Candela Gomes Diez

Una noche de rock. Un incendio. Una tragedia. Y una herida abierta. Más de 20 años después, lo sucedido en República Cromañón el 30 de diciembre de 2004 convoca e interpela a nuevas generaciones con otras resonancias. Y de ese debate se hace eco la obra teatral En zapatillas, adaptación de la novela homónima escrita por Mónica Jurjevcic, que puede verse los domingos a las 20 en Área 623 (Pasco 623). Las entradas se adquieren en: https://www.alternativateatral.com/obra91813-en-zapatillas. En junio, la obra podrá verse los los viernes a las 20 en Espacio Callejón (Humahuaca 3759).

Con adaptación y dirección de Ayelén Del Valle y Luciana Sapia, la puesta cuenta con un elenco numeroso integrado por Canela Arregui, Delfina Valdiviezo, Estefanía Daicz, Iván Gunars Grinfelds, Martu Rubio, Milagros Zabaleta, Nacho Cuacci, Rulo Villalba, Tea Alberti y Tom CL. La historia gira en torno a Matías, un joven sobreviviente que intenta sostenerse en sus afectos en medio del dolor. Y en esa búsqueda, el recuerdo de Mariana, sus compañeros de curso y Helena, la profesora de Literatura, serán su guía.

Ayelén Del Valle y Luciana Sapia tenían 7 y 14 años, respectivamente, cuando el boliche de Once ardió y terminó con la vida de 194 jóvenes. Juntas fundaron Cráneo Teatro, una productora autogestiva a través de la cual generan diversos proyectos dentro del circuito independiente. “Cromañón es una herida abierta que llevamos todos”, sostienen las directoras, quienes descubrieron que tenían que hacer su propio aporte sobre las tablas cuando leyeron En zapatillas, la novela de la escritora y docente Mónica Jurjevcic publicada en 2021 (SM). “Es muy importante seguir contando esta historia y recordando a todas las personas que murieron ese día. Para que no se repita y para que se sigan tomando las medidas necesarias para garantizar la seguridad en los espacios que habitamos todos los días”.

-¿Cómo surgió la idea de realizar esta obra?

Ayelén Del Valle: - En 2021, yo había caído con Covid en Año Nuevo y para sortear la angustia de ese momento mi prima me prestó la novela de Mónica, su profesora de Lengua, que había escrito sobre su grupo de amigos del colegio. La devoré en una semana. Mientras la leía, el texto se me volvía teatro. Nunca había hecho una adaptación de una novela a un texto teatral, y fue entonces cuando le propuse a Lucía trabajar juntas en la adaptación teatral y la dirección del proyecto.

Luciana Sapia: -Siempre nos interesaron las historias que tienen algo para decir. Nos parece importante que el público se quede pensando en lo que vio y que la obra lo movilice.

-¿De qué manera trabajaron la adaptación de la novela?

L.S.: -Trabajamos durante dos años. Hubo mucho trabajo de selección del texto, y de modificar ciertos aspectos para poder llevarlo a escena y que no fuera una mera descripción del argumento. Y en el proceso de ensayos, aun con el libreto terminado, fuimos puliendo el material. El trabajo con los actores fue muy rico, y nos permitió ver y entender qué cosas funcionaban y cuáles no.

A.D.V.: -Quisimos poner el foco en cómo hacer que un texto tan descriptivo se volviera acción. Porque el teatro es imagen viva y hacer ese cambio nos llevó mucho tiempo de aprendizaje, y de tomar seminarios y charlas con la autora.

-¿Cómo impacta esta puesta en el público?

L.S.: -Tuvimos muy buena recepción. Hicimos funciones en Capital y Provincia, y la gente se acerca a compartirnos su emoción y sus reflexiones, y también nos agradecen. Ese es un momento muy emotivo que se da entre el equipo y los espectadores. Han venido familiares y amigos de víctimas, y siempre se fueron muy conmovidos y agradecidos por darle cuerpo y voz a este relato.

A.D.V.: -Durante el proceso de montaje de la obra, hemos estado muy cerca de la organización "Familias por la vida", que también nos acercó su sensibilidad y su aprobación al proyecto. Y también nos hemos encontrado con gente relacionada a la tragedia que sintió la necesidad de compartirnos su historia. Durante la última función, una hija y su padre nos contaron, entre lágrimas, cómo él le había salvado la vida al no dejarla ir a Cromañón y cómo ella había perdido muchos amigos esa noche.

-La memoria es un concepto clave en la puesta. ¿Cuál advierten que es el aporte del teatro en este aspecto?

A.D.V.: -La cultura es una herramienta que te permite llegar a otros tiempos. La escritura, el cine o el teatro generan ese sello y esa marca en la historia para intentar perdurar. Con esta obra hemos visto al público recordar y replantearse lo que pasó en Cromañón. Y eso es hacer memoria: que un espectador se siente en la butaca y vuelva a recordar lo que sintió en ese momento y lo que siente ahora. Volver presente el pasado, siempre, para poder ir hacia un futuro.

L.S.: -El teatro siempre termina siendo un lugar de resistencia y un espacio para abrirnos a nuevas ideas y pensar. Llevar este tipo de acontecimientos a la escena nos permite seguir hablando de lo que pasó, para mejorar como personas y para generar empatía. Ponernos en el lugar del otro nos permite ampliar nuestra perspectiva y entender otras realidades. Y el teatro es muy importante para que la memoria colectiva también se construya desde ese lugar.