Para el Indec, la inflación de septiembre impactó menos en los sectores más vulnerables de la población. Mientras que el Indice de Precios al Consumidor (inflación minorista) había arrojado un aumento de 1,9 por ciento, el organismo estadístico informó ayer que las canastas básica alimentaria y total en ese mes se encarecieron 1,4 por ciento. De esta manera, según el informe oficial, una familia tipo compuesta por cuatro miembros, dos adultos y dos menores, requirió de 15.451,58 pesos para no ubicarse por debajo de la línea de pobreza o 6332,62 pesos para no caer en la indigencia. Respecto del año pasado, la Canasta Básica Alimentaria se encareció en un 19,8 por ciento, mientras que la Canasta Básica Total aumentó en un 22,3 por ciento.

 Contra toda lógica económica, la inflación no parece ser para los números oficiales un problema para las familias de menores ingresos, pese a que el aumento de precios de septiembre se focalizó en artículos y servicios de primera necesidad. La conformación del nuevo IPC nacional y la ponderación de los distintos componentes dejan entrever la subestimación de algunos precios que impactan de manera más directa en el bolsillo de la población que en el indicador. Esto impacta en un cálculo a la baja de las mediciones oficiales de pobreza e indigencia.

 Para septiembre, el IPC nacional había arrojado un aumento del 1,9 por ciento contra agosto y por primera vez en el año el acumulado anual superó la meta que el Gobierno estableció para todo 2017 (en el rango de 12 a 17 por ciento) al ubicarse en 17,6 por ciento. La suba del IPC de septiembre estuvo impulsada por Prendas de vestir y calzados, con una suba de 3,8 por ciento, y en Educación, que subió 3,7 por ciento, producto del incremento en las cuotas de los colegios privados. También registraron grandes saltos los apartados de Recreación y Cultura (2,7 por ciento) y Salud (2,4 por ciento, impulsado por los aumentos en la medicina prepaga). Los alimentos treparon 1,8 por ciento.

 Ayer, el Indec informó que una familia tipo de cuatro miembros, compuesto por un jefe varón de 35 años, su esposa de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8, necesitó 211,08 pesos diarios para poder comer. Esto representó un requerimiento de 6332,62 para cubrir la Canasta Básica Alimentaria, medida que permite definir si un hogar es indigente. Si se suman servicios básicos esa misma composición familiar necesita 515,05 pesos diarios, lo que equivale a 15.451,58 pesos para cubrir la Canasta Básica Total, que sirve de vara para establecer si una familia tipo es pobre. Ambas canastas, según el Indec, registraron incrementos del 1,4 por ciento contra agosto.

 En lo que va de 2017 la canasta alimentaria aumentó 16,0 por ciento respecto de los valores de diciembre, mientras que la total, que incorpora servicios, lo hizo un 17,4 por ciento. Para lo que resta del año, a estas subas habrá que agregarle el impacto que tendrá en el bolsillo de estas familias los aumentos previstos en tarifas para los próximos meses, además de la ya implementada alza en combustibles (10 por ciento para la nafta súper y 12 la premium). Según el Indec, la tasa de pobreza en el país se ubica en el 28,8 por ciento.