El lunes pasado un cadáver descubierto en una valija en Santiago de Chile. Todo comenzó cuando un reciclador de basura descubrió una valija en el barrio de Ñuñoa y, al abrirla, encontró restos humanos en avanzado estado de descomposición, correspondientes a una mujer de unos 60 años, con una data de muerte de más de 6 meses.

La historia tomó un nuevo giro, poco después, las cámaras de seguridad revelaron a había sido una monja, por lo menos en apariencia, quien había arrastrando hasta el lugar la valija que contenía el cadáver, un dato que quedó registrado en un video que ya es viral en el país vecino. 

Las investigaciones posteriores identificaron a Lorenza Patricia Ramírez Barrera, de 80 años, como la mujer que transportaba la valija, mientras que los restos pertenecían a Erica Alejandra Fernández Mora, de unos 20 años menos. Sorprendentemente, la policía determinó que no había señales de asesinato, sino algo que llamaron "un pacto de silencio" entre dos religiosas "para acompañarse más allá de la muerte".

Según lo que se desprende del testimonio de Ramírez Barrera, los restos correspondían a una monja que falleció en abril de 2023 debido a un cáncer. Afirmó también que habían hecho un pacto para "no denunciar si alguna de las dos moría". Sin embargo, surgieron preguntas sobre por qué decidió deshacerse de la valija y cómo ocultó los restos durante tanto tiempo.

Ramírez Barrera, viuda desde 2008, había comenzado una relación amorosa con Fernández Mora años después, y decidieron convertirse en laicas consagradas. El pacto entre ambas consistía en "no denunciarse en caso de fallecimiento y cuidarse hasta el final de sus días".

Un nuevo giro desconcertante se sumó a esta historia cuando el Arzobispado de Santiago confirmó que ni Ramírez Barrera ni Fernández Mora eran monjas. “La mujer adulta mayor no es religiosa, ni pertenece a un instituto de vida consagrada de la iglesia católica”, precisó la Arquidiócesis.