La Legislatura porteña aprobó un proyecto para privatizar el sistema de trasporte público en bicicleta, conocido en la Ciudad como Ecobici, por un plazo de 10 años. La iniciativa aprobada conserva –por ahora– la gratuidad a los usuarios. “La idea es mejorar la calidad de las bicis, duplicar la cantidad de estaciones y llegar a barrios donde antes no se llegaba”, explicó un vocero del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño. La novedad se encuentra, ahora, en el financiamiento: además del aporte estatal, la empresa concesionaria podrá incorporar publicidad y sponsors en las cientos de bicicletas y estaciones. “El Gobierno creó la infraestructura, la demanda y ahora da lugar a que una empresa se lleve la ganancia”, relató a PáginaI12 el presidente del Observatorio de la Ciudad, Jonatan Baldiviezo.

En la última sesión del año, con un recinto semivacío (el bloque del Frente para la Victoria no asistió a la sesión en protesta por la detención de dirigentes opositores), los legisladores porteños del interbloque Vamos Juntos aprovecharon esa circunstancia para meter un volantazo y aprobar el proyecto que dispone el traspaso de las bicis de la Ciudad a manos privadas. Hasta este año, la gestión del Ecobici estaba dividida entre el Estado porteño, encargado de la distribución de los vehículos, el taller y las reparaciones, mientras que la empresa Sertell proveía el software para el retiro y devolución de bicicletas y el mantenimiento de las estaciones. Ahora, en el 2018, todo será diferente.

“Se vencía la concesión actual y a nivel mundial, el transporte en bicicleta avanzó muchísimo. Por eso nos propusimos reciclar todo y subir el estándar de calidad”, comentó a este diario una fuente del Ministerio de Transporte porteño, que dirige Franco Moccia, y agregó que “las bicis, la distribución de estaciones y todo lo que hacíamos en Ecobici pasará directamente al tercero”. Incluso, el control de los velocípedos estará a cargo de la propia empresa. La única abstención de la votación (que contó con un total de 41 votos positivos) fue la de Adrián Camps, del Partido Socialista. “Son proyectos que te lo tiran arriba de la banca. Se presentó hace pocas semanas (el 3 de noviembre) y uno no conoce absolutamente nada. Por eso, como en otras veces que he confiado y después fue un desastre, esta vez elegí abstenerme”, aclaró. Además, el legislador aseguró que todavía hay puntos del proyecto que no están definidos. “En el texto aparece que existirá un contribución del Estado de su propio presupuesto, pero no se aclara si será mayor, menor o igual a lo que se aportaba”, agregó. 

La mayor preocupación de la iniciativa estaba por el lado del acceso gratuito de los usuarios. Según cifras oficiales, en el servicio de transporte de bicicleta, hay 240.000 registrados para utilizar la flota de 2500 bicicletas. Pero si bien no se modificó la ley de 2007 que permite al Estado cobrar por la utilización, el artículo cinco del texto aprobado sostiene que “el uso del Sistema de Transporte Público en Bicicleta en las condiciones establecidas por la normativa correspondiente, será gratuito para sus usuarios durante el plazo de la concesión”. 

¿Y luego de los diez años? Para Baldiviezo, el otro ganador de esta privatización es el mercado publicitario. “Es una manera de legitimar el negocio de la publicidad y el sponsoreo en áreas que actualmente se encuentran prohibidas en la Ley de Publicidad Exterior”, contó. El proyecto aprobado prevé un límite de 550 espacios publicitarios que podrá implementar quien gane la concesión, pero no se aclara si eso incluye la propaganda en las propias bicicletas. “Las ganancias pueden ser millonarias para la empresa concesionaria y ni siquiera quisieron hacer un estudio para saber cómo afectará la publicidad al impacto visual de la Ciudad”, completó.

Una vez que la privatización de las bicicletas ya era un hecho, las palabras del presidente Mauricio Macri quedaron en el olvido. “Tomé la decisión de que el sistema público de bicicletas siga siendo manejado por el Gobierno, porque es un símbolo de la Ciudad verde que queremos construir y no quiero que quede en el medio de discusiones políticas”, había sostenido cuatro años atrás, cuando todavía era jefe de Gobierno.

Informe: Jeremías Batagelj.