La Confederación General del Trabajo (CGT) anunció ayer, luego de una debatida reunión del Consejo Directivo, “avalar y acompañar” la movilización al Congreso Nacional convocada por la Multisectorial Federal que integran la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), las dos CTA y el camionero Pablo Moyano, para expresar su rechazo a los proyectos de reforma  previsional y tributaria. Además, decretaron un paro general de 24 horas a partir de las cero del viernes. El anuncio lo realizaron los triunviros Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, acompañados por un grupo de integrantes de la conducción cegetista. Eso sí, advirtieron que el paro se concretará en caso de que el oficialismo logre sancionar estas leyes que profundizan el ajuste.

Schmid justificó la decisión al asegurar que la reforma que impulsa Cambiemos “le meterá la mano en el bolsillo a los trabajadores activos y condenará a la miseria y el hambre a los jubilados”. Acuña le reclamó a quienes “se llaman legisladores peronistas que hagan honor a esa palabra y a la historia y rechacen mañana la reforma previsional”.

En principio, la reunión estaba prevista para hoy pero ante la decisión de Cambiemos de adelantar la sesión donde intentarán aprobar las reformas previsional y tributaria, el triunviro Schmid decidió adelantar el encuentro para ayer las 16. Poco a poco los dirigentes fueron llegando y la reunión se desarrolló mientras una multitudinaria movilización realizada por las organizaciones sociales intentaba llegar al Congreso. (ver aparte)

No resultaron fáciles las decisiones que se tomaron. En principio porque hubo notorias ausencias como dos representantes del grupo de los gordos: el triunviro Héctor Daer y  Armando Cavalieri (mercantiles). Tampoco llegaron los dos principales referentes de los independientes, Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez (Uocra). Daer se encuentra fuera del país y los otros tres adujeron imposibilidad de llegar a la sede de la CGT fruto del “caos de tránsito” que vivió ayer la ciudad.

La primera parte de la reunión se la llevó una evaluación de la situación política y económica que vive el país y los perjuicios que provocarán la sanción de las leyes que impulsa el gobierno. Pero no avanzan más allá del diagnóstico. Entonces terció el líder de la UOM, Francisco “Barba” Gutiérrez: “La gente ya está en la calle repudiando estos proyectos pero necesita una referencia, una contención que la debe dar la CGT. Por eso tenemos que convocar a un paro con movilización”. A pesar de la contundencia no encontró el eco necesario. Las consultas telefónicas fueron constantes. Incluso uno de los dirigentes que terminó respaldando la decisión final de la mayoría no se privó de hablar con el Ministerio de Trabajo para ponerlo al tanto de lo que ocurría en la sede de Azopardo 802.

No fue solo la voz de Gutiérrez la que propuso medidas de acción directa. La representante de los sindicatos médicos, Sandra Maiorano, apostó a la necesidad de rechazar en la calle estos proyectos e incluso sumó la reforma laboral. Como la discusión parecía no encontrar un cauce que desemboque en una decisión, el titular de los ceramistas, Juan Domingo Moreira, preguntó en general: “¿Alguno de los compañeros tiene algún compromiso que le impida avanzar en una decisión? No se preocupen, entendemos y pueden dar un paso al costado”, dijo y Gutiérrez aprovechó para reiterar la moción. La respuesta vino poco después cuando los triunviros presentes propusieron acompañar las movilizaciones previstas para hoy y realizar el paro recién el viernes. Adujeron problemas de logística para garantizar la efectividad de la medida de fuerza. Omar Maturano de La Fraternidad asintió. Luego llamaron por teléfono a Roberto Fernández (colectiveros) y éste dio el visto bueno pero para el viernes. Estos dos últimos están molestos con el gobierno porque afirman que la reforma tributaria implica la profundización del impuesto a las ganancias que afectará a todos sus afiliados.

Mientras en el Congreso reprimían a los participantes de la movilización de las organizaciones sociales, la CGT llegó a una decisión que la enumeraron en cinco puntos: “Declarar el estado de alerta y sesión permanente de su Consejo Directivo; adherir y apoyar a todas aquella expresiones sociales y gremiales que coincidan con nuestro reclamo y que, en el ámbito de la paz social que nos caracteriza, exprese su rechazo a la política económica

nacional; rechazar cualquier acto de represión por parte de las fuerzas del orden que pretenda avanzar sobre el derecho y la libertad de expresión que, en este sentido, la CGT promueve; movilizar a todos sus cuadros dirigentes y trabajadores al Congreso a las 14 para rechazar el tratamiento de la Ley de Reforma Previsional”. Y, por último, “si aun así, la Cámara de Diputados decidiera dar quórum y tratar la ley votando en forma positiva su sanción, decretar un paro nacional” para el viernes.

Inmediatamente Horacio Otero, el coordinador nacional de la Secretaría de Interior de la CGT, remitió a las 77 regionales de la central obrera la decisión adoptada por el Consejo Directivo. A aquellas que no participen de la movilización en el Congreso se les recomendó marchar en sus distritos y enviar informes de la evolución del paro del viernes para hacer la valoración final. Todas contestaron afirmativamente.