“1- No podemos caer en la trampa que nos proponen ellos, que es hablar de nosotros todo el tiempo, tenemos que hablar de los problemas del país derivados de las políticas del macrismo. 2- Si no podemos atacar, tenemos que defender, sobre todo el territorio y su gente, y pensar. 3- Generar un espacio de discusión sobre el mundo en que estamos, el que se viene y la capacidad de enfrentar los desafíos. 4- Acumulación de fuerza sobre la base de la oposición. Si hay oficialismo tiene que haber oposición. Se va a ordenar en base a esto.” Alguien escuchó la entrevista de Cynthia García a Jorge Capitanich y posteó en las redes estos apuntes.

Por el contrario, el contexto de esas frases muy concretas de Capitanich es el desconcierto de una oposición que no encuentra la manera de ordenarse. Y termina por alinearse a fuerza de carpetazos, amenazas y chantajes del oficialismo. Así, los gobernadores acuerdan un desbarajuste que les va a caer a los jubilados para favorecer a la gobernadora María Eugenia Vidal. Y una parte de la CGT acuerda una reforma laboral con puntos que no están claros y otros que pegan en la línea de flotación del universo del trabajo.

Un mensaje circuló por whatsapp: “La reforma laboral está pensada dentro de la reforma previsional, dentro de la reforma del Estado y dentro de un presupuesto donde se traslada gran parte de los recursos del pueblo a pagar deuda externa” dice el titular de ATE Capital, Daniel Catalano. Es decir, la única plata que maneja el Estado es la que le va a sacar a los jubilados, la que consiga con deuda y reduciendo la masa salarial, o sea con despidos. Más que reformistas son reformatorios.

El secretario general de la Federación Gráfica, Héctor Amichetti posteó una crónica de la negociación entre el gobierno y la CGT: “El gobierno nacional comenzó proponiendo a la CGT un marco de acuerdo basado esencialmente en el blanqueo laboral, pasantías y formación profesional. Al elaborar y hacer público el texto de reformas incluyó modificaciones a la ley de contrato de trabajo que provocaron el rechazo de quienes habían sido invitados a acordar. Poco disimulada la táctica gubernamental: empiojar la cancha para luego mostrarse proclive al diálogo y las concesiones. Casi todos quedamos enredados en la práctica oficial que imita al tero. Infinidad de expresiones en contra de la reforma laboral mientras los huevos están puestos en el manotazo al bolsillo de los jubilados incluido en la reforma previsional.”

Amichetti está seguro que la ley para la reforma laboral no es la vía prioritaria para el gobierno y aclara en su posteo: “El recurso que ha decidido utilizar en ese sentido es la extorsión, una herramienta que se muestra eficaz a partir del avance de su proyecto económico que debilita el mercado interno, expone a la industria nacional y al comercio a una menor actividad y pone en riesgo las fuentes de trabajo. Comenzó con los petroleros: Flexibilidad del convenio para promover inversiones y “asegurar” puestos de trabajo. En la industria lechera condicionó inicialmente la ayuda económica a SanCor a la reducción de aportes a la Obra Social del gremio y más recientemente a modificaciones en el convenio que facilitan la polifuncionalidad del trabajador y reduce el costo de horas extras los fines de semana habilitando la contratación de franqueros.

“Si revisamos los últimos acuerdos paritarios del gremio de Comercio, UPCN y otros, veremos que junto al aumento salarial se ha incluido el compromiso de tratar claúsulas de convenio relacionadas a la polifunción y banco de horas, como asimismo ingresos relacionados al presentismo. La reforma tributaria amenaza con quitar aranceles que protegen la industria electrónica radicada en Tierra del Fuego, como moneda de cambio se impuso a la Unión Obrera Metalúrgica aceptar un congelamiento salarial por dos años para preservar puestos de trabajo. Hoy están de paro los compañeros del Satsaid, el Ministerio de Trabajo no solo intenta limitar el aumento de salarios, presiona además para que se incluyan modificaciones en el convenio a favor de los empresarios y en contra de los trabajadores.”

Desde la Corriente Federal de los Trabajadores, Amichetti propone “el rechazo contundente de todo el paquete de reformas” porque “resulta imposible defender el trabajo y el salario, los haberes jubilatorios y la viabilidad de las provincias y sus economías regionales si no se discute el proyecto económico”.

Hasta ahora, esta columna se escribió sola, con mensajes que circulan en las redes, pero que demuestran que existen ideas, consensos todavía difusos que no terminan de coagular en la oposición.

Mientras se produce ese desbande, el macrismo consiguió destituir a  Eduardo Freiler, un camarista molesto para el gobierno. El juez había sido sobreseído en la causa penal, pero el macrismo lo destituyó por un supuesto “mal desempeño”. De la misma forma el gobierno había inventado irregularidades en la compra de una propiedad para desplazar a la Procuradora Alejandra Gils Carbó. Y el hermano del secretario de Seguridad de la Nación Eugenio Burzaco, el delincuente Alejandro Burzaco, partícipe confeso en la millonaria estafa del Fifagate, denunció a dos ex funcionarios que no tenían relación con esa investigación. “Lo que está declarando no tiene relación con lo que investiga esta causa” le advirtió el juez norteamericano. “Ya lo sé” respondió Burzaco. La mención a la relación familiar, que en otro contexto sería amarillista, tiene sentido porque la denuncia del empresario corrupto tuvo un objetivo claramente político en consonancia con el gobierno del que forma parte su hermano, de perseguir judicialmente a sindicalistas y dirigentes opositores, a jueces y fiscales independientes y a funcionarios de la gestión kirchnerista.

El kirchnerismo, al igual que el resto de la sociedad, fue sorprendido por la avalancha de causas y el alto nivel de complicidad de la mayoría del Poder Judicial con esa campaña. El resto de la oposición quedó amenazada por esos linchamientos judiciales, mientras el kirchnerismo tardaba en reaccionar y se quedaba a mitad de camino cuando fueron detenidos de manera irregular y en medio de un circo humillante los ex ministros Julio De Vido y Amado Boudou. Muchos lo sintieron como falta de solidaridad, hubo recriminaciones públicas de alto voltaje como la de la esposa de De Vido y una carta de Aníbal Fernández. Y en las filas internas las críticas y las discusiones fueron intensas, mientras el gobierno lanzaba su batidora de reformas laboral, fiscal y previsional. Recuperando algo del tiempo perdido, dirigentes y legisladores del kirchnerismo se concentraron ayer frente a los penales de Marcos Paz y de Ezeiza, donde están detenidos Julio De Vido y Amado Boudou.

Dos días antes de las PASO, en Jujuy fue asesinado a balazos el joven Ariel Velázquez, de familia radical. El ahora gobernador Gerardo Morales usó el crimen para su campaña y acusó a Milagro Sala. Dos años y medio después, el jueves de esta semana, la fiscalía presentó la acusación contra el presunto responsable. No fue un crimen político, sino que fue usado políticamente por Morales. Y los acusados son delincuentes comunes. Pero con la complicidad de los medios concentrados nacionales, Morales consiguió producir una fuerte conmoción sobre la base de esa mentira, una mecánica que forma parte de la cultura política del macrismo. A pesar de todas las arbitrariedades y maltratos, Milagro Sala filtró una carta manuscrita desde el penal donde la tienen injustamente detenida. “Ustedes saben que soy una presa política” les dijo a los jueces y fiscales. Y la firmó: “Con las convicciones intactas, Milagro Sala, presa política”.

Frente a la ofensiva derechista y la avanzada judicial que arrinconó al kirchnerismo, toda la oposición aparece atribulada por la amenaza judicial y el chantaje económico a gobernadores y sindicalistas, a los que se suman pases de factura, viejas y nuevas rupturas y diferencias, sectarismos y debilidades. Acusan a Cristina de estalinista o de socialdemócrata, a los no cristinistas de traidores o panqueques y se exigen autocríticas mutuas inoperantes frente al acoso de un neoliberalismo que está de fiesta. El desconcierto ante el huracán de reformas regresivas mostró a una oposición invertebrada. Aunque aparecen entrelíneas los rasgos de reclamos y puntos comunes, la agenda la impone el macrismo y la oposición apenas logra una defensa desordenada cuando no la complicidad abierta. En el punto por punto que propone el oficialismo, que se traduce en una catarata de puntos y flancos de debate, ganó siempre el oficialismo. Va de máxima y después negocia lo que realmente le interesa. Con el punto por punto va produciendo las reformas restauradoras hacia el modelo de fondo. La oposición se defiende al tuntún, sin proyecto, como si creyera que se trata de un pichuleo por puntos. El ejemplo más claro es la desfinanciación de la Anses y el recorte a los jubilados. Es una exigencia del FMI y parte central del modelo insolidario que propone el neoliberalismo. No es un punto más del pichuleo. Si la oposición lo incluye como un punto más en la negociación de puntos a cambio de otros puntos será una demostración de inoperancia. Necesita discutir el proyecto, la filosofía, que está detrás de cada medida del gobierno. Ya pasaron dos años, se cerró el tiempo de gracia. No está en riesgo la gobernabilidad, la disputa está abierta.