El escenario se está preparando. Economistas del establishment han iniciado la tarea de abonar el terreno. Donald Trump presidente de Estados Unidos es la excusa que presentan para explicar la conveniencia de transitar un camino conocido en décadas pasadas. Informan que el costo del financiamiento externo ya subió, que la Fed (banca central estadounidense) adelantó que elevará la tasa de interés y que Trump alienta esa estrategia. Como las necesidades de emitir deuda en 2017 serán crecientes por la ampliación del déficit fiscal, los mayores requerimientos de pagos de intereses de deuda y la persistencia de la fuga de capitales, el consejo es abrazarse a una debilidad de los gobiernos conservadores. Economistas más o menos cercanos al macrismo han abandonado la inhibición que el clima político impuso durante años y han ofrecido el sendero para enfrentar el desafío de conseguir el abultado financiamiento de 2017: volver a los créditos del Fondo Monetario Internacional. Hasta definieron el monto del préstamo a solicitar: 25.000 millones de dólares.

  •  ¿Qué pasa si el mundo nos deja de prestar?, exageró el periodista en la entrevista con Miguel Ángel Broda publicada el domingo pasado en Perfil.
  • El consultor de la city, mortificado porque culpa a PáginaI12 de que un sector de lo población recuerde su pronóstico fallido de un dólar a 10 pesos cuando estalló la convertibilidad, no dudó:
  •  La Argentina debería ir a un préstamo contingente con el Fondo como tienen Colombia y México, por las dudas de que el mundo entre en crisis y haya una salida de capitales muy rápida.

  El gobierno de Mauricio Macri tiene el camino allanado para conseguir la asistencia financiera del FMI porque está instrumentando una política económica que no desafía los postulados de Fracasos Múltiples Internacionales. El regreso de Argentina a las auditorias anuales denominadas “Consulta Artículo IV” fue saludado con entusiasmo por el organismo multilateral. Este ha recuperado de ese modo legitimidad política para opinar acerca de la economía local, lo que fue correspondido con una evaluación elogiosa de la gestión económica y con el retiro de la censura a las estadísticas del Indec, pese al apagón informativo del primer semestre y a indicadores que despiertan controversias acerca de la metodología empleada y los consiguientes resultados que se obtienen (sobreestimar la pobreza, revisar el PIB con una insólita caída del 6 por ciento en 2009, discontinuar sin argumentos consistentes las series de empleo, industria y utilización de capacidad instalada).

   El líder de la misión del Fondo que estuvo en Buenos Aires casi dos semanas para elaborar el informe de la economía argentina luego de diez años de ausencia, Roberto Cardarelli, lo superó la emoción al titular su experiencia “Pintar un nuevo paisaje económico en Argentina”. El texto publicado en el blog del FMI sobre temas económicos de América latina comienza con la descripción del país como “la tierra del tango, el Malbec y algunos de los mejores futbolistas del mundo”, para continuar con la geografía destacando que “Argentina también es famosa por albergar algunos de los paisajes más diversos y los puntos más extremos del mundo; desde los bosques subtropicales y las Cataratas del Iguazú en el norte hasta los glaciares del Perito Moreno en el sur, y desde el punto más bajo en América del Sur (Laguna del Carbón) hasta la cima del continente (el Aconcagua)”.  

  La licencia discursiva desplegada en este texto por el italiano Jefe de la División de América del Sur en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y jefe de la misión para Argentina tiene como meta orientar hacia la predecible definición que “la economía argentina, tal como el paisaje del país, ha tendido a oscilar entre extremos”. La conclusión también es cantada. Cardarelli señala que “al retornar a la Argentina en septiembre de 2016 para realizar la primera evaluación económica www.imf.org/external/pubs/cat/longres.aspx?sk=44386.0 en una década, el FMI encontró a las autoridades embarcadas en un ambicioso proceso de transición hacia una economía más estable y sostenible, una economía capaz de reducir a un mínimo el riesgo de que en el futuro el paisaje económico del país sufra fluctuaciones extremas”.

   La evaluación de Cardarelli publicada el 21 de noviembre pasado reúne los tradicionales condimentos del FMI con los gobiernos amigos. Elogios exagerados acompañados del listado de tareas pendientes, que usualmente consisten en profundizar las políticas neoliberales ya desplegadas. Con el gobierno de Macri no ha modificado ese comportamiento. “Los logros de Argentina hasta la fecha son admirables”, ponderó al detallar medidas como el “desmantelamiento completo de los controles cambiarios, adopción de un régimen de metas de inflación con un tipo de cambio flotante, gestiones iniciales para fijar las tarifas de los servicios públicos en niveles más próximos a los precios internacionales, el retorno exitoso a los mercados internacionales de capitales tras la rápida solución de la controversia de 10 años con los acreedores holdout, y mejoras notables en la gestión de gobierno”. Estas son las medidas que precisamente explican la recesión autoinfligida por el macrismo. El FMI es especialista en alentar políticas económicas recesivas. Aplaude además la “reforma integral del organismo nacional de estadística” y describe la decisión de optar por “una estrategia cautelosa para combatir el déficit fiscal”, a la que le asigna un papel central la “reducción muy gradual de los subsidios a la energía”. Cardarelli no considera que el déficit fiscal creciente del macrismo esté originado en la pérdida de recursos por la eliminación de retenciones y por la recesión.

   Después de los aplausos, el técnico del FMI dice lo que siempre dice el FMI: “aún queda mucho por hacer”. Si no lo hiciera, los miembros de esa tecnoburocracia perderían el trabajo. Cardarelli pasa a detallar la tarea pendiente:

  •  “El avance en la reducción del déficit fiscal debe continuar”.
  •  “Modificar la Carta Orgánica del Banco Central, limitando el mandato de la institución a la estabilidad de precios y excluyendo la posibilidad de financiamiento del déficit fiscal”.
  •  “La reconstrucción de los cimientos del crecimiento exigirá reformas de gran alcance por el lado de la oferta”.

  Cardarelli advierte que “los avances en todos estos frentes requerirán tiempo, perseverancia y agilidad política. Pero llevar a término la transición que se inició a finales de 2015 encierra la promesa de un nuevo paisaje económico en Argentina”. Para alcanzarlo se deduce de sus consejos ajuste fiscal, restricción monetaria y más apertura comercial y reforma laboral, entre otras para favorecer la inversión privada (“por el lado de la oferta”, como indica Cardarelli). Esta será la base de exigencia del FMI para conceder un préstamo contingente al gobierno, instancia que recomendó el economista macrista Nicolás Dujovne en un reciente artículo en La Nación. “Si la sequía de fondos externos se prolongase, si lo quisiera el Gobierno podría recurrir al FMI. Un programa en el que el Fondo desembolsara 25.000 millones de dólares sería fácilmente obtenible y las condiciones que impondría el organismo serían pasablemente laxas para el Gobierno. Todos los gobiernos rechazan la alternativa del Fondo hasta el día en que la usan. Pero si el financiamiento se complica, allí estaremos”.

  El “vamos a volver” a los créditos del FMI será desmentido hasta el momento previo de concretar el regreso. El argumento para aceptarlo será que el Fondo entrega dólares a una tasa mucho más baja que el costo del endeudamiento en el mercado y que no aceptarlos sería una “cuestión política” sin sentido. La otra premisa será que el Fondo ha cambiado porque expresa más preocupación por lo social y que el plan económico es definido por el gobierno y no por las exigencias de los técnicos de ese organismo. Será la excusa Trump, la tentación de la tasa de interés más baja del crédito o la coincidencia en la orientación de la política económica, lo que se sabe es cuáles son las consecuencias sociolaborales cuando se abren las puertas a los préstamos con condicionalidades del Fondo Monetario Internacional.

[email protected]