El domingo por la mañana, el sonido de los tambores retumbando ante los opulentos edificios de la avenida Libertador anunciaron la presencia de La Cámpora en el barrio porteño de Nuñez. Ya desde las siete, la calle estaba cortada por la extensa columna de banderas blancas y celestes que, como todos los 24 de marzo, se pararon firmes frente al Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA, para arrancar su marcha de 13 kilómetros hacia Plaza de Mayo. Entre mates y abrazos, la fiesta incondicional de la resistencia arrancó con miles de personas que desde temprano acudieron al llamado de la cita prevista para esta fecha histórica.

En el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia los organismos de Derechos Humanos y organizaciones políticas y sociales convocaron a una movilización masiva hacia Plaza de Mayo. Cómo todos los años, La Cámpora organizó su ya tradicional marcha desde la Ex ESMA hasta la Plaza, donde conmemoraron, con la Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los 48 años desde el golpe de Estado de 1976. “Caminamos para unir ese punto donde hubo horror, tortura y dolor con el punto en el que las madres y las abuelas emprendieron una lucha histórica”, explicó la secretaria general de La Cámpora y ex legisladora porteña, Lucía Cámpora, en diálogo con Página 12. “ Hoy el pueblo salió masivamente a decir que no olvida y que sigue construyendo memoria y justicia”, aseguró en medio de sus compañeros que cantaban a viva voz “¡No nos han vencido!”.

Los pilusos de Martín y Ramiro con el logo de La Cámpora los cubrían del sol brillante que acompañó toda la jornada. “¡Viva el pueblo, amor!”, gritó al lado una chica de pelo corto y remera con el sello camporista a la altura del ombligo. Las banderas multicolor LGBTQ+ también se colaron entre los marchantes.

“Ni rencor ni odio: justicia y lucha”, se leía en la barredora, la bandera ubicada sobre el piso, que al ritmo de los tambores era sacudida por las manos de los jóvenes militantes. Las trompetas se unieron a esa especie de celebración y, entre saltos y manos alzadas con dedos en "V", avanzaron y abrieron paso por la calle Libertador. Las cámaras atentas se posaron delante de la columna donde se ubicaban las caras conocidas y queridas por los manifestantes. Todos los flashes buscaron fotografiar la foto del abrazo entre Máximo, Wado y Grabois.

Juan Martin Mena, el Ministro de Justicia y derechos humanos de la provincia de Buenos Aires, aseguró que este año la movilización es todavía más especial porque se cumplen “20 años del día histórico cuando Nestor Kirchner recuperó la ExESMA para que hoy sea un sitio de memoria y comenzó el proceso de políticas de memoria, verdad y justicia”.

El arrastre contagioso de los tambores advertía la llegada a los vecinos que, al escuchar su sonido, salían a balcones para saludar antes de sumarse a la concentración en la Plaza. “¡Vamos abuela!”, le gritaban los encolumnados a una señora que aplaudía desde su edificio. Tampoco faltó algún dedo medio alzado de una señora ofendida con los muchachos en la calle, pero la respuesta fueron sonrisas cómplices y canciones como: “No me importa lo que digan, los gorilas de Clarín, vamos todos con Cristina, a liberar el país”.

“Hoy es una marcha distinta, porque, más allá de recordar a los compañeros, las marchas del 24 durante mucho tiempo tuvieron una lógica de resistencia y denuncia frente a los retrocesos en materia de derechos. Villarruel lo dejó claro cuando dijo que no entendía qué festejamos. Nosotros no festejamos los 24, los conmemoramos. Pero lo que sí tenemos es la alegría de lo que supimos construir como sociedad: un país sin impunidad, donde las personas pudieron ver condenados a los verdugos de sus familiares”, dijo Horacio Pietragalla Corti, el exSecretario de derechos humanos de Nación, en diálogo con este medio.

La movilización se realizó a tan solo días de conocer el ataque a una integrante de la agrupación H.I.J.O.S. por dos personas que irrumpieron en su casa por la fuerza y dejaron la firma de “VLLC” pintada en su pared. “Es imposible pensar en eso y que no se nos ponga la piel de gallina. Frente a esto tenemos que solidarizarnos con la compañera y en esa solidaridad redoblar nuestros esfuerzos con más organización y con cuidados. Las madres y abuelas nos enseñaron que en momentos en los que el escenario es muy hostil y la desesperanza puede acudir, es cuando más hay que seguir construyendo organización, sembrando las semillas y persiguiendo nuestros sueños”, expresó Lucía Cámpora. Por su parte, Pietragalla advirtió: “Lo que pasó con la compañera militante de H.I.J.O.S. impacta, pero justamente nuestra canalización de la bronca es salir, marchar, exigir y recordar. Y esto que paso lo único que va a lograr es que haya cada vez más gente en la Plaza”.

Llegando al Túnel del Libertador el final de la columna no se alcanzaba a ver. Incontables eran las banderas blancas con sello camporista celeste y negro que se extendían por la avenida.

Cada bandera tenía escrito el nombre de la provincia desde donde había viajado la militancias. Córdoba, Entre Ríos, Paraná, Salta y todas las provincias del país dijeron presente en la columna. Así era el caso de Mariela y Gabriel, que tuvieron 12 horas de viaje desde Cruz del Eje en Córdoba para llegar a marchar. “Venimos todos los años”, dijo Mariela y aseguró que tiene “30 mil razones para estar presente”. Por su parte, Paco y Juli salieron el sábado a las cuatro de la tarde de Chilecito en La Rioja para llegar el domingo a las ocho de la mañana. Ellos contaron que era la primera vez que hacían la caminata y lo que más les sorprendió fue “ver la magnitud de la cantidad de gente”.

La consigna de la convocatoria general para este año fue “Nunca Más miseria planificada”. Sobre esto, el Diputado nacional y Presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, sostuvo en diálogo con Página12: “Cuando vemos las decisiones económicas que va tomando este nuevo gobierno, observamos que son las mismas que ya se han aplicado una y otra vez en la Argentina, que no funcionaron y no van a funcionar. Cuando Cristina en su documento menciona la inflación que recibió el gobierno del presidente Alfonsín, es justamente para mostrar el desastre económico que dejó la dictadura que, con el terror, barrió la resistencia”. “¡Máximo!”, le gritaban con cariño las personas para saludarlo. Con los dedos en "V" y una sonrisa agradeció el gesto y siguió: “Cualquiera puede hacer que los números cierren dejando millones de personas afuera. Lo difícil es desarrollar tu país y ordenar la economía con tu pueblo adentro”.

Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, se refirió también a la consigna y sostuvo en diálogo con este medio: “La dictadura cívico-militar fue el horror en términos de la represión, de desaparición y tortura, pero que todo eso fue con el fin de poder implementar un plan económico de miseria planificada, como decía Walsh. Este es el mismo que fue rompiendo todo el tejido social y productivo de la Argentina durante los 90, el mismo que llevó adelante Mauricio Macri y el de ahora, pero con una violencia y virulencia aún mayor”.

Ya frente al Obelisco, los bocinazos y silbidos sirvieron de advertencia. “¡Abran paso, llegó la JP!”, cantaron todos los participantes de la aguerrida columna, al momento de ingresar a Plaza de Mayo. El mar de banderas y el humo de bengalas inundaron de celeste y blanco las calles del microcentro porteño. Hipólito Yrigoyen quedó colmada de los “soldados de Perón”, que avanzaron a paso firme hacia el encuentro con las Madres y Abuelas.