La enorme exposición Les visitants, que presenta el Centro Cultural Kirchner, tiene un subtítulo explicativo: “Una mirada de Guillermo Kuitca a la colección de la Fondation Cartier pour l’art contemporain”.

La Fundación Cartier (FC), fundada en 1984, que tiene sede en París en un edificio diseñado por el arquitecto Jean Nouvel, en el año 2000 invitó a Kuitca a presentar una exposición individual. Según cuenta Hervé Chandès, director general de la FC, aquella fue “la primera inmersión del artista en la Colección para la exposición Les Habitants en 2014, lo que constituyó el punto de partida para este nuevo proyecto en el CCK”.

El coleccionismo supone un tipo particular de acumulación controlada, que concentra lo disperso en un nuevo grupo de pertenencia. Cada pieza que se suma a una colección entrega una parte de su sentido para fusionarse en una nueva identidad colectiva, dada por el conjunto que resulta de la mirada, en este caso, de la institución coleccionista. Toda colección tiene un fuerte grado de capricho. Al formar parte de una colección, la obra adquiere un valor agregado: precisamente, el plus de pertenecer a ese nuevo ordenamiento que confluye en la cultura artística. 

A partir de su incorporación a la colección, todas las piezas son rebautizadas, porque suman una nueva filiación. En ese vaivén que va de la obra a la colección, algo de la mirada del propietario se cuela en la obra: los ecos de una complicidad creativa, compartida entre artista (por vía de la obra) y coleccionista. Toda colección supone un fuerte gesto cultural, estético e ideológico: una política del arte. La acumulación de un capital simbólico que busca, desde un lugar específico, aportar su “gusto” a la batalla de los sentidos,  para fijar una secuencia, un panorama, un recorrido determinado, a partir del recorte que implica entrar a formar parte del conjunto. La Fondation Cartier cuenta hoy con unas mil quinientas obras de trescientos cincuenta artistas de cincuenta nacionalidades.

Guillermo Kuitca es un artista reconocido no solo por su obra sino también por su generosidad como maestro, al frente de las becas patrocinadas que ofreció a lo largo de muchos años, de donde han salido (o por donde han pasado) muchARROBAs buenARROBAs artistas. Esa generosidad se traduce también en la mirada sobre la colección de la FC, que es el resultado de su gusto personal, aplicado sobre una mirada anterior. 

Según explica Guillermo Kuitca “Les visitants es una muestra que comienza a partir de una visión. Una razón para abandonar la tela, mudarme a nuevos espacios y construir dispositivos para ver la obra de otros artistas. Imagino a estos visitantes como una orquesta de cámara o como el elenco de una pieza escrita en conjunto. Las obras de la exposición fueron apareciendo como en el dominó, donde una ficha tiene un número que coincide y otro número que no. Así encontré, dentro de la Colección de Fondation Cartier, artistas que no podía imaginar sin estar junto a otros; así, Les visitans fue dibujándose como las líneas en un mapa. Hubo momentos en los que perdí el rumbo y luego retomé el camino, como al pintar”.

Los artistas incluidos son Jean-Michel Alberola, Nobuyoshi Araki, Raymond Depardon y Claudine Nougaret, William Eggleston, Nan Goldin, Alair Gomes, Douglas Gordon, Rinko Kawauchi, Seydou Keïta, David Lynch, Daido Moriyama, J.D. ‘Okhai Ojeikere, Tony Oursler, Artavazd Pelechian, Patti Smith, Hiroshi Sugimoto, Juergen Teller, Wolfgang Tillmans, Agnès Varda, Adriana Varejâo, Franchesca Woodman y Guillermo Kuitca (tanto su habitación de El Living room de David [Lynch] con la voz recitativa de Patti Smith; como la serie de nueve pequeñas técnicas mixtas del propio Kuitca, a modo de “variaciones” sobre una serie de fotos de Eggleston).

El artista argentino estableció productivas contigüidades entre los artistas, y generó un despliegue escenográfico (paneles, construcciones, espacios dentro de espacios) que resulta óptimo para el recorrido obra por obra y artista por artista. Su selección está relacionada, más allá de las poéticas y los mundos de cada artista elegido, con algunos de los aspectos de su propia poética –en un vaivén que va del rigor al capricho como es lógico—: teatralidad, soledad, poesía, mapeo, espacialidad, música, mirada concentrada y obsesiva; distintas dosis de seducción, tragedia y abyección.

Cuando Gabriela Urtiaga (curadora de Artes Visuales del CCK) describe la experiencia inmediatamente anterior de Kuitca en la FC (la ya mencionada exposición de de 2014) explica que “como artista y no como historiador, creó un recorrido en el que su experiencia como maestro de artistas le valió para orquestar un singular encuentro entre creadores geniales como Patti Smith, David Lynch y Artavazd Pelechian, entre otros […] De la experiencia de 2014 solo se mantienen dos proyectos, el resto fue diseñado y pensado especialmente para nuestro público…”

Como la exposición es enorme (ocupa el sexto y séptimo piso y las salas de la “Gran Lámpara”) conviene ofrecer un recorrido. De modo que aquí se traslada el sugerido por Kuitca a quien firma estas líneas: ingresar por la Gran Lámpara (primero sexto nivel, seguido del séptimo) y luego recorrer todas las salas del séptimo piso, para finalizar con las salas del sexto.

Lo que se exhibe en la Gran Lámpara contiene varios de los puntos salientes de Les visitants y es allí donde se conserva el corazón de la muestra anterior (Les habitants) y se condensa el contenido teatral, onírico, fotográfico y poético de toda la muestra.

El inicio sugerido arranca con la impactante película del armenio Artavazd Pelechian (1938, Leninakan), que dio título a la exhibición que Kuitca pensó para la FC en 2014: Les habitants (1970, film de 35 mm, en blanco y negro, de casi nueve minutos de duración). Allí, un disparo de arma de fuego y un potente juego de montaje, genera una rítmica y masiva estampida de animales (foto). La metafórica y dramática huida de tantas especies tiene causa humana. Mientras que el contrapunto armonioso está dado por el vuelo de los pájaros.

El recorrido por el sexto nivel de la Gran Lámpara sigue con las bellísimas fotografías  (tomadas entre 1975 y 1978) de Francesca Woodman (1958-1981, EEUU. Se suicidó a los 22 años) y el particular montaje de las formas matemáticas y conceptuales de las fotos realizadas en 2004 por Hiroshi Sugimoto (1948, Tokio).

La segunda planta de la Gran Lámpara contiene una recreación (ver foto) de la habitación de Kuitca de 2014, inspirada en la instalación de David Lynch de 2007. En ese espacio de ensoñación, de extrañas perspectivas, luz difusa, mobiliario ficcional, falsas salidas y buscadas contigüidades, Kuitca combina la obra de Lynch, con la propia y, como banda sonora, la voz inconfundible de Patti Smith (leyendo un texto de David Lynch con agregados, matices e inflexiones de Smith).

Por fuera de este espacio que propone entrar a la ficción, y en el mismo nivel siete de la Gran Lámpara, se exhibe la larga serie Paris, etc (de 2008) de cuarenta pequeñas fotos en blanco y negro tomadas con Polaroid por Patti Smith. Buena parte de las tomas revelan la mirada de una inspirada flaneur, evocando sus primera estadía parisina, en 1969.

Luego sigue todo un largo recorrido que conviene no perderse, sino más bien dejarse llevar.

* En el Centro Cultural Kirchner, Sarmiento y Leandro N. Alem, hasta mayo de 2018. Entrada libre y gratuita.