“Quería llevar mi militancia puesta. Cuando ganó Milei, necesité crear algo literal que mostrara el orgullo que siento por ser peronista”, dice Malena Río García, que tiene apenas veinte años pero las cosas claras. Cuando la despidieron de su trabajo, decidió encontrarle la vuelta. Fue así como surgió “Río García”, un emprendimiento de ropa que lleva los valores peronistas como estandarte. Su marca de ropa es un manifiesto político, una reivindicación de su historia familiar y un canto al compañerismo barrial que la formó: las calles de San Fernando, el reciclaje de prendas, el peronismo y su pasión por el diseño de indumentaria. Malena se define como “una persona chica” que, sin embargo, está construyendo un camino grande, lleno de sueños y amor por la patria.

La escuela del barrio

Nació en Béccar, pero vive en Victoria. “San Fernando tiene una vibra, una personalidad, que es para enamorarse. Es muy barrial, muy hermoso para vivir. Tenés lugares típicos donde siempre que llegás está la misma gente, esa cuestión de compañerismo que es muy parecido al peronismo que yo adoro”, dice. Para ella, San Fernando no es solo un lugar, sino una parte esencial de su identidad.

Vive cerca de la cancha de Tigre, un punto icónico del barrio, y frecuenta Afiche, una panchería que describe como “excepcional, divina, hermosa”. "Mucha parte de mi diseño es caminar, ver y sentir”: los grafitis de Tigre Pinta, el fileteado porteño que aprendió de su exsuegra y la estética del barrio alimentan su inspiración. Próximamente, junto a amigas de la FADU que estudian Imagen y Sonido, planea rodar un corto que capture esa “apreciación del barrio” y las pequeñas cosas que lo hacen único. Esta conexión con el lugar y su gente se refleja en cada prenda que crea y que impregna de un aura. Un espíritu colectivo que Malena piensa, vive en su barrio, y asocia con el peronismo.

En Instagram: @riogarcia._.

Río García no es solo el nombre de su marca, sino un homenaje a su historia familiar y una forma de sanar heridas del pasado. Su abuelo, un inmigrante español de La Rioja del Norte, llegó a Argentina y, con apoyo estatal, construyó una marca de indumentaria llamada Castillas y otra de zapatos, Mariel. Sin embargo, las dictaduras militares y el menemismo lo llevaron a la quiebra. “Él me cuidaba mucho, era como un consejero. Me contaba de su pasión por las prendas, las texturas. Pero siempre tuvo un problema: renegaba de su apellido, Río García. Decía que era ‘grasa’, que sonaba a inmigrante, y eso a él no le gustaba”, dice. 

Malena, desde chica, no entendía por qué alguien rechazaría una parte tan importante de su identidad. “Nunca entendí por qué vas a renegar de tu nombre, que representa tanto esfuerzo al ser una persona inmigrante y venir acá”. Tras la muerte de su abuelo, decidió reivindicar ese apellido. “Mi familia paterna es bastante facha. Yo quise tomar el apellido para decir que puede haber otra parte del Río García. Una de mujeres que no le tengan pánico a la identidad propia”, afirma.

Enlentecer el mundo

Comenzó trabajando a los 16 años en una casa de indumentaria reciclada a tres cuadras de su colegio, el Nacional de San Isidro. Allí, una diseñadora le enseñó técnicas que hoy son la base de su trabajo: reciclaje de prendas, la técnica japonesa boro (que usa parches para reparar y embellecer telas) y la reconfiguración de molderías. “Me enseñó todo el tema de reciclar ropa, que tiene una cuestión política. Hay demasiada ropa en este mundo, y el poliéster, que uso para sublimación, es problemático. Entonces recupero, voy a ferias, me paso horas mirando telas, agarro, desarmo, rehago la moldería y diseño con esa base”, dice.

Su proceso es artesanal y personal. Cada prenda de Río García es única, imposible de replicar, como “cada mujer revolucionaria, mitad chiflada, mitad tía mala, pero absolutamente genial”. Malena trabaja con cápsulas pequeñas de 20 prendas, dos o tres por mes, que incluyen enaguas, camisas, blazers y otras piezas vintage que encuentra en ferias como Caritas, cerca de su casa. “Me gusta hacer pocas prendas, no trabajo con esa cosa instantánea de ‘todo ya’. Estoy un rato con cada prenda, dibujando, experimentando, viendo cómo puede ser coqueta y bella”, dice.

La sublimación, que también realiza ella con la ayuda de una vecina que le presta su plancha, es otra de sus herramientas para imprimir mensajes políticos. Además, cose a mano o a máquina, dependiendo de la tela, y usa encajes heredados de la marca de su abuelo o rescatados de otras prendas. “Me llevo muy bien con la máquina. Ser aspirante a diseñadora y no saber coser es una aberración. Hay que conocerla, amarla, quererla”, dice. Su atelier, que en realidad es su cuarto, es el corazón de su trabajo, donde pasa horas cosiendo, diseñando y respondiendo mensajes de sus clientas.

Para Malena, el peronismo no es solo política, sino “un estilo de vida”.

El estilo de Río García es, en palabras de Malena, “romance”, inspirado en el cine argentino de Leonardo Favio y en Evita como ícono de moda. Sus prendas tienen una impronta nostálgica que remite a la Argentina de la “tercera posición” y el vigor de otras épocas. Entre lo hot y lo antiguo, porque la pasión también es sensual, dice. “Siempre fui una persona que se vistió media señora, anticuada, desde chica. Me parecía contracultural. Mis decisiones estéticas tienen que ver con esa nostalgia peronista. Soy chica, tengo 20 años, no viví el gran peronismo, pero me enamora", dice. 

Sus corsets de gauchita romántica, enaguas y camisas con encajes son prendas que, según sus clientas, tienen “una personalidad propia y son como un flequillo andante”. Malena trabaja con talles únicos, pero personaliza cada pedido. Las clientas le pueden escribir para que las prendas se adapten a sus cuerpos. “Me aburre que la indumentaria sea robotizada, impersonal. Me hablás, me decís lo que querés, vemos telas, encajes, lo planeamos juntas. Para mi esto también es peronismo. Hacer que la gente se sienta contemplada, mimada y escuchada”. Esa cercanía con sus clientas crea una red que la emociona. “A veces compran, vienen a retirar a la facultad y nos quedamos hablando. Se arma como una especie de unidad básica ambulante”, dice.

La política como estandarte

El peronismo es el hilo conductor de la vida y el trabajo de Malena. Aunque su familia no era militante, un recuerdo de su infancia marcó su vínculo con este movimiento: el funeral de Néstor Kirchner, que vió por televisión a los cuatro años.

En el secundario, Malena fue militante en el centro de estudiantes del Nacional de San Isidro, llegando a ser tesorera en su último año. Esa experiencia le dio herramientas prácticas, como manejar presupuestos, que hoy aplica en su marca. Pero su conexión más profunda con el peronismo llegó en un evento de La Cámpora en Villa Adelina, donde escuchó un fragmento de "La razón de mi vida" leído por una abuela de Plaza de Mayo. “Fue como un flash. Esa cosa mística que tiene el peronismo, esa conciencia de clase, me llegó al alma. Me puse a llorar. Es algo que te atrae, que te enternece para siempre”.

Para Malena, el peronismo no es solo política, sino “una especie de estilo de vida”. Sus prendas reflejan esa identidad: son para “mujeres con mucha personalidad, mucho ímpetu”, que no temen mostrar quiénes son. “Mi ropa es para valientes. Grita acá estoy, no me importa que me griten en la calle o pelearme con mi tía en la cena familiar”, dice. Incluso lleva sus prendas a marchas, donde la reconocen y celebran. “A veces veo gente en la calle con mi ropa y es una felicidad en el corazón. O familias que compran madre para la hija, hija para la madre. Es una manera de militancia y resistencia”.

Río García cumple un año en mayo de 2025, y Malena no deja de sorprenderse por su alcance. Aunque recibe críticas y “puteadas” en redes por su postura política, lo ve como parte de ser oposición y como una forma de entablar la discusión política en redes y con otras generaciones. Así lo hace asiduamente en TikTok.

Entre sus sueños está tener un atelier compartido, “coser con amigas, diseñar en comunidad”. Por ahora, vende en Mar del Plata en Boutique Punk (Buenos Aires 1863, frente al Casino) y espera encontrar un espacio en Buenos Aires, aunque reconoce que su trabajo “es complicado y comprometedor”. También quiere que sus prendas sean “circulares”, con “vida eterna”. “Si le pasa algo, me llamás y lo soluciono. Quiero que una prenda pase de hermana mayor a menor, que tenga historia”, dice.

“El peronismo es lo que hace a Argentina mágica. Es algo que no existe en ninguna otra parte del mundo. Sin las ayudas del Estado, mi madre no sería pediatra hoy”, reflexiona. Con sus enaguas, sus corsets y su máquina de coser, Malena sigue caminando las calles de San Fernando, soñando con un futuro donde la moda sea personal, política y conmueva. “Ir a una cita con una camisa de Evita es decir: acá estoy, acá estamos. Vamos a romper las bolas todo lo necesario para volver”, concluye y se va fantaseando con el día que pueda tener un local propio.

La ropa se puede adquirir a través de sus redes sociales o de su página web. En Instagram: @riogarcia._.