Con una sonrisa que intenta disimular el cansancio y una mirada que ya está puesta en el próximo desafío, Juan Monteverde se sienta a conversar con Rosario/12 como si la victoria del domingo pasado no hubiese sido histórica, aunque en un momento indica: ”Lo que empezamos en Rosario empieza a ser una realidad en toda la provincia”. "Uno no hace política para uno mismo, sino para lo colectivo", remarca y lamenta que otras figuras del peronismo -Cavatorta, Sukerman, Lewandovski, el mismo del Frade--no se hayan sumado a la alianza Ciudad Futura-PJ. "Seguiré insistiendo", aclara para lo que vendrá.
El domingo 13 de abril marcó un punto de inflexión en la política santafesina. Con 91.145 votos en la elección constituyente en la ciudad de Rosario —el 23,3% del padrón de la ciudad del río— Monteverde fue la gran sorpresa del domingo. Quedó a menos de tres puntos del gobernador Maximiliano Pullaro, que encabezó la nómina de Unidos y obtuvo el 26,5%. El líder de Ciudad Futura también brilló en la interna peronista para el Concejo, donde sumó 81.653 votos y fue el segundo precandidato más votado detrás de Juan Pedro Aleart (84.498). Así, Más para Santa Fe se consolidó como la fuerza más votada para el Concejo, con 108.781 votos, superando ampliamente los 82.753 de Unidos. En toda la provincia, el referente de Rosario Sin Miedo y Más para Santa Fe alcanzó los 212.162 votos, el 15,15% del total, ubicándose segundo detrás del gobernador Pullaro, que apenas llegó al 35%.
—¿Qué lectura te dejó esta primera campaña provincial, simultánea con la disputa local por el Concejo Municipal?
-Lo primero que hay que decir es que fue una campaña muy intensa, muy corta, y donde el oficialismo hizo todo lo posible para que esta elección no fuera democrática. Eliminando las PASO, Pullaro intentó reducir la disputa a un solo actor, él mismo. Aun así, logramos lo que parecía improbable: ser la segunda fuerza en la provincia y la primera en la ciudad. Creo que si esta elección hubiese tenido PASO y generales, como corresponde, habríamos ganado con amplitud la interna y hoy estaríamos discutiendo el gobierno de Santa Fe cara a cara con Pullaro. Porque hay un profundo malestar en la provincia, y nosotros somos quienes logramos canalizarlo con una propuesta concreta.
—¿Cómo viviste el recibimiento del peronismo a tu candidatura? ¿Qué significó ese acercamiento?
-Fue hermoso. Te diría que fue uno de los momentos más gratificantes de la campaña. Desde el primer día, cada unidad básica, cada comuna, nos abrió las puertas de par en par. Me sentí parte. Creo que tiene que ver con nuestras formas: con nuestro origen en la militancia social, con una lógica asamblearia, con una política de lo colectivo. Nos reconocimos mutuamente como pares. Lo dije en chiste, pero lo pienso en serio: parafraseando a Perón, "para un militante no hay nada mejor que otro militante". Eso se sintió en cada rincón de la provincia.
—No solo los militantes, también los votantes del peronismo te acompañaron, sobre todo en Rosario. ¿Cómo leés esa adhesión?
-Fue muy clara. En Rosario estuvimos a solo tres puntos de ganarle a Pullaro. Sacamos el 23% contra su 26%. Y si se mira el resultado de concejales, de convencionales, en ambas categorías el espacio de Rosario Sin Miedo recibió un apoyo contundente. Yo creo que eso es la confirmación de algo que venimos construyendo hace tiempo: una alternativa real, un nuevo frente que ya no es solo una promesa, sino una realidad consolidada en Rosario y en crecimiento en toda la provincia. Que gran parte del pueblo peronista se haya volcado a este proyecto es una victoria política enorme. Porque no se trata de absorciones ni de cooptaciones, sino de un nuevo espacio donde todos se sienten parte.
—Se dio una foto de unidad importante con todas las listas del peronismo que compitieron en la interna. ¿Cómo se gestó esa articulación?
-Yo los llamé esa misma noche. Vinieron al Distrito 7, subimos todos juntos al escenario. Fue una foto muy potente. Hay una madurez política en el campo nacional y popular que hay que cuidar. Entendimos que cooperando no solo somos más fuertes, sino mejores. Mejores militantes, mejores dirigentes, mejores personas. Y esa unidad no puede ser solo para una elección: tiene que trasladarse al Concejo, a los territorios, a los proyectos que presentamos. Por eso les dije a todos: siéntanse parte del bloque. Vengan a laburar al D7 como si fuera propio. Porque esto no es de una persona ni de un grupo, es de todos, los convocamos a todos, para trabajar juntos en el Concejo, yo lo charlé con Paula Sagué el otro día en el local, le dijimos que ya se sienta parte del bloque, y que se sume a presentar iniciativas y a trabajar a la par.
—En ese marco, ¿cómo analizás a quienes decidieron competir por fuera de ese frente?
-Me duele. A Cavatorta y Sukerman los invité a sumarse a la interna. Sinceramente, no tenía sentido ir por afuera. Hoy podrían estar dentro de la lista. Hicimos un esfuerzo enorme por generar un espacio de unidad amplia. No lo digo solo por nosotros: un montón de agrupaciones, partidos, militantes trabajaron para eso. Y también la ciudadanía: votó, militó, se comprometió. Hay que priorizar el proyecto colectivo por sobre cualquier ambición individual.
—¿Qué diferencias políticas ves con Pullaro, más allá del plano electoral?
-Muchas. Pullaro gobierna con desprecio hacia los trabajadores. Es transversal en toda la provincia el enojo de los estatales con su gestión: docentes, policías, judiciales, empleados públicos. ¿Cómo va a funcionar bien un gobierno si su propio gobernador desprecia a quienes tienen que ejecutar sus políticas? Además, confunde el poder con un cheque en blanco. Descuenta días a trabajadores que luchan por derechos, estigmatiza a los sindicatos, se sube al discurso autoritario. Eso no tiene nada que ver con la cultura política de esta provincia. No es que la sociedad se volvió de derecha: eso es mentira. Lo que pasa es que hay una falta de alternativas reales, y nosotros vinimos a ofrecer una.
—¿Qué lugar ocupa en este nuevo escenario de tercios que se está configurando en Rosario?
- Rosario está estancada hace años en un mismo color político. Este proceso que arrancamos con Rosario Sin Miedo es la alternativa. En las últimas elecciones ganamos ampliamente como frente. Algo que no pasaba desde 2007, según los datos que manejamos. Yo creo que se acabó un ciclo. Y lo que viene depende de nosotros. Por eso digo que hay que dejar atrás los nombres propios con poco caudal y apostar a un proyecto que le devuelva esperanza a la ciudad. Tenemos que derrotar a Javkin y frenar el avance de la derecha libertaria, que ya está intentando instalarse como opción.
—Con este mapa político, es inevitable preguntarte por 2027. ¿Te ves como candidato a intendente?
-Creo que el escenario ya se configuró. Va a ser un mano a mano entre tres espacios: el oficialismo, la Libertad Avanza y este nuevo frente que estamos construyendo con el peronismo. Y la única chance que tiene el oficialismo de sobrevivir es dividirnos. Nosotros lo sabemos. Por eso, desde el día uno después del 2023, trabajamos para la unidad. Lo intenté incluso para esta elección: hablé con Del Frade, con Lewandowski, con todos. Yo iba en el quinto lugar, no me importaba encabezar. Lo que quería era que hiciéramos una sola lista. No se pudo, pero voy a seguir insistiendo.
—¿Qué viene ahora? ¿Cómo se sigue este proceso político?
-Vienen dos meses clave en Rosario. Vamos a recorrer cada barrio para consolidar esta esperanza. Y después viene el desafío de la Convención. Pullaro no logró los 35 votos propios, aunque quiso aparecer como el gran ganador. Nosotros vamos a intentar articular una mayoría distinta, porque la Convención es una gran oportunidad. No para blindar a un gobernador autoritario, sino para imaginar la democracia que viene. Si nosotros no pensamos el futuro democrático, lo va a pensar Elon Musk. Y en ese futuro, no entramos. Nosotros no nacimos para defender el statu quo. Nacimos para transformarlo.
—Te vuelvo a hacer la pregunta de la entrevista anterior, pero con un tono más crudo: ¿Tuviste que tragarte muchos sapos para construir esta unidad?
-No. Porque cuando uno no hace política para uno mismo, sino para lo colectivo, entiende que los procesos requieren generosidad. Que no es tiempo de especuladores. Es tiempo de audaces y también de pacientes. Rosario es la prueba de que con tiempo, unidad y convicción se puede construir una alternativa real. Y ahora, lo que empezamos en Rosario empieza a ser una realidad en toda la provincia.