Fuerzas sirias apoyadas por milicias iraquíes tomaron ayer el último gran bastión del grupo Estado Islámico (EI) en Siria como parte de una ofensiva que ha dejado a los jihadistas desparramados en un puñado de localidades en el desierto sirio. Ayer Unidades del Ejército sirio y fuerzas aliadas peinaban Bukamal, una estratégica ciudad fronteriza con Irak, para desactivar explosivos dejados por el EI en su retirada, dijo la Comandancia Suprema del Ejército y de las Fuerzas Armadas sirias.

“La liberación de la ciudad es de gran importancia ya que representa un anuncio de la caída del proyecto terrorista del Daesh para la región y el colapso de las ilusiones de sus patrocinadores de dividirla”, agregó la Comandancia en un comunicado. Daesh es el acrónimo en árabe del EI.

La toma de Bukamal, en la provincia de Deir Ezzor, deja a los remanentes jihadistas del EI en Siria acorralados en pequeñas localidades y pueblos a lo largo de la frontera con Irak y en el desierto sirio, en el sureste del país. El 3 de noviembre último, el Ejército sirio, apoyado por la aviación de Rusia, retomó la ciudad oriental de Deir Ezzor, que el EI controlaba desde 2014. 

El mismo día, fuerzas iraquíes arrebataran al grupo la comarca de Al Qaim, fronteriza con Bukamal y situada en el lado iraquí de la frontera. 

En octubre, la norteña ciudad sira de Al Raqqa, que el EI había convertido en capital de su “califato”, fue reconquistada por milicias sirias lideradas por los kurdos y apoyadas por ataques aéreos de la coalición internacional anti EI liderada por Estados Unidos.

La ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que tiene su sede en Londres y una red de informantes en Siria, confirmó la toma de Bukamal y dijo que de ella participaron milicias iraquíes que avanzaron desde Al Qaim. La Comandancia siria dijo en el comunicado que el Ejército ingresó hoy mismo en la ciudad y logró su liberación “tras una serie de batallas violentas en las que fueron eliminados un gran número de terroristas”, entre ellos líderes del EI.

“Miembros del Arma de Ingenieros comenzaron a desactivar inmediatamente artefactos y cargas explosivas plantadas en los barrios de la ciudad”, agregó el comunicado, citado por la agencia de noticias estatal siria SANA.

Bukamal era el mayor bastión que quedaba en manos de los extremistas en Siria. Es la ciudad fronteriza que usaban los radicales para enviar suministros militares a los extremistas en Irak en los últimos tres años.

El grupo irrumpió en escena a mediados de 2014, cuando se apoderó por la fuerzas de vastos territorios en Siria e Irak que ha ido perdiendo con el paso de los años al ritmo de diversas ofensivas.

También hoy la ONU alertó que el conflicto en Siria recrudeció en las últimas semanas con bombardeos y de nuevos desplazamientos de civiles en varias provincias, y precisó que la peor situación se registra en Ghouta Oriental, en la periferia de Damasco. “Estamos retornando a los días más desoladores de este conflicto. Hay de nuevo civiles en medio del fuego cruzado en demasiadas provincias y al mismo tiempo”, declaró a la prensa el responsable del acceso humanitario a áreas sitiadas en Siria, Jan Egeland.

Precisó que en Ghouta Oriental hay 400.000 civiles, principalmente mujeres y niños, a los que la ONU intenta llevar alimentos y medicinas con escaso éxito por tratarse de una área militarmente cercada, y que unas 400 personas necesitan una evacuación médica urgente.

Estas evacuaciones son de vida o muerte, aseguró el representante de la ONU, quien agregó que muchos casos corresponden a niños en tal grado de desnutrición que fallecerán si no reciben ayuda. Egeland sostuvo que la ayuda entra a cuentagotas a los lugares donde los civiles más lo requieren y que si esto continúa “será una catástrofe total”.

Las palabras del responsable contradicen el discurso del gobierno sirio, que intenta transmitir una sentimiento de normalidad y de que la guerra está prácticamente en su etapa final tras la recuperación de los mayores centros urbanos. Egeland aseguró que aunque su descripción de la situación en Siria “suene diferente a lo que otros dicen, lo único que transmito es la verdad exacta y completa”. Aseguró que es “incontable” el número de personas que en los últimos 10 días, particularmente, han sido víctimas de ataques aéreos, con morteros y muchos otros tipos de bombardeos.

Según cifras de la ONU, entre 400.000 y 500.000 personas siguen sobreviviendo en áreas sitiadas, en su mayoría por fuerzas gubernamentales pero también por grupos armados rebeldes, y por esa razón prácticamente no les llega ayuda humanitaria. Además, 2,9 millones de personas se encuentran en áreas calificadas por los humanitarios de “difícil acceso”, lo que implica que reciben ayuda de forma esporádica, cuando las condiciones de seguridad lo permiten.

Egeland indicó que la ONU todavía no ha entrado a Al Raqqa debido a que está infestada de minas y otros artefactos explosivos dejados por el EI.