En el tramo final de la campaña, los candidatos disparan municiones contra más de un blanco. Marco Enríquez Ominami (ME-O), quien se postula por tercera vez a la presidencia, le cuestiona a Piñera su primer gobierno (2010-2014) y el hecho de que sus ex ministros estén siendo investigados por corrupción. También ataca otro frente, el de los negocios del líder de la derecha mientras estaba en La Moneda. A Alejandro Guillier, representante de los partidos oficialistas de izquierda (socialistas, socialdemócratas, comunistas, izquierda ciudadana) ME-O lo define como “un candidato sin programa”, de no ser de centroizquierda. 

Piñera a su vez ha apuntado a la candidata del también oficialista Partido Demócrata Cristiano, Carolina Goic, quien –precisó– es la candidata con más familiares “apitutados” (instalados) en el aparato público. La actual senadora dio a su vez una respuesta contundente: “mi padre nunca habría permitido que un hijo estuviera prófugo de la justicia”, aludiendo así a la situación vivida por el ex presidente en los años ‘80 tras la quiebra del ex Banco de Talca. El diputado José Antonio Kast se declara un auténtico “hombre de derecha sin complejos” y afirma por ejemplo que va a derogar la Ley de despenalización del aborto. A su sector pide que haga caso omiso del “piñerismo”, al que llama como el “voto útil”, en consideración a que el parlamentario no llega a más de 5% entre las preferencias del electorado, según las últimas encuestas.

Pese a su reconocido carácter “no peleador”, Guillier también ha debido endurecer su discurso. Se ha enfocado en Piñera, a quien acusa de querer instalar “una persecución feroz” de los funcionarios públicos tras el anuncio de un ahorro de 7.000 dólares, a través de un plan que apunta a eliminar “la grasa” del Estado”. El periodista y sociólogo promete terminar con el Crédito con Aval del Estado en la educación universitaria, disminuir a 16 años la edad de votar, para atraer de esta manera el interés de los jóvenes alejados de la política. Guillier se postula como el continuador del legado de Michelle Bachelet. La candidata del izquierdista Frente Amplio, Beatriz Sánchez, es la que llevaría a las urnas a los electores que nunca han ido a votar, atraídos por planteos como “ya no más de lo mismo”, “se pueden hacer cambios” y “no vote por los mismos”.