El gobierno de Donald Trump adujo ayer que el Pacto Mundial sobre Migración de la ONU, en el que Estados Unidos se había comprometido a participar bajo la administración Obama, es “incoherente” con sus políticas migratorias y anunció que se retira de él por incompatibilidad con su soberanía. 

La Declaración de Nueva York, que da pie al pacto, “contiene numerosas disposiciones que son incoherentes con las políticas estadounidenses de inmigración y refugiados, y los principios de inmigración de la Administración Trump”, explicó la misión de EE.UU. en un comunicado. 

Los líderes internacionales acordaron en esa resolución, firmada por 193 países en la cumbre sobre refugiados y migrantes celebrada en Nueva York el pasado septiembre, negociar una serie de medidas para garantizar unos flujos más “seguros, ordenados y legales”. 

La iniciativa, impulsada por México y Suiza, fue respaldada por el entonces mandatario estadounidense Barack Obama y ha sido acogida por el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, como uno de los mayores retos de la organización para el año que viene. 

No obstante, Trump “decidió”, según la Misión de EE.UU., finalizar la participación del país en el pacto, que previsiblemente iba a obtener un consenso unánime en el organismo internacional en septiembre de 2018, en una cumbre de jefes de estado y de gobierno previa al debate de alto nivel de la Asamblea General. 

La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, alegó que el “planteamiento” global de la Declaración de Nueva York “simplemente no es compatible con la soberanía” del país y que su gobierno es el que decidirá “cómo controlar de la mejor manera” las fronteras y quién las atraviesa.

“Ningún país ha hecho más que Estados Unidos, y nuestra generosidad continuará. Pero nuestras decisiones en política migratoria deben ser tomadas siempre por estadounidenses y solo por estadounidenses”, declaró en un comunicado Haley, quien a su vez expresó “orgullo” nacional por la “herencia migratoria” del país. 

Reiteró las palabras de la embajadora el secretario del Departamento de Estado, Rex Tillerson, quien señaló en un comunicado que la primera obligación de un estado soberano es “asegurar que la migración es segura, ordenada y legal”. 

En rechazo al convenio humanitario de la ONU, Tillerson declaró que Estados Unidos no puede apoyar “de buena fe” un proceso que “socava” su “derecho de soberanía” a reforzar leyes migratorias y garantizar la seguridad de sus fronteras. 

La política migratoria ha sido una de las cuestiones a las que más ha prestado atención el presidente republicano, que ya en la campaña electoral prometió construir un muro con México y una vez asumido su cargo ha puesto en marcha restricciones en los viajes al país. 

Desde que Trump llegó a la Casa Blanca, Estados Unidos se ha retirado de diferentes pactos internacionales como consecuencia de decisiones unilaterales de su administración, los más destacados el Acuerdo de París y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP), u organizaciones como la Unesco.