En el mundo parlamentario suele decirse que hay leyes que “se votan con la mano y otras con el culo”. Esto es, hay normas que se debaten y se aprueban o no en el recinto. Pero hay otras, polémicas por lo general, donde es preciso contar con el respaldo de legisladores de la oposición para que se sienten en sus bancas y obtener quórum y permitirle al oficialismo tener por lo menos la mitad de la faena realizada. Algo de eso sucederá en el debate en Diputados del proyecto que reforma el sistema previsional ya aprobado en el Senado, cuando Cambiemos busque asegurar la presencia en el recinto de los legisladores más permeables a la presión de sus gobernadores. Hay sectores de la oposición, como el FpV, el Movimiento Evita, la izquierda, Libres del Sur e incluso algunos massistas, que están dispuestos a dar pelea. 

El tratamiento del proyecto que liquida la fórmula con la que se calcula la movilidad jubilatoria se realizará luego del 10 diciembre, con la nueva conformación de la Cámara baja. Cambiemos mejoró su representación aunque no lo suficiente como para poder sesionar sin depender de aliados permanentes y, sobre todo, de los coyunturales. 

En la oposición no reina el optimismo pero tampoco hay resignación. Por ejemplo, en el Frente para la Victoria que a partir de diciembre será nuevamente conducido por Agustín Rossi, la intención es trabajar con aquellos miembros que puedan flaquear ante las presiones de sus gobernadores. “Los senadores son representantes de las provincias, los diputados representamos al pueblo y no podemos traicionar a nuestra gente”, aseguran en el FpV. Así, la mirada se posa sobre los diputados de provincias como Tucumán, La Rioja o San Juan, donde sus gobernadores avalaron la reforma previsional luego de que se rindieran ante el Gobierno para respaldar las leyes que se conocen como responsabilidad y consenso fiscal que también aprobaron los senadores.

El riesgo que representan estos legisladores pero también aquellos que le dan cuerpo al Bloque Justicialista, que lidera Diego Bossio, es que el día que lleguen las normas al recinto se sienten para dar quórum.

En la bancada de Bossio dicen que todavía no decidieron qué hacer. Todos miran a Bossio porque al fin y al cabo fue quien impulsó la fórmula con la que se calcula la actualización jubilatoria durante sus años al frente de la Anses. Por ahora sus colaboradores sostienen que “Diego se opone a la eliminación de la fórmula” pero advierten que es una posición personal. No todos piensan como él y sostienen que “hay mucho por charlar”.

Los diputados del Frente de Izquierda y los Trabajadores no tienen dudas con estas normas y su voto se anticipa contrario. Los que conformaron el denominado Peronismo para la Victoria y responden al Movimiento Evita aseguran que “ni quórum ni votos les vamos a dar”. 

El massismo, en tanto, enfrenta el nuevo período parlamentario bastante diezmado y con algunas peleas internas pero tal vez la insistencia de Mirta Tundis, especialista en temas previsionales, los lleve por el camino del rechazo. La duda está en aquellos bloques integrados por los santiagueños del Frente Cívico y los misioneros del Frente de la Concordia. Sus compañeros del Senado votaron junto a Cambiemos. A estos dos grupos los miran con muchas ganas de aportar sus posaderas para habilitar el tema.