Desde esta noche cambiara mi vida de Paula Jiménez España (1969) publicado en enero de este año por la editorial Madreselva, cuenta en primera persona cómo era vivir el lesbianismo en la década del ‘80 y del ‘90, hasta la actualidad. La autora logra capturar, a través de su propia historia, una memoria colectiva relatando los silenciamientos que tuvimos que soportar las lesbianas en épocas pasadas.

El título alude al tema Fiesta de Rafaella Carrà, ícono de la música pop, precursora del feminismo y defensora de la comunidad LGBT desde la década del setenta. Es un libro cargado de música, a medida que avanzamos las páginas, la autora recuerda las canciones de las Viudas e hijas del rock and roll, el día que escuchó por primera vez Chocolate inglés y cuando fue a ver cantar a Marilina Ross. Paula Jiménez nos ubica de lleno en el Buenos Aires de los noventa, una década que posibilitó la entrada de nuevas temáticas en las conversaciones cotidianas.

En esos años fue cuando Celeste Carballo y Sandra Mihanovich sacaron el disco Mujer contra mujer (1990). La ciudad fue empapelada de afiches con la foto de tapa del disco, en la que estaban posando las dos sin ropa y abrazadas. En ese entonces, la gente no tenía en mente la representación de que dos mujeres podían ser lesbianas. Esa imagen produjo que se visibilizara de forma masiva la existencia de una relación sexual entre dos mujeres.

Días después de la salida del disco, Juan Alberto Badia invita a Celeste Carballo a su programa de televisión Imagen de Radio. En esa entrevista ella dice que el título del disco alude a la relación de amor entre dos mujeres y que muchas se enconden para no mostrarse. En esa misma conversación, teniendo ella treinta y tres años, contó que en su adolescencia sufrió mucho escondiéndose. Fue la primera que se nombró como lesbiana al aire en un programa televisivo. Y advirtió: hay muchos como yo, somos muchos más que dos.

Recordemos que una década antes fue Sandra Mihanovich quien grabó por primera vez el tema Puerto Pollensa (himno lésbico, si es que lo hay) de Marilina Ross quien lo compuso durante su exilio político, entre 1976 y 1983.

La poeta y narradora Paula Jiménez habla en este libro sobre el ocultamiento por el que tuvimos que pasar en el ámbito familiar y social. Por esos años no podíamos caminar por la calle de la mano y decíamos, a modo de pantalla, que quien estaba a nuestro lado era una amiga o una prima. La autora cuenta en las primeras páginas que su tía tenía una amiga a la que nadie reconocía en la familia como su novia.

Sucedía que al ser las lesbianas invisibilizadas, era difícil darse cuenta y reconocer lo que nos pasaba en nuestra infancia y adolescencia. No existían lugares públicos donde se hablara sobre la homosexualidad. Tampoco había internet, ni los medios trataban el tema. Era difícil tener acceso a ese mundo, saber qué les pasaba a otras mujeres, qué hacer con eso que sentíamos. Paula Jiménez consigue a través de su escritura poética llevarnos a esos años en los que era dificultoso hablar y mostrarse lesbiana. Logró tejer un libro de reconocimiento histórico y transgeneracional.

A raíz de ese silenciamiento, la autora nos cuenta algunas situaciones donde todavía no era del todo consciente que le gustaban las mujeres. Un día estando en el colegio secundario, su amiga eligió sentarse al lado de una compañera. En ese momento esa situación le resultó tan insoportable que esa mañana le grito ‘lesbiana’ en el pasillo del segundo piso del colegio. Paula Jiménez reflexiona en el libro sobre esa situación y dice que su voz enunció en voz alta lo que tenía miedo que le dijeran a ella. “La palabra que me amenazaba con dejarme afuera de la única vida que conocía. Ese agravio pronunciado contra la persona que más quería, podría haber sido también la llave de mi propia liberación”.

Luego le siguieron los años de facultad. Cursó psicología en la sede de Hipólito Yrigoyen y en la de Independencia. Era habitué de los bares de la zona, donde se juntaba a tomar cafecitos con sus compañeros de cursada. En esas mesas de bares entre charlas íntimas y estudio, la autora cuenta que aparentaba lo que no era: se hacía pasar por heterosexual con poca experiencia.

En ese mirar para atrás nos reconocemos novatas y un tanto perdidas con lo que sentíamos. A veces hasta con cuestiones nimias, como cuenta la autora, en su empeño por lograr una linda letra para seducir a su compañera del colegio, a la que nunca le había podido ser del todo franca con sus sentimientos, aunque se la pasaba escribiéndole cartas.

Pasaron algunos años para que con su primera novia miraran películas en VHS tiradas en un colchón sobre el piso, en la pantalla del televisor de veinte pulgadas que compró en el Coto con su primer sueldo de camarera.

Paula Jiménez fue una niña que logró escuchar frases de algún que otro familiar del estilo: “Mira hija, nadie paga tu felicidad, así que vive tu vida y no le des bolilla a nadie, me entiendes? A nadie” y que la ayudó a enfrentar lo que sintió hasta el día de hoy.

Ese silenciamiento amordaza, pero Desde esta noche cambiara mi vida es un testimonio de cómo en el transcurso de los años vamos ubicando actitudes que tuvimos, situaciones que ocultamos y otras que callamos. Y sobre todo da cuenta de que lo personal es histórico y lo histórico, político. Un libro necesario en esta época en la que los derechos conquistados están en peligro, las minorías están siendo vapuleadas con discursos que denigran a quienes se corren de lo heteronormativo y a la violencia a la que estamos expuestas por estar avalada desde el poder mismo. Logramos hacer historia social y emotiva, al closet no deberíamos volver nunca más. 

Paula Jiménez España presenta Desde esta noche cambiará mi vida el miércoles 30 a las 19, en el stand 229. Pabellón Azul.