Cuando Javier Milei (foto)–el más extremo de los neoliberales– reivindica la palabra libertario, se está apropiando de la palabra libertad en uno de sus derivados.

El neoliberalismo llegó para promover, en sus propios términos, la liberación de la opresión estatal, que ya no era una solución, sino un problema.

Al hacer coincidir la libertad con el mercado, el Estado coincide con la opresión. Una sociedad sin Estado –o con un Estado mínimo– sería la mejor expresión de una sociedad fundada en la libertad.

Libertario, que expresaría la lucha por la libertad, acaba expresando la lucha por el dominio del mercado, de los grandes monopolios que controlan el mercado.

Al buscar la mercantilización general de la sociedad, el neoliberalismo ataca directamente los derechos de las personas. Promueve el poder de los empresarios a expensas de los derechos de las personas, que los transforman en ciudadanos.

La mercantilización de las relaciones sociales busca transformarlo todo en mercancías. Desintegra la sociedad, el Estado, fragmenta todas las relaciones sociales, convirtiendo todo en una mercancía. Transformar derechos en mercancías, con precio, con compra y venta.

A través de este mecanismo, el neoliberalismo corroe la democracia, el Estado de derecho, fragmentando absolutamente la sociedad, el Estado, aislando a los individuos unos de otros.

Se propone que las sociedades en las que prevalecen las mercancías sean las más libres, más democráticas y más libertarias. Pero, en realidad, son las sociedades más desiguales, con mayor grado de exclusión social, con más violencia y represión.

Una sociedad como Cuba, que es la más solidaria de todas, es la sociedad con más derechos y menor exclusión social –aún con todas las dificultades que padece hoy-, una sociedad con la menor violencia del mundo. Es una sociedad antineoliberal.

Una sociedad como la norteamericana es probablemente la más desigual del mundo, entre ricos y pobres, entre riqueza y pobreza, la más violenta de todas, con la mayor cantidad de armas diseminadas por toda la sociedad. Es una sociedad neoliberal esencial.

Cuanta más democracia, más derechos consagrados, menos neoliberalismo. Cuanto más neoliberalismo, menos democracia, menos derechos.

La mejor manera de luchar contra el neoliberalismo es afirmar la democracia en la sociedad, con derechos que alcancen a todos y garantizados por el Estado.

La mejor manera de luchar por el neoliberalismo es debilitar el Estado, destruir los derechos de las personas, afirmar la individualidad como un valor absoluto.

O democracia o neoliberalismo. O neoliberalismo o democracia.