Cuatro mujeres en situación de encierro, comparten historias y hacen teatro. El adentro y el afuera juega una relación cruzada por el arte, en un umbral difuso entre la ficción y la realidad. Dentro es la nueva producción de El Refugio Teatro, con dirección y dramaturgia de Federico Cuello, las actuaciones de Florencia Crende, Yanina Sawicz, Natalí Paz y Carolina Rossi; y continúa sus funciones los domingos de abril a las 20 en Espacio Bravo (Catamarca 3624). “Si bien a la obra la escribo desde mi masculinidad, aparecieron problemáticas relacionadas al mundo femenino que abrieron muchas puertas e inquietudes en las actrices”, comenta Cuello a Rosario/12. “Aparecieron sus miedos, deseos, la maternidad -algunas de ellas son madres, otras no-, el encierro; y si bien trabajamos el mundo de la cárcel, ninguna tuvo un acercamiento real. Hicimos entonces un trabajo de campo, para poder acercarnos desde la obra de una manera lo más real y fuerte posible”, agrega.
-¿Dónde estuvo el origen de la obra?
-Hace unos años leí el libro Nosotras en libertad, sobre mujeres detenidas durante la última dictadura militar, y allí surgió una primera aproximación, sobre querer hablar de mujeres desde el lugar del encierro penitenciario y cómo, desde allí, ellas se reencuentran a sí mismas. Ese libro reúne alrededor de 200 relatos de mujeres, donde cuentan sobre cómo empiezan a crear dentro de la cárcel para subsistir: dan talleres de teatro, se ponen a dibujar, crean talleres de gimnasia, inventan historias. Todo esto me disparó un mundo imaginativo terrible. Los temas de la dictadura militar me interesan; de hecho, soy hijo de una persona que fue preso político, pero pensé en qué pasaría hoy si fueran cuatro pibas presas. Empecé a escribir e investigar y establecimos contacto con una ONG, Mujeres Tras las Rejas, nos pasaron material y pudimos llegar a la Unidad V a dar un taller. Así se armó un mundo imaginativo y creativo; y después de un año y medio de investigación fuimos llegando al espectáculo. Lo interesante también es que las cuatro actrices tienen edades diferentes, hay una gama muy interesante sobre el mundo femenino y temas como el encierro, la exclusión, el amor, la maternidad, los deseos. Aparecieron historias de acoso, de violencia de género, y ellas siempre devolvieron creando, desde el cuerpo, la acción y la palabra. Fue un trabajo realmente colectivo.
-En la obra, una de ellas propone a las otras hacer teatro, y Dentro se vuelve así metalingüística.
-La propuesta del teatro es la historia matriz, cuando una de ellas, la más grande y condenada a cadena perpetua, le propone a las otras presas hacer teatro. Obviamente, esta idea del teatro dentro del teatro está muy trabajada, no es una novedad, pero por ahí va el nudo, y es así cómo ellas, a través del teatro, se encuentran con sus tragedias personales, en una actividad donde pueden liberarse, expresarse, pintar, usar maquillajes y vestuario; pueden ser prostitutas de un burdel, brujas de juegos rituales, o chicas en una playa imaginaria y desértica.
Dentro es la quinta obra de El Refugio Teatro: “Si bien hay personas que ya no están en el grupo, hay un núcleo que sigue trabajando, con el que seguimos sosteniendo una sala en Pichincha, que es para nosotros un refugio fundamental donde investigar y crear. Con Dentro hemos logrado una mayor profesionalización, hemos trabajado con una vestuarista, la edición de sonido, una iluminación muy precisa. Aspectos que llevaron a que la obra sea una condensación de todas las anteriores. Si bien hay una línea estética parecida, Dentro tiene algo mucho más interesante, gracias también a una investigación que nos llevó casi dos años. Desde luego, la obra no solo tiene que ver con lo carcelario, sino con el adentro del ser humano. ¿Qué encontramos?, ¿Qué encierro hay? El teatro aparece como la posibilidad de una liberación, aunque más no sea por un momento, donde no estar, por ejemplo, con las redes y el celular”.
Dentro cuenta con las actuaciones de Florencia Crende, Yanina Sawicz, Natalí Paz y Carolina Rossi; vestuario de Liza Tanoni; técnica y edición de sonido de Gastón González Peca; diseño gráfico y fotografía de Gonzalo Pérez Castillo; y dirección y dramaturgia de Federico Cuello.