“No había focus groups cuando empezamos a gobernar. Fue la convicción la que nos llevó a poner a los derechos humanos como un pilar fundamental de nuestra política”, señaló ayer la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner enviando un tiro por elevación al gobierno macrista en un acto en el centro Cultural Caras y Caretas en el que las colectividades judía y árabe recordaron en conjunto a los detenidos desaparecidos y presentaron el espacio de convivencia Alef.

En el encuentro se homenajeó al músico Miguel Angel Estrella y estuvo presente la consigna por la libertad de la dirigente social jujeña Milagro Sala, encarcelada por el gobierno de Cambiemos y por la que distintos organismos internacionales ya pidieron su liberación por considerar “arbitraria” su detención.

“Es tiempo de organizarnos en distintos frentes. Debemos unirnos en la convivencia y dejar atrás los enfrentamientos artificiales. Ese es el ejemplo que nos marca el espacio Alef. Debemos tener compasión, que pasa por tener una actitud de humanidad y solidaridad con el otro”, destacó Cristina abriendo el llamado a la organización popular y poniendo como ejemplo a los organizadores del evento. En el espacio Convivencia Alef las organizaciones Llamamiento Judío Argentino y el  El Ojo Moro confluyen por sobre las diferencias que las comunidades que representan tienen fuera de la Argentina. “Es una lástima que la Argentina vuelva a ser noticia por no respetar los derechos humanos”, señaló al mencionar en el acto la situación de Sala y los dirigentes de la Tupac Amaru en Jujuy, y se lamentó porque “la Argentina vuelve a tener presos políticos”. Y agregó: “Es lamentable que hayamos perdido en unos pocos meses el prestigio que supimos conseguir en materia de respeto de los derechos humanos. ¿Así nos querían integrar al mundo? Que piensen algo diferente”, dijo, al criticar la decisión del presidente Mauricio Macri de hacer oídos sordos a las opiniones de la Naciones Unidas, el secretario general de la Organización de Estado Americanos y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que solicitan la libertad de Sala. “Nos gustaría ir a visitarla, seguramente lo haremos”, anticipó después, dejando en el aire un posible viaje al penal de Alto Comedero donde se encuentra la dirigente detenida.

Militantes de distintos lugares de la ciudad se congregaron en la sala del centro cultural Caras y Caretas y sus alrededores para saludar y escuchar a la ex presidenta. Con el signo de las agrupaciones, muchas de La Cámpora, las remeras tenían sus distintivos. En una que rezaba “Pingüinos” con los colores de la bandera argentina en la parte de atrás “el  lugar del militante es junto a su pueblo”, tomando frases de los discursos de Cristina. Afuera, la calle Venezuela estaba colmada de gente que no pudo ingresar a la sala, pero que esperó hasta que CFK  se retiró del lugar, una hora y media más tarde.

En la sala estaban representantes de los organismos de derechos humanos, como Rosa Roisinblit, de Abuelas de Plaza de Mayo, Lita Boitano, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y el dirigente de HIJOS Carlos Pisoni, además del presidente del Partido Justicialista porteño Victor Santa María y los ex ministros de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, y de Salud, Daniel Gollán. También se sumaron el filósofo Ricardo Forster, el periodista de PáginaI12 y presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales, Horacio Verbitsky y el ex senador Daniel Filmus.

La ex presidenta recordó que durante la última dictadura militar desaparecieron 300 ciudadanos de origen islámico y cerca de dos mil judíos, “con los cuales hubo un especial ensañamiento”, algo que “consta en la documentación que consignan las violaciones a los derechos humanos cometidas por el terrorismo de Estado”. Los datos fueron proporcionados por Jorge Elbaum, del Llamamiento Argentino Judío y Alí Mustafá de El Ojo Moro quienes resaltaron la unidad de ambos pueblos, pese a dirigentes y políticas externas y grupos internos como “la Daia y la AMIA, que no representan a la mayoría de la comunidad”, aclaró Elbaum. Ambos destacaron que el homenaje era “a los treinta mil detenidos desaparecidos”, representados en las dos comunidades.

Durante el acto, una placa fue para el músico Miguel Angel Estrella por su aporte a la integración de los pueblos con el proyecto de la Orquesta por la paz, en la que reúne a músicos de todas las religiones. Estrella, que fue preso político durante la dictadura, es de origen libanés y en sus viajes adoptó una madre judía “que fue una muy buena bobe” de sus hijos, destacó el pianista, que en los años setenta llevó la música clásica a los barrios más humildes.