"Nadie esquivó nada", se plantó el fiscal Florentino Malaponte al reclamar a la Cámara Penal el cambio de calificación legal y 10 años de prisión para el conductor de un Audi TT que mató al cadete Damián Orgaz. El mecánico Juan Carlos Schmitt fue sentenciado a 5 años de prisión, en agosto pasado, por el delito de homicidio culposo ‑sin intención‑, pero desde el primer momento los fiscales Valeria Piazza Iglesias y Malaponte sostuvieron la acusación por homicidio simple con dolo eventual. Es decir, que por más que el acusado se haya representado el riesgo de circular a más de 107 kilómetros por hora, ocupando el carril contrario para esquivar una lomada de burro y por una zona oscura, no declinó en su accionar. Es más, una veintena de testigos de barrio Belgrano conocía al mecánico Schmitt por circular a esa velocidad probando autos y motos en la zona. La defensa pidió una pena de cumplimiento condicional.

La frase que espetó Malaponte frente a los camaristas Daniel Acosta, Carolina Hernández y José Luis Mascali apuntó contra el tribunal de juicio, por hacer una consideración "arbitraria" de relatos y elementos de prueba, ya que asegura que el acusado dio el "volantazo" cuando ya había chocado contra la moto del repartidor, quien terminó desmembrado, agonizando en el pavimento. Quiso hacer entender, que no hubo una maniobra para intentar esquivarlo.

Hace tres meses, el día del veredicto de juicio oral -que para los familiares de Orgaz resultó insuficiente- no hubo más que bronca, llantos y gritos de desconsuelo. "Fue un asesinato", dijo ayer Emiliana, cuñada de la víctima.

Aquella noche de marzo de 2015, Schmitt circulaba con un amigo en el Audi que se había comprado para su cumpleaños, días antes. "Tenía vendados los ojos. Iban divirtiéndose, probando el auto, escuchando los sonidos que hacía", aseguró Malaponte al pedirle a los camaristas que revisen el fallo. "No se da la teoría de la evitación", dijo el fiscal con respecto al análisis que hicieron los jueces para hablar de una pena culposa. Para Malaponte, los magistrados de primera instancia "no quisieron dar un fallo ejemplificador para causas de siniestros viales". Al pedir que se revoque la condena a 5 años de cárcel y se le den 10, al acusado, la fiscal Piazza Iglesias recordó que Schmitt circulaba al cuádruple de la velocidad permitida por Río Negro y Campbell, cuando terminó con la vida del joven de 26 años.

En su momento, el tribunal de juicio consideró que "era prácticamente normal que el imputado probara autos a gran velocidad" y que esas "conducta previa, durante 20 años en el mismo lugar, permite considerar que al nunca haber tenido un accidente, Schmitt estuviera convencido de que no iba protagonizar ninguna consecuencia dañosa; y que si se le presentaba algún obstáculo, estaba capacitado para evitarlo". A ello se refirió la fiscal Piazza. "Aquí no hubo azar. Esto no fue una casualidad. Si durante 20 años probó autos y motos a gran velocidad, su conducta era reiterada y crecía la posibilidad de matar a una persona".