Veinte de los 62 municipios de Amazonas, el mayor estado de la Amazonía brasileña, están en situación de emergencia y otros 37 se declararon en alerta por las inundaciones provocadas por las fuertes crecidas de los ríos de la región, que en los dos últimos años registró intensas sequías.

Luego de que las sequías de 2023 y 2024, esta última la más intensa en los últimos sesenta años, dejaran en sus mínimos históricos a los ríos Negro, Solimões y Amazonas y a sus afluentes, la situación se invirtió en 2025 y ahora la preocupación es con la fuerte subida de sus niveles.

De acuerdo con el boletín divulgado por el Comité Permanente de Enfrentamiento a Eventos Climáticos y Ambientales de la gobernación de Amazonas, las inundaciones afectaron hasta ahora a 52.300 familias, con unas 209.000 personas impactadas directamente.


De acuerdo con el organismo, la previsión es que la situación se agrave en los próximos días debido a que se espera que el nivel de los ríos siga creciendo y que alcance sus picos en junio.

Para finales de junio, en cambio, Amazonas ya estará registrando niveles normales de precipitaciones, mientras que las lluvias estarán por encima del promedio de la época en los vecinos estados de Roraima y Amapá, también en la Amazonía brasileña.

Las comunidades afectadas

La crecida de los ríos de la región impulsada por intensas lluvias vinculadas a La Niña afecta a varias comunidades ribereñas, con Manacapuru, a 85 kilómetros de Manaos (capital regional), como uno de los municipios más impactados, según la Defensa Civil.

En este municipio el nivel del río Solimões superó los 21 metros, con lo que batió el récord de 20,8 metros de 2021, según el Servicio Geológico de Brasil (CPRM).

El nivel superó la cota de inundación (18,20 metros) tras haber subido en promedio 4 centímetros diarios en los últimos días en una ciudad conocida como la "Venecia de la Amazonía" y en cuyas calles ahora solo es posible movilizarse en bote.

Unas 5.000 familias están afectadas por las inundaciones en Manacapuru, y viviendas sobre palafitos, diseñadas para resistir crecidas estacionales, están parcialmente sumergidas, por lo que los agricultores se esfuerzan para reducir sus pérdidas. Plantaciones de productos como banano, malva y yuca están bajo las aguas.