Rondaban los 20 años cuando empezaron a reunirse. Cuando pensaron que el dolor personal debía convertirse en una acción colectiva que moviera las estanterías de la impunidad que, por entonces, reinaba en la Argentina. Cuando salieron a las calles para “escrachar” a los genocidas que andaban por los barrios, trabajaban en las clínicas o hacían vida de vecinos notables, no soñaban con que realmente se abriría la puerta de la justicia y que casi 1200 represores habrían sido condenados por haber secuestrado, torturado, asesinado y desaparecido a sus padres y madres. Los H.I.J.O.S, que con su juventud e irreverencia trajeron airecumplen 30 años de existencia
Una recorrida por la historia del organismo de DDHH
30 años de H.I.J.O.S: "Nuestra venganza es ser felices"
Emergieron en 1995 como un nuevo sujeto político. Trajeron aires frescos al reclamo de verdad y justicia. Salieron a las calles para escrachar a los genocidas que se regocijaban de su impunidad. Y lograron --junto al movimiento de derechos humanos-- lo que parecía imposible: tener a casi 1200 condenados por los crímenes cometidos durante la dictadura. Ellos y ellas saben que lo imposible solo tarda un poco más.

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