A pura calle
Niños con las cabezas cubiertas de fuegos artificiales, gatos que parecen estar saliendo desde una dimensión desconocida, sombras ominosas en medio de juegos infantiles o perritos que posan felices en caros restaurantes parisinos son parte del repertorio de Pure Street Photography, una comunidad originaria de India y fundada en 2020 que rinde homenaje al ingenio y la casualidad. La plataforma recopila imágenes que han sido capturadas en todo el mundo por fotógrafos accidentales y amateurs, o por quienes simplemente pasaban por ahí en el momento indicado y terminaron encapsulando una escena imposible. Así han amasado una gran variedad de postales improbables, ilusiones visuales y extraños aciertos que por supuesto crecen y crecen en las redes sociales. Sin embargo, aseguran sus creadores –dos fotógrafos urbanos y autodidactas de Mumbai–, la plataforma sirve para mucho más: “Está apasionadamente comprometida con el arte atemporal de la fotografía callejera”. Fue así que para apoyar a su comunidad, convocaron a un fondo concursable a principios de año, cuyos ganadores se anunciaron esta semana y bien podrían resumir el espíritu de este divertido emprendimiento. A la cabeza se encuentran fotos que capturan festividades típicas en India, o una mujer mayor aferrada a su cartera mientras una enorme serpiente se desliza hacia ella, o un orgulloso perrito beagle posando para los paparazzi. “Comprometida con el empoderamiento de los fotógrafos callejeros, Pure Street Photography apoya activamente a sus miembros para que aparezcan, consigan exposiciones y publiquen libros”, dicen sus creadores, que defienden lo orgánico en tiempos de IA. “Con su filosofía de puertas abiertas, la plataforma sigue fomentando un movimiento mundial que defiende la expresión artística, la creatividad y el poder transformador de la fotografía callejera”.
No me dejen olo
En tiempos de grandes máximas y absolutismos podría ser bueno recordarlo: toda nuestra experiencia es cuestión de percepción. Y sobre eso todavía sabemos poco. Así es como un equipo de la Universidad de California en Berkeley ha causado revuelo por estos días tras un impresionante anuncio: existe un nuevo color. O eso es lo que aseguran, ya que solo lo han “experimentado” cinco personas en el mundo gracias a una técnica que permite ver más allá de la percepción cromática natural del ojo humano. El equipo lo ha bautizado “olo” y lo describe como un azul verdoso de una saturación nunca antes vista. "Predijimos desde el principio que aparecería una señal cromática sin precedentes, pero no sabíamos qué haría el cerebro con ella", explicó Ren Ng, ingeniero eléctrico y una de las personas que ha visto el color. “Nos dejó boquiabiertos. Es increíblemente saturado”. El sistema por el cual este supuesto nuevo color logró ser registrado se llama “Oz Vision System”, en homenaje a las gafas que utilizaban los personajes del clásico El Mago de Oz y los científicos aseguran que podría tener aplicaciones mucho más interesantes como el estudio de enfermedades oculares o la asistencia a personas con daltonismo. Sin embargo, advierten que la fase de esta tecnología está muy lejos aún de lo doméstico: “Nuestro método actual depende de láseres y sistemas ópticos muy especializados que, sin duda, no llegarán pronto a los teléfonos inteligentes ni a los televisores”, dijo James Fong, coautor del estudio.
Contaminación satelital
“Había estelas de satélites en casi todas las fotos que tomé, pero en vez de intentar eliminarlas decidí juntarlas en una sola imagen para mostrar lo contaminado que se está volviendo el cielo nocturno”, dijo Joshua Rozells, un fotógrafo que se aventuró en el desierto de Pinnacles, Australia, para capturar una estela de estrellas y que sin embargo, terminó revelando un serio problema creciente. Cuando SpaceX, la empresa de Elon Musk, lanzó Starlink, sesenta satélites llenaron los cielos abriendo camino a otras empresas. Ese número ya ha superado los diez mil satélites, con decenas de miles más en preparación y solo SpaceX planea lanzar cuarenta mil más. Así que editando 343 de las fotos que tomó ese día y recolectando las miles de estelas de luz satelital, Rozells amplifica bien gráficamente las peticiones de la comunidad científica: están advirtiendo que, aunque los satélites recopilan datos esenciales, la asombrosa cantidad que llena nuestros cielos no hará más que empeorar la contaminación lumínica y nuestra capacidad para estudiar lo que hay más allá. Como la industria está poco regulada, el problema podría avanzar sin ningún control. “Afortunadamente, los astrónomos de todo el mundo se han dado cuenta de este problema y están empezando a alzar la voz”, dijo Rozells en su cuenta de Instagram. “Organizaciones como el Centro Para la Protección del Cielo Oscuro y Silencioso de la Unión Astronómica Internacional abogan por la regulación y protección del cielo nocturno”.
Ojos bien abiertos
“No queríamos una audioguía, sino que la persona ciega tuviera frente al cuadro la misma experiencia de alguien que ve. Era sumamente ambicioso y difícil porque ¿cómo le describimos a alguien obras tan complejas como son las abstractas?”, dice Mariana del Val, directora del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, ubicado en la provincia de Córdoba, que abrió la primera sala del país completamente accesible para personas ciegas. Aunque algunos museos argentinos, como el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires, tienen algunas obras audiodescritas, esta es una experiencia inédita en el país ya que se elaboró a través de un grupo de investigación de 32 especialistas y en colaboración con personas con discapacidad visual que de hecho tuvieron la palabra final respecto a cómo montar esta exhibición pionera. “¿A quién le pertenece la interpretación? ¿Es de las artistas que han hecho la obra? ¿Es nuestra? ¿Es de aquellos que pensamos como posibles oyentes?”, se pregunta Jimena Castillo, codirectora de la investigación, sobre la serie de instancias de prueba y de conversación. En ese marco, se encendieron verdaderos debates sobre el arte mismo: respecto a cómo interpretar una obra, sobre cómo contarla a un otro, pero también sobre cómo las personas ciegas en particular evocan las palabras y cómo recuperan memorias basadas en estímulos sonoros y sensoriales. “Yo puedo no ver el color gris, pero yo sé lo que es un día gris”, explica Jimena Lopez, mujer ciega desde los tres años y militante por los derechos de personas con discapacidad, que acercó esta inquietud al museo y participó de la investigación. “El color es una construcción cultural. Tenemos un acercamiento al color desde lo que entendemos que es, los distintos significados, sentidos, asociaciones”, dijo sobre una de las cumbres del debate. Desde fines de 2024, entonces, se pueden ver los resultados en el recorrido por la Sala 1 del Caraffa, que se realiza a través de diez audios elaborados por el grupo de investigación en una muestra creada para ser aprovechada comunalmente por videntes y no videntes. La sala exhibe 26 obras de mujeres de la muestra Narrar historias con fragmentos, del ciclo Visualmente Incorrectas de la colección estable del Museo, que en su mayoría no habían sido expuestas antes y explora el vínculo de las artistas con la escritura. Por eso los cuadros están dispuestos en una misma línea base que representa el renglón de un cuaderno.