Víctimas de las dictadura brasileña y activistas de derechos humanos marcharon este domingo en San Pablo para conmemorar los 60 años del golpe militar. "¡Dictadura nunca más!" y "¡castigo a los generales!", corearon las decenas de personas concentradas frente al edificio del DOI-Codi, el mayor centro de torturas de opositores al régimen militar (1964-1985).

Los manifestantes pidieron al gobierno el establecimiento de una política de memoria y la reinstauración de la Comisión Especial de Muertos y Desaparecidos Políticos, algo que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometió pero que todavía no ha cumplido. Amelinha Teles, antigua militante comunista de 79 años que fue torturada durante semanas en el DOI-Codi, reivindicó la necesidad de recordar el golpe de 1964 que derrocó al gobierno de João Goulart porque "la democracia no se hace con olvido".

"En Brasil no existe una política de Estado sobre la memoria", aseguró Teles, quien portaba una pancarta con la foto de una mujer asesinada durante la dictadura. La activista está luchando para que el DOI-Codi se convierta en un memorial sobre la resistencia al régimen militar, porque por el momento no hay siquiera una placa que mencione el pasado oscuro de ese lugar.

Muchos de los asistentes a la marcha se declararon decepcionados por la negativa de Lula de conmemorar la fecha, en un momento en que las relaciones con el Ejército están tensas por las investigaciones policiales sobre una supuesta trama golpista para mantener al expresidente Jair Bolsonaro en el poder. La policía brasileña investiga la participación de Bolsonaro, de dos exministros de Defensa durante su gobierno y de otros miembros de la cúpula militar en un intento de anular los resultados electorales que le dieron la victoria a Lula en 2022.

"Mantener la verdad histórica"

La expresidenta Dilma Rousseff, exguerrillera y víctima de torturas durante la dictadura militar, defendió la importancia de recordar el golpe del 64. "Mantener la memoria y la verdad histórica sobre el golpe militar que ocurrió en Brasil hace 60 años es crucial para asegurar que esa tragedia no se repita, como casi ocurrió recientemente el 8 de enero de 2023", escribió en redes sociales la política progresista que gobernó el país entre 2011 y 2016, cuando fue derrocada por el Congreso.

Rousseff apuntó, además, que "la historia no borra las señales de traición a la democracia ni limpia de la conciencia nacional los actos de perversidad de quienes exiliaron y mancharon de sangre, tortura y muerte la vida brasileña durante 21 años".