-Vos te considerás un pesimista, he leído por ahí.
-Sí, sí, ¿justamente hoy me lo tiene que preguntar?
-¿Cómo hace un pesimista para sobrevivir, en este momento en que estamos?
-Es que se sobrevive por pesimista. El que no sobrevive es el optimista, ese que cree que le va a ir bien, y entonces pone un negocio en diciembre.
El stand 705 del Pabellón Azul de la Feria del Libro retumba en risas y aplausos, mientras el ingenio de Alejandro Dolina sigue su curso habitual. En este caso, durante una charla mano a mano, “a radio abierta”, con la periodista Victoria Ginzberg (secretaria de redacción de PáginaI12) organizada por la AM 750 y el Grupo Octubre. “Igual, el pesimista siempre tiene algo de farsante, está diciendo `siempre ocurre lo peor`, y por atrás, hace cuernos”, resolvió el “Negro”, acerca de uno de los tantos temas que abordó, acompañando el anochecer de un domingo lluvioso.
Entre ellos, su mirada sobre las redes sociales y la tecnología, aplicada al mundo de la comunicación. ¿Qué diferencia hay entre un streaming y el locutor de Radio Splendid de 1964?... ninguna, porque usan el mismo lenguaje, un lenguaje que no ha de morir nunca”, sostuvo, ante un stand otra vez desbordado de asistentes. “Respecto de las redes, no me niego tenazmente a usarlas. Hay gente que se niega a utilizar cualquier elemento tecnológico, creyendo que se trata de una conspiración contra la poesía, o contra la cultura. Por ejemplo, no usan el timbre… golpean la puerta, o tiran ladrillos a las chapas, porque dicen que sino conspiran contra el resultado de su poemario (risas). Cuando quiero comunicarme con mis parientes, o con mis hijos, les escribo por las redes, y no siento que estoy traicionando a Edgar Allan Poe”, dijo el escritor, músico y conductor radial, desatando carcajadas entre el público.
“Otra cosa es cuando -las redes- se ponen al servicio de entidades superiores que te manipulan, y esta sí es una conversación filosófica interesante (…) En este punto, no solo que no me llevo bien con las redes, no me llevo bien con ninguna de las otras formas de manipulación y de servidumbre de los poderes reales, que van desde el periodismo hasta la venta de determinados objetos. Tampoco me voy a oponer cerrilmente a cualquier efecto producido por el capitalismo, solamente porque de esta manera estoy aceptando la manipulación (…) si uno tiene una licuadora, no va a pasar horas tratando de exprimir una banana”, fue otra de las reflexiones con ocurrencia del conductor de La Venganza será Terrible, programa que actualmente se emite de martes a sábado, entre la 0 y las 2, por AM 750. “Otra cosa que influye en la relación que uno tiene con las redes, es la comprobación de un porcentaje altísimo de personas crueles y perturbadas que hay en el mundo (…) Debe haber alguna forma de rechazar esta cruelización de la sociedad, pero es difícil, porque la crueldad no solo ha ganado espacio, sino prestigio y glamour. Hay tipos que se complacen de ser crueles (…) ¿Cómo se sale de esto?, bueno, acerquémonos, busquemos al otro, porque la crueldad empieza cuando uno ve al otro como un competidor, y no como un hermano, como un ser al que puede ayudar a vivir. Creo que ahí está la cosa”.
Dolina se refirió además al lugar que ocupa su programa en el contexto de la radio actual, no tan distante de cuando empezó con Demasiado tarde para lágrimas, allá por 1985. “Cuando me vinieron a buscar de 'El Mundo', la radio era igual que ahora… ya no había programas específicos ni temáticos como en la vieja radio. Ahora solo hay programas editoriales, periodísticos. Lo que antes duraba cinco minutos, el noticiero, ahora dura 24 horas”, manifestó el Negro. “Aunque por ahí, bueno, nosotros seguimos haciendo cosas de aquella radio como la presencia del público en los programas. No nos adaptamos del todo a la forma de hacer radio de hoy, y trajimos algunas cosas de la vieja radio”.
El hacedor de Crónicas del ángel gris, se refirió también al trabajo en común con sus hijos; al Jauretche, que por él se hizo peronista a los 20 años; y a la gesta de la mujer en la Argentina, que consideró como la más “revolucionaria de estos tiempos”. Además, a las cosas que lo hacen reír. “Los humoristas profesionales no me dan risa (…) porque lo gracioso es el humor que aparece como un condimento en una obra que tiene otro propósito, que no es el de contar los cien mejores chistes de la lengua castellana”, ironizó. En sentido similar, y acorde al contexto, Dolina mencionó a los escritores que le producen especial disfrute (Borges, Cortázar, Marechal, Chesterton, Dostoievski), y admitió un cambio en sus hábitos de lectura. “Era más lector antes que ahora, que empiezo los libros por el medio… me falta paciencia”, rió. “Leo mucho, pero me parece que con menos vocación que antes. Me acuerdo de tardes enteras en mi casa que hubieran sido muy tristes, pero tenía en la mano un libro que no podía soltar como Crimen y Castigo, y no me importaba nada más que descubrirlo. Hoy no. Hoy, leo desordenadamente, y me interesa la ciencia".
-¿Qué te interesa de la ciencia? -preguntó la periodista.
-Física, porque tiene mucha fantasía. Incluso es más fantástica que algunas formas artísticas.
La frase desató otra andanada en el auditorio, y ya no quedó tiempo para más: los ecos quedaron rebotando en los pasillos de una Feria que, ya entrada la noche del domingo, empezaba a vaciarse: las caras que salían del Pabellón Azul daban cuenta de la satisfacción de otro encuentro a puro disfrute con el ilustre hijo dilecto de Flores.