otros elementos de valor al alcance, que no tocaron”, remarcó uno de los investigadores.
La autopsia que dio vuelta el caso
Desde la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Pilar y la Fiscalía General de San Isidro estaban molestos con el tiempo perdido por la actuación del primer médico policial que el viernes fue a la escena y revisó el cuerpo. Para él Wolfenson había sufrido un infarto, lo que encajaba con sus antecedentes de arritmias e hipertensión.
Pese a ello, el fiscal Andrés Quintana –quien la semana pasada reemplazaba a Camafreita en su fiscalía y fue el último en investigar el caso María Marta García Belsunce--, tuvo la precaución de ordenar de todas formas la autopsia que hizo darle un vuelco a la causa.
En la morgue, otro médico concluyó que Wolfenson había sido asesinado y que su muerte se dio por asfixia en el marco de una maniobra de “estrangulamiento a lazo” con un elemento compatible con un cordel, cable, soga o hilo muy delgado, que le dejó un surco de ahorcadura y hasta unos cortes en la parte posterior del cuello, sobre la nuca.
En manos de la víctima el forense detectó signos de defensa: marcas en los dedos que podrían indicar que luchó por aflojarse del cuello el cordel. El elemento con el que fue ahorcado no fue hallado en la escena del crimen. El asesino habría tenido la precaución de llevárselo.
Sospechas de la primera versión médica
“Había algo de sangre que el médico justificó con el infarto, no vio el surco de ahorcadura ni los signos de defensa. Que haya dicho que era una muerte natural nos hizo perder valiosas horas para esclarecer el caso”, afirmó una fuente judicial. Desde la fiscalía pidieron explicaciones sobre la actuación del profesional del Cuerpo Médico de San Isidro a las autoridades de la Superintendencia de Policía Científica de la Policía bonaerense.