Un equipo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en colaboración con la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Hospital Privado Universitario de Córdoba, descubrió una ingeniosa forma de revertir el desarrollo de un tipo de tumor cerebral.

Según se describió en la revista Neuro oncology, donde se publicó el artículo científico, el grupo investigaba sobre la hipófisis, un órgano localizado en la base del cerebro que elabora hormonas para controlar otras glándulas y muchas funciones del cuerpo —como el crecimiento y la fertilidad—, y que, en ocasiones, puede desarrollar tumores cerebrales. El nombre específico es tumor somatotropos de la hipófisis.

Los tumores neuroendocrinos hipofisarios (PitNETs) representan el segundo tipo más común de tumores intracraneales, y uno de sus subtipos, los tumores somatotropos, constituyen el segundo más frecuente. El interés de los investigadores argentinos era revertir esa tendencia.

¿Qué descubrieron?

Los científicos argentinos identificaron una proteína llamada SHP2 que desempeña un papel clave en el crecimiento de ciertos tumores cerebrales, específicamente los tumores somatotropos de la hipófisis. 

Células tumorales de pacientes con tumor somatotropo observadas mediante microscopio electrónico de transmisión. (Imagen: Conicet)


¿Por qué es importante?

Actualmente, el tratamiento de primera línea para estos tumores es la cirugía transesfenoidal, pero en muchos casos se complementa con un tratamiento adicional, que consiste en incorporar medicamentos como el Octreótido. Sin embargo, aproximadamente el 50 por ciento de los pacientes no responde adecuadamente a estos tratamientos farmacológicos.

En tanto, el descubrimiento de que la inhibición de la proteína SHP2 puede reducir significativamente el crecimiento de estos tumores en modelos preclínicos sugiere una nueva vía terapéutica para aquellos pacientes que no obtienen resultados con las terapias convencionales

¿Qué significa esto para el futuro?

Este hallazgo abre la posibilidad de desarrollar tratamientos dirigidos específicamente a la proteína SHP2, lo que podría mejorar las opciones terapéuticas y la calidad de vida de los pacientes afectados por estos tumores. Aunque los resultados son prometedores, se necesitarán más estudios y ensayos clínicos para confirmar la eficacia y seguridad de esta estrategia en humanos.

Juan Pablo Petiti, investigador del CONICET, y Gilda Mezger, becaria del CONICET, analizando células tumorales en un microscopio de alta resolución.


“El trabajo preclínico lo comprobó y ahora se abren las puertas para profundizar esta línea de investigación con el fin de avanzar hacia el desarrollo de nuevas posibilidades terapéuticas para los pacientes en los que no funcionan las terapias convencionales”, indicó Juan Pablo Petiti, líder del estudio e investigador del CONICET.

¿Cómo lo descubrieron?

“A partir de nuestro trabajo colaborativo con el Hospital Privado Universitario de Córdoba, observamos mediante diferentes estrategias metodológicas, que los pacientes con tumores somatotropos presentaban niveles elevados de SHP2, una proteína que parece estar relacionada con la capacidad de crecimiento del tumor”, explicó Petiti, líder del estudio e investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA, CONICET-UNC).

Juan Pablo Petiti, Liliana Sosa, Natacha Zlokowski, Gilda Mezger y Erica Faure, del INICSA (CONICET-UNC), con médicos del Hospital Privado Universitario de Córdoba: Laura Anahí Cecenarro, Juan De Battista y Patricia Calafat.


Los investigadores del INICSA trabajaron en conjunto con endocrinólogos, patólogos y neurocirujanos del Hospital Privado Universitario de Córdoba para avanzar en esta línea de investigación.

"Nuestros resultados aportan evidencias sólidas de que ciertos pacientes con PitNETs (incluyendo los tumores somatotropos) podrían ser candidatos a ser reclutados en ensayos clínicos en un futuro. Previamente, necesitamos profundizar algunos aspectos en el modelo preclínico que tienen que ver con los posibles efectos adversos de la droga”, afirmó Petiti, quien realizó estancias de especialización en el Instituto Curie de Paris, en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL según sus siglas en inglés), en Heildelberg, y en el Centro de Cáncer Moore de la Universidad de California, en San Diego.

Ciencia es futuro

Para el investigador del Conicet, el trabajo demuestra cómo la colaboración entre investigadores y médicos puede acelerar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas, al tiempo que impulsa a seguir apostando por la investigación traslacional, fortaleciendo la ciencia y la medicina para mejorar la calidad de vida de los pacientes”.

Del avance también participaron Facundo García Barberá (primer autor del estudio), Florencia Picech, Liliana Sosa y Florencia Mezger, del INICSA; profesionales de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC como Natacha Zlokowski, Eric Faure y Jorge Mukdsi; y los médicos Juan De Battista (Neurocirugía) y Patricia Calafat (Anatomía Patológica) del Hospital Privado Universitario de Córdoba.

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