“¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?/¿sólo grafitti?; ¿rock?; ¿escepticismo /también les queda no decir amén /no dejar que les maten el amor/ recuperar el habla y la utopía”. Con la lectura de ese poema de Mario Benedetti –¿Qué les queda por probar a los jóvenes?– comenzó ayer el plenario titulado “Juventudes contra el Libre Comercio”, en el marco de la Semana de Acción Global contra la OMC, que se realiza desde el jueves en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Del plenario participaron jóvenes de organizaciones políticas, sociales y sindicales, provenientes de diferentes provincias del país y de distintos países de América Latina. Mientras en el Centro Cultural Kirchner representantes del gobierno de Cambiemos se reunían con ejecutivos de las más poderosas empresas multinacionales y de las principales potencias mundiales, en el plenario los jóvenes debatieron acerca de cómo combatir al neoliberalismo con la articulación de los pueblos de la región, la transformación del sindicalismo y la participación política de las nuevas generaciones.  

La organización de la actividad estuvo a cargo de las agrupaciones La Emergente, Cienfuegos, Democracia Socialista y el colectivo internacional Juventud en Lucha, que nuclea diversas organizaciones de América Latina. Silvana abrió el plenario como representante del colectivo, con una breve disertación que se limitó a enunciar los objetivos de Juventud en Lucha: “Tenemos que hacer un enorme esfuerzo por lograr la unidad en la lucha a partir de los espacios nacionales. Nuestra tarea es la articulación, formación y lucha en la calle”. 

“Como juventud tenemos que presentar una alternativa a este nuevo avance del neoliberalismo”, afirmó a su turno Felipe, de la agrupación brasilera RUA. “Estamos viviendo el final de un ciclo progresista en América Latina, de gobiernos marcados por la idea de conciliación de clase”, apuntó luego, y remarcó la necesidad histórica de “presentar un nuevo sujeto revolucionario en la sociedad, centrado en la lucha de las mujeres, de la comunidad LGBT, de los pueblos originarios, de los negros y las negras. Esos tienen que ser los sujetos prioritarios para salir de este momento de crisis neoliberal”.

El representante del Movimiento Estudiantil de Venezuela, Mariano, no coincidió con el planteo del brasileño sobre la existencia de un fin de ciclo, “aunque el sector progresista está muy debilitado en muchos países de la región”, aclaró. “Los países que lograron sostenerse en el gobierno son aquellos que plantearon una radicalización de la democracia, como lo hizo Evo Morales con la democracia comunitaria en Bolivia o Hugo Chavez con las asambleas populares en Venezuela”, señaló. El joven opinó que “lo primero que tenemos que pensar es qué es la juventud, más allá de una categoría sociológica inventada por el positivismo, es decir, por un paradigma ideológico de derecha. Tenemos que reinventar la juventud y entender la lucha desde ahí”. 

A su turno, Alejandro, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), integró en la discusión los problemas de las drogas y el gatillo fácil que sufren los jóvenes en los barrios vulnerables. “A mi me tocó vivir apagado por la droga y me salvó la organización. El problema de la droga y el gatillo fácil es lo que nos roba a los pibes y pibas todos los días; son víctimas de un Estado ausente y es el neoliberalismo”, advirtió. “Acá adentro somos un montón de jóvenes, pero tenemos que ser más. Tenemos que tener la creatividad y la empatía de convocar a todos los pibes y las pibas de los barrios. Siempre se habla del hombre nuevo; al hombre nuevo hay que acompañarlo”, finalizó. 

Mariela, de la agrupación paraguaya Ñamoseje Monsanto (echemos a Monsanto), explicó que el conflicto con las grandes empresas se dirime en torno a la tierra. “Sólo el 6 por ciento de la tierra cultivable del país se utiliza para producir alimentos, el resto es todo soja transgénica que destruye el suelo y envenena a nuestra gente”. La joven vinculó este grave conflicto con la migración forzada “Más de 2 millones de paraguayos y paraguayas viven en Argentina, y este año el presidente Macri, con el decreto 70/2017 modificó la ley de migraciones, y el gobierno está deportando a muchos inmigrantes”, denunció. 

Informe: Juan Funes.