El domingo 11, un panel diverso presentó en la Feria del Libro De arte no entiendo nada, de Alejandro Marmo, artista plástico creador de las dos Evitas del edificio de Desarrollo Social y de representaciones 2D de protagonistas de nuestra cultura popular, Los Iluminados. El libro intenta hilar las obras, sus historias, sus barrios y sus protagonistas con inquietudes del presente, paratextos y contextos. "La incoherencia es el punto de partida para un pensamiento creativo", propuso Marmo para presentar este libro en otra ocasión. Pero en esta ocasión mandó en representación a un abejorro de metal, chiquito, dispuesto en el centro de la mesa y al que los oradores señalaban -con cierta dosis de extrañamiento- cuando se referían al artista plástico.
Lo primero que hizo Emiliano Ojea -uno de los integrantes del panel moderado por el profesor Gabriel Moya- fue aclarar que no viene del "mundo del arte", como la mayoría de quienes están en el panel. Pero, desde hace un tiempo, trabaja en gestionar la colocación de las obras de Marmo en lugares estratégicos: poner una escultura de metal iluminada de Diego Maradona en un club de barrio de la Paternal. Esa obra estaba a menos de un metro del suelo: la cara de Diego en la cara del barrio. Frunció el ceño y confesó que tuvo miedo de que alguien la robe, o que hinchas de otro club la saquen cuando la instalen. Marmo fue contundente: "Ojalá suceda porque eso es arte, es cultura popular. Ponemos otra obra si se la roban". Ante tal resolución, el gestor cultural y deportivo, aseguró: "Mirá, yo de arte no entiendo nada". Así, se empezó a formar la idea del libro y en el stand del Grupo Octubre -editor del libro-, estalló una risa compartida.
En uno de los capítulos del libro, Mamro invitó: "Jugar agresivamente activa la adrenalina por un futuro brillante que puede dar como resultado la supervivencia. La isla flotando en medio del metaverso es el semillero para contar buenas historias y declararle la guerra al pesimismo y a la violencia de la calle". Algunos de los títulos disparadores son Mambo tuyo -un prólogo que se suma al juego y entra en el terreno de la imaginación-, Prosperina en el Camino de Cintura, Dialéctica en el metaverso -donde están Charly, Spinetta y Gustavo Cerati Iluminados -, María Magdalena llora a Zárate Brazo Largo y Pasión de Mercurio en Vaca Muerta.
¿Qué se hace con el arte?
Gabriela Baby, licenciada en letras y periodista sugirió algunas preguntas: "¿Es necesario o posible entender de arte? ¿Qué se supone que hay que entender? ¿Se trata de la razón y el entendimiento cuando nos enfrentamos a una obra de arte?". "El diseño gráfico está supercuidado y permite leer este libro como si fuera un libro-álbum. Me refiero a ese tipo de libros que narran desde las imágenes un relato que a su vez dialoga, contradice, o pone en cuestión lo que se va contando en el texto. Este es un poco el funcionamiento de este extraño libro", explicó Baby.
El libro explora el trabajo del artista, las fábricas del Gran Buenos Aires y sus trabajadores, la representación sindical, a los Iluminados -Leonardo Favio y Moria Casán, entre otros "entrañables" de nuestra cultura-, el metaverso y el encuentro real entre personas, entre otros temas varios. Su obra El abrazo, emplazada en distintos lugares del mundo, es puesta en diálogo con elementos de la cultura popular: la trilogía de El Padrino, El grito de Munch, Sandro, la mitología griega... Para la periodista, los "temas se van recorriendo en los textos". "Sin embargo, siempre hay una zona textual iluminada, una zona poética y una zona de pregunta que entra como un aire fresco".
En su miscelánea, "el texto seduce, atrapa". "Tiene ritmo, intriga también y sobre todo muchas sorpresas en cada oración y ahí el texto se ilumina y nos ilumina la lectura", destacó Baby. Para ella, el libro "parece decir que en este fin de época tan decadente y sin sentido se trata simplemente de sentir, leer, escuchar algo del tiempo, del estar en presente, de prestar atención y seguir el juego que propone". Y tras esto, la periodista se respondió: "No se trata de entender sino de vibrar en favor del futuro con todos los cambios que hagan falta".
El hecho político
"Esta experiencia de construir tiene que ver con esto de que decimos 'de arte no entiendo nada', pero al final todos terminamos pudiendo hacer algo de arte", reflexionó Ojea, pensando en todas las personas (familias, frentistas, otros artistas) que hacen posible la instalación de una obra. "Haciendo esta tarea que me tocó, entendí que el arte es un hecho político y es un hecho comunitario, de unidad, de integración. Eso que hace Alejandro nos llevó a recordar a Gilda, por ejemplo".
"Cada personaje que inauguramos tuvo su público, tuvo su momento -o algunos lo tienen en la actualidad-, pero la inauguración hace que un montón de generaciones nos juntemos en ese momento y empecemos a recordarlo", continuó Ojeda, recordando todas las obras que recorren el país. A Mariela Ortíz Suárez, licenciada en comunicación, el libro la llevó a pensar su propio trabajo con juventudes cruzado con esos espacios de conexión intergeneracional que "la obra de Ale propone". Para ella, los textos y las imágenes invitan a "repensarnos como personas adultas en los espacios de intervención que tenemos, y cómo desde allí podemos recuperar lo político y devolverle a las juventudes esa voz que tuvieron en algunas décadas, tan transformadora en nuestra historia argentina. Un objetivo en la obra de Marmo tiene que ver con transformar desde el absurdo".
El más joven y el único trajeado del panel, Lorenzo Rey, tomó el micrófono: "Soy economista y durante mucho tiempo pensé que el arte era algo lejano, algo que se mira, pero no se toca... Algo reservado para quienes entienden. Pero con el tiempo y sobre todo con el trabajo que venimos haciendo en Argentina 360, me di cuenta de que el arte no es solamente una técnica o un conocimiento. El arte es una forma de comunicar, de ver un poquito más allá, de imaginar lo invisible".
En el cruce de su mundo formal y rígido y el mundo del arte, descubrió que "para transformar, para hacer un país mejor, hay que conectar lo abstracto con lo simbólico, lo concreto con el arte". Así ante la pérdida del lazo social de la que hablan los teóricos, el arte popular de Marmo "es como una contracultura", afirmó Ojeda, en diálogo con Página/12. "La propuesta que tiene el gobierno nacional es Estado ausente, critica lo comunitario, la justicia social... Nosotros creemos en la integración comunitaria y en que, muchas veces, el arte mueve a la economía".
Un nuevo optimismo
En uno de los textos, Marmo deslumbra: "Si uno escucha al final de una época aparece la dimensión de un nuevo optimismo, uno que debe ser descubierto. Recibir la revelación de creer en algo cuando el escepticismo por los viejos optimismos marca la herida, es abrir los sentidos y entusiasmarnos con un nuevo formato".
Juan Cruz y Manuela Torres -hijos del músico popular Jaime Torres, otro de los Iluminados- terminaron de conjurar el arte como trinchera para ese nuevo optimismo, cantando: "Soy como el palmar. Grito en el desierto. Mi felicidad es soñar despierto. Todo está en calma mi corazón, el cielo abierto como una flor que perfuma el aire la esperanza. Ya no lloverá, ya no lloverá, reinará la paz de la sabana".
Informe: Natalia Rótolo.