Un autor de la casa se ha quedado, finalmente, con el Premio Herralde de Novela, dotado de 18.000 euros. Se trata del madrileño Andrés Barba con República luminosa, obra en la que vuelve a explorar el territorio de la infancia, a través de la llegada de 32 niños violentos a San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical cercada por la selva y un imponente río. Estos niños que pueden ser muy crueles subvertirán la vida de la población y obligarán a los lugareños a reflexionar acerca de lo que creían saber sobre la civilización, el orden y la violencia, entre otras cuestiones. La extinción de la especies, del argentino Diego Vecchio, resultó finalista del premio. La editora Silvia Sesé la definió como un “artefacto” que se compone de 70 prólogos que van postergando el comienzo de una historia que nunca empieza; pero en esta deriva se plantea la creación de un museo de historia natural que acaba devorando todo lo que expone.

Barba (Madrid, 1975) había sido finalista del premio en 2001 con La hermana de Katia, llevada al cine por la directora holandesa Mijke de Jong; y ganó el premio Anagrama de Ensayo con La ceremonia del porno, coescrito con Javier Montes. Por Anagrama ha publicado casi toda su narrativa: La recta intención (2002), Las manos pequeñas (2008), Ha dejado de llover (2012) y En presencia de un payaso (2014), entre otros títulos. República luminosa tiene dos fuentes confesadas por el propio autor: el hecho de haber traducido la Narrativa breve completa de Joseph Conrad. “Al igual que en sus novelas aquí también la naturaleza tiene una presencia espiritual a ratos luminosa y a ratos imponente, pero también he adoptado de Conrad esa frontera incierta sobre dónde se sitúan los límites entre civilización y barbarie”, dijo el ganador del Premio Herralde. La otra fuente es un documental polaco de 2005 Los niños de Leningradsky, sobre un puñado de niños que viven en una estación de subte de Moscú.