Ernesto Villanueva tiene 78 años, es sociólogo graduado de la Universidad de Buenos Aires. “De cuando Sociales no existía y sociología se estudiaba en Filosofía”, aclara este hincha de Racing que fue primero rector organizador y luego el primer rector electo de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) de Florencio Varela.

Amplio conocedor del sistema universitario nacional y de sus principales protagonistas, Villanueva estuvo circunstancialmente a cargo del rectorado de la UBA, entre 1973 y 1974, cuando la forzada renuncia de Rodolfo Puiggrós lo obligó a dejar la secretaría general para reemplazarlo.

Villanueva, en diálogo con Buenos Aires/12, sostiene que el actual gobierno nacional, producto de una conjunción de factores, carece absolutamente de política universitaria, que impera una mirada táctica que se convierte de hecho en una política de “manta corta” y que eso ha logrado, como efecto no deseado, el consenso de la comunidad universitaria alrededor de su defensa.

--¿Esto es la tormenta perfecta universitaria?

--Entiendo que acá, para explicar esta situación, confluyen tres factores distintos. El primero es estrictamente coyuntural y tiene que ver con metas fiscales, déficit cero y el repertorio habitual de esta clase de gobiernos. Le dieron una lapicera al ministro Luis Caputo para que tache gastos. Entonces hace exactamente eso, tacha gastos: le tocó primero y especialmente a los jubilados, que son un sector con menos posibilidades de defenderse o presionar, le toca a las provincias y los gobernadores ven qué hacen y le toca al estado en general, del INCAA a Télam. En esta categoría general de ajuste entran las universidades. Luego hay una cuestión de visión del Estado en tanto agente económico. Ellos, lo dijeron claramente en más de una ocasión, creen que el Estado es una organización criminal, entonces, desde su perspectiva, achicarlo, reducirlo, está bien. Por último, hay una cuestión estrictamente ideológica. Ellos creen en lo individual, en la competencia, no en lo colectivo, mucho menos en lo solidario. Para ellos, todo debería ser individual, desde la jubilación hasta la educación universitaria. Por eso, aunque todavía se cuidan de decirlo, están a favor del arancelamiento.

--¿Y cómo pega en las universidades bonaerenses en particular?

--La variable clave no es la geográfica sino la antigüedad. La provincia de Buenos Aires tiene muchas universidades jóvenes que son las que más lo sufren. Esta situación no representa lo mismo para universidades consolidadas como las de La Plata, el Centro o el Sur, que tienen sus sedes en Tandil y Bahía Blanca, que en Avellaneda y Jauretche, que son del 2010, o en las más recientes, como Almirante Brown y San Isidro. En estos últimos casos, el desfinanciamiento puede truncar determinados proyectos o carreras.

--Un panorama apocalíptico.

--La consecuencia de todo ese combo es la ausencia absoluta de política universitaria. Una política universitaria podría ser la decisión de financiar o priorizar las universidades de zonas desfavorables o las carreras con determinada orientación. La verdad es que no hay nada de eso. La primera mención que hizo el Presidente al mundo universitario fue, para el inicio de clases, cuando fue al colegio privado al que asistió, para acusar a un docente de la Universidad de Belgrano… 

--¿Por fuera de la universidad pasa algo similar?

--Me parece que esto no les ocurre exclusivamente en el plano universitario. Ellos creen que si ajustan gastos y limitan o eliminan la emisión monetaria, van a lograr atraer inversiones. La verdad, es una lectura pésima, muy precaria, que a la vez se combina con una visión religiosa de la realidad.

--¿Priorizar a la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre las otras universidades no fue una decisión política?

--Siempre hacen lo mismo, hay una suerte de patrón de conducta repetido. Con el que tiene fuerza, cuando no les queda otra, retroceden. No es lo mismo cortar la calle Marcelo T. de Alvear, en la Ciudad de Buenos Aires, donde funcionan algunas dependencias de la UBA, que cortar la avenida Calchaquí, donde está la UNAJ. Todo es táctico, todo sobre la marcha, sin planificación ni anticipación. La decisión no fue muy elaborada, fue "tratemos de apagar este incendio".

--¿En este caso qué significa?

--Significa una suerte de “manta corta”. Hay un conflicto en la UBA, entonces corren a tratar de pararlo. Aun si lo logran, lo hacen al costo de generar un conflicto mayor en otras universidades, que a su vez tienen aliados o representación política. Flavio Fama es senador nacional por la provincia de Catamarca por la Unión Cívica Radical. Fue rector de la universidad nacional de su provincia, ama a su universidad, ¿cuán contento puede estar con esta discriminación? Otro es el diputado nacional Miguel Pichetto, que fue prácticamente el principal impulsor de la creación de la Universidad Nacional de Río Negro. Tampoco creo que esté muy contento. Y si esto lo viven todas como una provocación, peor lo viven las más grandes, como la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) o la Universiada Nacional de Rosario (UNR), que además son universidades con amplio e histórico predominio radical.

--¿Hace alguna diferencia en este caso?

--En materia universitaria no. Yo hablo con muchos rectores en actividad e integro la Asociación de ex Rectores de Universidades Públicas (AERUP), donde hay gente de distintas trayectorias políticas. Todos estamos de acuerdo en una amplia e irrestricta defensa de la universidad pública.

--¿Entonces van a dar el aumento? 

--La política es muy sencilla: "trato de no ponerla, pero si no queda otra la pongo". También observo una gran preocupación por tener la última palabra, por no aparecer cediendo. Cuando la Cámara de Diputados emplaza a las comisiones para que resuelvan, la ministra Sandra Pettovello los convoca, y al convocar la ministra, la cámara adelanta la reunión. Algo similar puede decirse del conflicto social en Misiones. Ellos no se meten porque lo consideran un tema del gobernador. Mientras ocurra en una única provincia, es discutible pero lo pueden decir. ¿Y si pasa en dos o en tres a la vez? Lo mismo con España. Según ellos, “el presidente estuvo muy bien, el problema son los españoles”.

--Aun suponiendo que se resuelve la cuestión operativa, falta abordar la cuestión salarial, que es el 90 por ciento.

--Exacto. Todavía no garantizaron el funcionamiento universitario. Este tema pasaba centralmente por el Consecjo Interuniversitario Nacional (CIN). En el otro, el CIN acompaña, pero el protagonista es el movimiento obrero. Los no docentes con Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (Fatun) y los docentes con la Conadu y la Federación de Docentes de las Universidades (Fedun). Sin docentes no hay clases y sin no docentes la universidad directamente no abre. Así de simple.