Querido lector:

El destino –si usted cree en él– decidió que esta columna saliera publicada exactamente hoy, el sábado de Pascuas. Usted podría decir que se trató de un milagro, la casualidad, la Providencia, el capricho de alguna divinidad, o bien de que, como esta columna se publica todos los sábados, y el sábado de Pascuas siempre cae casualmente en sábado (sería algo digno de estudio que el sábado de Pascuas cayera en miércoles), la cosa no tiene nada de extraordinario.

Usted elige creer o no creer (mientras no elija reventar, todo bien). Pero sí puedo decirle que este sábado es un día en el que los cristianos celebran la Pascua, los judíos el Pésaj, y ambas comunidades ingieren platos de pescado, cuyo precio se eleva en estas fechas, no digamos que hasta el cielo, pero más o menos.

Entonces, me pareció que era un tiempo adecuado para meditar respecto de las creencias y estos extraños “tiempos de medicación” (coincidirá usted conmigo en que gran parte de la población mundial la requiere con urgencia).

Me llama la atención, por ejemplo, la sabiduría ingenua de los niños acerca de los símbolos religiosos, expresada a través de algunas anécdotas que tuve el gusto de recopilar:

· Un pibe de cinco años (cinco, allá entonces; ahora es un adulto) entra con su mamá por primera vez a una iglesia, y al ver el crucifijo exclama: “¡Mirá, mamá, Brian!” (había visto La vida de Brian, de los Monty Python).

· Otro, de seis, va con su papá a un cementerio judío, y al ver las estrellas de David dice: "Pa, ¡este cementerio está lleno de sheriffs!”.

· Un tercero, tres o cuatro añitos, le pregunta a su mamá sobre la Inmaculada Concepción, y cuando ella le explica eso de “un niño fue concebido sin sexo”, él, apenas asombrado, comenta: “¡Uy, mamá, fue la primera fecundación in vitro!”.

· O la anécdota que de tanta vuelta ya se volvió chiste, del pibe que entra a una iglesia con su papá, escucha al sacerdote rezar y pregunta: “Papá, ¿'Amén' quiere decir 'Enter'?".

Los cineastas también se interrogaron sobre la religión, con humor. No quiero ni puedo dejar de recordar Monty Python and the Holy Grial (acá, “Los caballeros de la mesa cuadrada”) o La vida de Brian, que ya mencioné, ni al gran Mario Monicelli, con La armada Brancaleone (1966) y Brancaleone en las Cruzadas (1970), donde un maravilloso Vittorio Gassman y sus “cristianuchis” intentaban llegar a Tierra Santa. O Mel Brooks, en La historia del mundo según Mel Brooks, parte 1 (1981), donde un Moisés distraído pierde una de las ¿tres? Tablas de la Ley, y por eso quedan solo dos; o el grandioso director español que fue José Luis Cuerda, en Así en el Cielo como en la Tierra (1995), donde un Dios algo exhausto, encarnado por Fernando Fernán Gómez, se propone tener un segundo hijo, a ver si le va mejor que al primero. Y podría seguir y seguir.

Los que ya tenemos unas décadas recorridas estamos un tanto azorados viendo que la religión de hoy en día es... el teléfono celular. Sí: fíjense ustedes que si los creyentes rezaban antes de dormir, ahora conectan el celular para que “la carga de batería nuestra de cada día, dánosle hoy”. El celular escucha tus rezos aun si ni siquiera los decís, y te ofrece justo aquello en lo que estabas pensando (eso sí: no es gratis). Antes, un ser humano desesperado se arrodillaba y gritaba: “¡Dios mío, dame una señal!”. Ahora también se arrodilla, pero grita: “¡Dios mío, dame señal!”.

Un día escuché a un pastor de esos de la tele diciendo: “Tú debes conectarte con Dios, debes bajar el mensaje de Dios, porque el mensaje de Dios es claro, el mensaje de Dios es personal" (se ve que con Movistar no había arreglado), y cuando le dije que yo soy agnóstico, me corrigió: “Tú no eres agnóstico, tú estás fuera del área de cobertura”.

Pero no crea, lector, que los jóvenes la tienen más fácil. Ellos, ellas y elles deben adaptar sus nuevas maneras de hablar, pensar y sentir, a las creencias milenarias y las viejas tradiciones. Y a veces les cuesta. Por eso mismo, decidí hacer una no muy breve guía de ayuda religiosa para milenials y centenials que también podría servir para adultos confundidos. Ahí va:

1. Se dice "Dios creó a Adán a su imagen y semejanza”, no “Dios los creó según como se autopercibía ese día".

2. Se dice "Dios expulsó a Adán y Eva", no que “los canceló”.

3. Se dice “hizo la luz”, no “le dio power”.

4. Se dice “las Tablas de la Ley”, no “las tablets”.

5. Se dice "Los Diez Mandamientos", no “el tutorial”.

6. Se dice “Génesis”, no “capítulo piloto”.

7. Se dice “Diluvio”, no “tsunami”.

8. Caín dijo: “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”, no “él hace la suya”.

9. Los que llevan una cruz al cuello lo hacen por creyentes, no es la llave de la casa.

10. No es correcto decir “El Jueves Santo pintó cena”.

11. El Avemaría y el Padrenuestro son oraciones, no aplicaciones.

12. Era “Poncio Pilatos”, no “Pilates”.

13. Se dice “En el principio era el Caos”, no “era un quilombo”.

14. Los fariseos eran una secta, no un grupo de wasap.

15. Eran 12 apóstoles, no avatares.

16. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son “la Santísima Trinidad”, no un alias bancario.

17. Dios es omnipresente, no virtual.

18. Juan, Mateo, Marcos y Lucas fueron “evangelistas”, no “influencers”.

19. Judas traicionó a Jesús, no lo "troleó" ni era un “hater”.

20. A los que se confiesan se les dice “Ego te absolvo, no “Te doy Like”.

21. Se dice “Epístolas”, no “tuits”.

22. Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”, no “Tenemos un match”.

23. Antes de que Dios creara a Eva, Adán no era un “Incel”.

24. Abraham no se puso “en modo patriarca” por pedido de Dios.

25. Es “creced y multiplicaos”, no “viralicen”.

26. Se dice “Amén”, no "Ah, re”.

27. Es “Padre nuestro que estás en los cielos”, no “en la nube”.

28. Se dice “Nuevo Testamento”, no “Segunda Temporada”.

De nada, querido lector.

Sugiero acompañar esta columna con el video-estreno de Rudy Sanz “Eso quiere decir que hay otra historia”, Episodio-3 del ciclo de charlas “¿cómo llegamos a esto?”