Desde Brasilia
Jair Bolsonaro volvió a la escena del crimen en la playa de Copacabana. El ex presidente exaltó al magnate Elon Musk e insultó a Luiz Inácio Lula da Silva, durante el acto realizado en la playa más conocida de Río de Janeiro, en el mismo lugar donde hace dos años estuvo al frente de una movilización en la que cometió delitos que le valieron una condena.
En la movilización de este domingo sobraron las palabras exaltadas, de parte del líder, de su esposa Michelle Bolsonaro y de un pastor evengélico-sionista, pero faltó público.
Bajo un sol fuerte gracias al cual si hacía más refulgente el amarillo de las camisetas de la selección nacional vestidas por la mayoría de los participantes, la concentración reunió poco menos de 33 mil personas, según un informe del Monitor de Debate Político de la Universidad de San Pablo. Ese mismo instituto había registrado 185 mil participantes en el acto realizado por Bolsonaro el 25 de febrero pasado en el centro de San Pablo.
El amarillo empezó a dominar las calles brasileñas en 2015, cuando comenzaron los actos en pro de la caída de la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT). Desde entonces, y salvo excepciones, el rojo petista y de la izquierda en general no ha sido capaz de movilizar como lo hace esta derecha intensa, pese a que este domingo en Río hubo menos gente de lo esperado.
Aire carnavalesco
La concentración comenzó poco después de las diez horas cuando un locutor de voz latosa anunció desde lo alto de un camión similar a los usados en los desfiles de carnaval : “hola nación brasileña, vamos a recibir con un aplauso al gran organizador de este evento, el pastor Silas, Silas, Siiiiilas Malafia”, un evangélico casi fascista que dedicó su intervención a atacar, y por momentos amenazar, al Supremo Tribunal Federal.
Poco después desde los parlantes salió otro aviso estruendoso: “y ahooooora nación carioca yo anunció a ella que representa a las mujeres brasileñas, vamos a recibir a doña, doña…doñña Michelle Bolsonaro”. La ex primera dama, que es muy evangélica, usó su discurso para hablar mal del feminismo y bien de las mujeres “femeninas”.
Musk
Al igual que sus seguidores, Bolsonaro se presentó con un casaca de la selección pentacampeona del mundo de pobre desempeño en los últimos mundiales de la mano del crack bolsonarista Neymar.
“Lula ladrón, amante de Fidel Castro” dijo en el inicio de una intervención que estuvo centrada en Elon Musk, propietario de la plataforma digital X, la antigua Twitter.
“Pido un aplauso para el hombre más rico del mundo , el hombre que nació en Africa del Sur, dueño de una plataforma cuyo objetivo es que el mundo sea libre, que tuvo el coraje de mostrar, con algunas pruebas y otras que vendrán, para donde está yendo nuestra democracia, cuanta libertad hemos perdido ”.
De acuerdo con el máximo referente conservador brasileño, Musk es víctima del asedio del Supremo Tribunal Federal a través de la eliminación de perfiles la red social X, que pusieron en duda la victoria de Lula en las elecciones presidenciales de octubre de 2022 y luego alentaron el golpe lanzado el 8 de enero de 2023, por parte de millares de militantes que acamparon durante semanas en las puertas del Cuartel General del Ejército, en Brasilia, donde fueron acogidos por los jerarcas de esa Fuerza Armada.
Congreso de Estados Unidos
Musk optó por militar abiertamente en el bolsonarismo desde el 6 de marzo cuando comenzó a lanzar ataques contra el Supremo, tildando de dictador a uno de sus jueces, Alexandre de Moraes, antes de liberar transmisiones en vivo de golpistas cuyos perfiles fueron removidos por orden judicial. Iniciativa mediante la cual Musk desafió la soberanía brasileña, según denunció Lula.
Posteriormente un grupo de diputados del Partido Republicano que responden al ex presidente Donald Trump y que serían permeables a los pedidos de Musk, presentó la semana pasada un informe ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes estadounidense.
Titulado “Los ataques a a libertad de expresión en el exterior. El caso Brasileño”, el dossier contiene documentos que están bajo secreto de sumario en el Supremo brasileño, y fueron obtenidos gracias a la X Corp.
Mientras ocurría esta ofensiva en Washington, en el Congreso brasileño senadores de ultraderecha recibían en una audiencia al periodista estadounidense, Michael Shellenberguer, tenido como un apadrinado de Musk, quien denunció el “complejo industrial de la censura” existente en Brasil y otros países.
Semejanzas
Las acusaciones realizadas por los diputados trumpistas-muskistas en Washington, y las afirmaciones del periodista norteamericano posiblemente patrocinado por el dueño de X, en Brasilia, se parecen entre sí y no son muy distintas a las afirmaciones hechas este domingo por Bolsonaro, cuando aseguró ser víctima de la persecución de un régimen dictatorial que le impide ser candidato en las elecciones presidenciales de 2026.
La similitud entre los guiones presentados en Washington, Brasilia y Río de Janeiro también indican una eventual articulación entre bolsonaristas y agentes políticos al servicio o vinculados, a Musk.
Esa sospecha se fortalece con las reuniones mantenidas recientemente por el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente, con legisladores republicanos en la capital norteamericana.
Este tipo de articulaciones comenzaron años atrás cuando el bolsonarismo se aproximó a Trump, relación que sigue en pie, pero ahora adquirieron otra dimensión: el acuerdo es con una nueva clase de personaje, un hipermillonario como es Musk, que al parecer tiene ambiciones de poder político global. Lo cual se constata con su irrupción desembozada en la política brasileña, donde su abierta simpatía por Bolsonaro se completa con sus ataques a Lula; en la Argentina del presidente Javier Milei, a quien recibió hace 10 días en Texas, y antes, en el apoyo al golpe contra el presidente boliviano Evo Morales en 2019.
Falta a la verdad
Bolsonaro faltó a la verdad este domingo, al hablar desde lo alto de un inmenso camión estacionado junto a las arenas de Copacabana, cuando se describió como víctima de un régimen no democrático que lo inhabilitó para disputar las presidenciales de octubre de 2026, en las que Lula posiblemente intentará disputar su cuarto mandato.
En rigor de verdad su impedimento se debe a una condena del Tribunal Superior Electoral (TSE) basada en un acto realizado en esa misma playa, el 7 de setiembre de 2022, usando el dinero y la estructura del gobierno para hacer campaña proselitista. En aquel acto muy concurrido, en el que participaron entre 60 y 70 mil personas, el doble de los que asistieron este domingo, Bolsonaro cargó contra los gobiernos progresistas de la región, incluyendo Argentina, y atacó a Lula, faltando menos de un mes para los comicios presidenciales.
Trama golpista
Eso no es todo. El ex presidente olvidó decir este domingo ante simpatizantes que cantaron consignas poco democráticas, que el Supremo Tribunal Federal lo está investigando por una trama golpista iniciada dos meses antes de la concentración realizada en Copacabana en setiembre de 2022.
El 5 de julio de aquel año el entonces mandatario y candidato a la reelección discutió con sus ministros, entre ellos varios generales, un plan sedicioso contra Lula que incluía la opción de impedir la votación del 2 de octubre ante la posibilidad de una victoria del petista.
La reunión con los argumentos golpistas fue grabada por el entonces edecán presidencial, el ahora arrepentido teniente coronel Mauro Cid, y el video está en poder del Supremo. La verdad es que con base en esa prueba retumbante, a Bolsonaro no lo acosa una dictadura sino el riesgo de ser condenado por golpista.