Desde Posadas

En Misiones existe un fenómeno fluvial muy curioso conocido como Bairuzú, derivación del Voirusú, víbora gigante que, según los guaraníes, se devoraba las canoas. Se trata de un violento movimiento arremolinado en las aguas del Paraná (la frontera natural de la provincia con el Paraguay), especialmente a la altura de Montecarlo, localidad que se encuentra a medio camino entre Posadas y Puerto Iguazú. Y si bien no se conoce con precisión qué es lo que origina estas turbulencias, la versión más compartida habla de un choque entre el río y la topografía pedregosa de su lecho. Las consecuencias del Bairuzú pueden ser peligrosas, ya que estos potentes remolinos son capaces de tragarse hasta a los barqueros más idóneos en la navegación. En suma: no se sabe cuándo comienza, tampoco cuándo termina, y ni siquiera los estragos que es capaz de ocasionar.

Algo similar al Bairuzú está sucediendo ahora mismo en la provincia litoraleña, cuyas derivaciones de las tensiones producidas por los reclamos salariales de distintos sectores hacia el gobierno misionero son, a esta altura, imprevisibles. Después del escrache que docentes y médicos hicieron el jueves pasado frente al edificio habitado por mandatario Hugo Passalacqua, el nuevo episodio de esta saga en creciente escalada tomó ayer sábado como destinatario de la misma modalidad a Carlos Rovira, algo impensado en estas tierras.

Mientras la agenda nacional estaba atenta al acto del presidente Javier Milei en el Cabildo de Córdoba, el 25 de mayo aportó desde Misiones un hecho sin precedentes para la provincia litoraleña y extremadamente sensible en el contexto de las numerosas protestas que aquí se viven desde hace diez días: una caravana de autos procesó hasta la casa de Carlos Rovira, el conductor del Frente Renovador para la Concordia y principal líder político de la región.

La decisión fue tomada luego del locro popular que coronó las actividades por el 25 de mayo que maestros y profesores organizaron en su acampe de calle Uruguay y Trincheras de San José, en el barrio posadeño de El Palomar. Esta excursión a la suntuosa vivienda de Rovira en la exclusiva zona de Puerto Laurel, al noroeste de la capital provincial, tomó por sorpresa a muchos, ya que nunca en sus tres décadas de actividad política el dos veces gobernador de Misiones había padecido una acción de protesta de semejante magnitud.

Entre las distintas versiones acerca de los motivos que empujaron a esta movilización, varios coinciden en señalar los mensajes ofensivos que distintos funcionaros del gobierno misionero le dedicaron a los acampantes de la calle Uruguay en las primeras horas del día, usando el aniversario de la Revolución de Mayo como excusa para motorizar esta clase de mensajes incriminatorios. 

Según distintas fuentes, la caravana a la casa del fundador de la Renovación ya había sido planteada el mismo jueves en la puerta de la Legislatura, aunque finalmente decidieron ir a lo de Passalacqua pues éste último domicilio estaba mucho más cerca de la Cámara de Representantes.

Al momento del arribo de las columnas de autos, ya estaba presente en la cuadra de la residencia de Rovira un nutrido personal de seguridad, principalmente hombres vestidos de civil que oficiaron de barrera humana sobre la entrada. Hubo un breve forcejeo inicial entre ellos y algunos manifestantes que querían superar el portón de acceso, aunque sin mayores consecuencias. Luego se agregaron al operativo varios uniformados de fuerzas especiales con escudos e incluso una autobomba de bomberos.

En ese contexto, los docentes hicieron lo mismo que el jueves pasado, cuando marcharon al domicilio del gobernador Hugo Passalacqua después de la movilización hacia la legislatura provincial: abrieron un micrófono para dejar un mensaje a viva voz desde la calle. “Nosotros vinimos hasta acá para decirle al conductor de la Renovación que nos cansamos de que nos mantengan en la indigencia y en la pobreza”, dijo por el altoparlante Mónica Gurina, docente de grado y secretaria general de la CTA-Autónoma de Misiones.

“Mientras él vive en la opulencia, en nuestra casa no hay comida, no se puede pagar la luz, no se puede hacer frente a la tarjeta de crédito. Eso vinimos a decirle”, concluyó Gurina, quien días atrás confesó que tiene 31 años de antigüedad en el rubro y cobra 370 mil pesos, no tanto más que los 250 mil de sus colegas que recién se inician.Luego de ello, y de común acuerdo con los uniformados (quienes, a diferencia del jueves pasado, decidieron no reprimir y optaron por negociar), los manifestantes aceptaron marcharse, aunque dejaron un precedente inédito en esta modalidad de escrache a domicilio que se había iniciado el jueves en el frente del edificio habitado por Passalacqua. 

Por la mañana del sábado, el gobernador misionero divulgó en sus redes sociales el nuevo esquema salarial de las fuerzas de seguridad (las cuales también continúan su acampe frente al Comando Radioeléctrico de Misiones), mientras que pocas horas después trascendió que desde la dirección de Asuntos Jurídicos se efectuaron denuncias penales contra los referentes de la protesta policial por delitos tales como sedición, intimidación pública, incitación a la violencia colectiva e interrupción del tránsito público, entre otros cargos.

Pero ahora la procesión hacia la casa de Carlos Rovira eleva la apuesta de los gremios docentes disidentes a niveles que nadie suponía posibles. Y, naturalmente, obliga a recalcular las estrategias a ambos márgenes de esta grieta generada por una discusión estrictamente salarial. Los maestros y profesores que no adhirieron a la paritaria propuesta por el gobierno provincial hace ya una semana (con aumentos en el orden del 30 por ciento, frente al 100 que exigen los protestantes) analizan día a día las acciones a seguir tomando, entre las que se encuentran no solo el acampe en la calle Uruguay de Posadas y eventuales movilizaciones, sino también cortes varios en distintos tramos de las rutas 12 y 14 hacia el interior de Misiones, acción que algunos analizan profundizar si es que primero se aprueba en las asambleas callejeras.

La pregunta es qué tesitura tomará la Renovación en este nuevo escenario donde los docentes están dispuestos a hacer oír sus voces en los propios domicilios de los principales referentes del oficialismo misionero como salida al silencio y la indiferencia de un gobierno que decidió bloquear toda instancia de negociación institucional.

Para colmo, el gobierno nacional decidió remachar durante la semana pasada en un discurso repetido por distintos funcionarios: “El problema es provincial y lo debe resolver su propio gobierno”, dijeron sucesivamente la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el vocero Manuel Adorni e incluso el ministro del Interior Guillermo Francos, quien el mes pasado había visitado Posadas para profundizar lo que hasta entonces parecía una alianza inquebrantable entre la administración Milei y el Frente Renovador de la Concordia. 

En la noche del sabado, Passalacqua subió a su Instagram una foto con Oscar Herrera Ahuad, su antecesor en el cargo y ahora titular de la Cámara de Representantes. Ambos están sentados y sus rostros no exhiben precisamente alegría. “Trabajando en este momento con el presidente de la Legislatura”, fue lo único que escribió para acompañar la imagen.