José Eladio Rodríguez no es un simple ex empleado de Torneos y Competencias que pagaba sobornos por indicación de Alejandro Burzaco y que ahora los describe en detalle ante una corte de EE.UU. Los medios argentinos le bajaron el precio. Era mucho más que eso. Integró los directorios de TyC, T&T, Nofal Sports Holding y América TV SA donde compartió cargos con aquel empresario, el fallecido Luis Nofal, sus hijos, Carlos Avila y hasta los socios José Luis Manzano y Daniel Vila. Había ingresado a la actual productora de contenidos de la Superliga argentina en 1993. En 1999 ya firmaba contratos como uno con River por la explotación de su página web. A los 71 años, este hombre calvo, sereno, que es abuelo y acaso haya incurrido en algún olvido como testigo, habló pero todavía tiene mucho más para decir. La Justicia estadounidense firmó un acuerdo con él para no levantarle cargos en su contra. A cambio, tuvo que desembolsar 675 mil dólares de los retornos que abonaba. Una suma muy menor si se la compara con las coimas que, gracias a sus esmerados servicios, le permitieron a Torneos quedarse con los derechos del fútbol durante tantos años.

Rodríguez se convirtió la semana pasada en la figura estelar del juicio que se les sigue a tres ex dirigentes sudamericanos ante una corte de Nueva York en el marco del FIFAgate. Como Burzaco en los días previos, reconoció conductas dolosas, incluso la propia. Lo sintetizó con precisión en una frase: “Pagar sobornos era necesario para mantener la relación fluida con la Conmebol y conseguir la voluntad de ellos para lograr la firma de contratos”. Acusó de recibirlos a directivos futbolísticos de siete países, incluido Julio Grondona, el único muerto. Declaró también que Boca y River cobraron dineros adicionales para que utilizaran a sus mejores jugadores en la Copa Sudamericana, aunque respondió no saber si eran en concepto de coimas. 

Dio testimonio al igual que Burzaco de que había cometido cohecho, pero su situación jurídica no lo llevará a prisión. Pagó 675 mil dólares para que la jueza Pamela Chen no le formulara cargos. Una suma inferior a la que reconoció haber ganado en un solo año trabajando para TyC: 870 mil dólares. El dato lo aportó el periodista Ken Bensinger, quien cubre el proceso judicial desde el primer día y está trabajando en un libro sobre el escándalo FIFA.

Rodríguez llevaba registrados los sobornos que entregaba. A Grondona se los daban siempre en efectivo. Explicó que enviaba a su chofer para cobrarlos. Ratificó lo que había declarado Burzaco sobre los pagos a ex funcionarios del Fútbol para Todos, Pablo Paladino y Jorge Delhon. Al llamado “grupo de los seis”, integrado por los presidentes de las federaciones de fútbol de Paraguay, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Bolivia, se les transfería las sumas acordadas por vía de T&T, con sede en el paraíso fiscal de las Islas Caimán. Una sociedad de TyC y el grupo Traffic del ex periodista deportivo y abogado brasileño José Hawilla. 

El testigo Rodríguez integró el directorio de T&T junto a Burzaco y Juan Miguel Ripoll por Torneos y a Hernán López, Carlos Martínez y Marcela Martín por la cadena Fox. Una multinacional de los medios que hasta hoy viene saliendo casi indemne del affaire de las coimas, pese a que Burzaco la acusó ante el tribunal neoyorquino de pagarlas. “Cualquier insinuación en relación a que FOX Sports tuvo conocimiento o aprobó sobornos es absolutamente falsa” señaló en un comunicado el 15 de noviembre.

Veinte años antes de integrar el directorio de T&T, en 1993, Rodríguez ingresaba a Torneos de la mano de Luis Nofal. “Lo trajo desde el Banco de Crédito Rural, era un técnico en administración, un tipo normal”, le cuenta Avila a PáginaI12, hoy convaleciente de una operación. Nofal sería su socio hasta que terminaron enfrentados. Llegó a TyC desde aquel banco donde había sido director y que en la década del 80 quedó vaciado por múltiples maniobras dolosas. Al 31 de diciembre de 1989, según un informe de la Secretaría de la Función Pública de Presidencia de la Nación, su deuda con el Banco Central ascendía a 157,2 millones de dólares.

La estrecha relación de Rodríguez y el empresario fallecido el 31 de marzo de 2010, explican por qué el ahora testigo integró durante años el directorio de Nofal Sports Holding SA. Al menos entre 2012 y 2015 –cuando explotó el escándalo de las coimas en la FIFA–, José Eladio fue director de la compañía. Compartió su conducción con Burzaco y Daniel Alejandro Nofal, uno de los hijos de Luis. Hasta que en una asamblea del 30 de julio de 2015, un par de meses después de que se destapara la olla de los sobornos, Rodríguez y Burzaco fueron removidos de sus cargos en la sociedad. 

Aunque habían caído en desgracia, el destino de los dos se bifurcó. Cuando el ex CEO de Torneos estaba prófugo, uno de los primeros llamados telefónicos que hizo fue a Rodríguez. Era para que destruyera un server alojado en la zona franca de Uruguay, donde la dupla llevaba el detalle de sus cuentas. Lo acaba de contar durante el juicio el propio testigo que es mucho más que un ex empleado de TyC. Lo prueba el hecho de que es defendido por un reconocido abogado de Nueva York con 25 años de experiencia: Matthew Myers. Su situación jurídica es mucho más holgada que la de Burzaco. Por lo pronto, puede regresar a la Argentina cuando quiera. Pero también si es requerido por la Justicia neoyorquina tendrá que presentarse a declarar las veces que aquella lo considere necesario. 

La importancia que le atribuían sus socios a Rodríguez ya se insinuaba en 2007, cuando lo eligieron director suplente de América TV SA. En el directorio aparecían Avila, su hijo Juan Cruz y dos socios que con el tiempo levantarían un emporio de negocios multimedia al calor del poder: José Luis Manzano y Daniel Vila. Como Burzaco, quien salió del Citibank, pasó por el CEI de Raúl Moneta y siempre fue un halcón de las finanzas, el hombre que le anotaba los sobornos en TyC también saltó desde la banca a la industria de los medios. 

Quedó comprobado que a Rodríguez le pagaban muy bien por su faena. Además mantenía un silencio sepulcral que se terminó con el escándalo de las coimas y su declaración ante la corte de Nueva York la semana pasada. Cuando cayó preso Burzaco, su hermano menor Eugenio, el secretario de Seguridad de la Nación, lo contactó para tener información de primera mano. El arrepentido contó ante el tribunal que se reunieron en un bar de Buenos Aires. Un hábito bien argentino que el ex CEO de Torneos va a extrañar por los próximos años. Lo espera una condena pese al empeño que puso para delatar a dirigentes corruptos y salvar su pellejo.

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