La única vez que Meshell Ndegeocello actuó en Buenos Aires fue en 2016, de la mano de su disco Comet, Come to Me, publicado dos años antes. Al mismo tiempo que encaraba esa gira, la música, cantante y compositora estadounidense estrenó en el centro neoyorquino de artes escénicas Harlem Stage (punto de encuentro cultural de las diásporas africana y latina, así como de los pueblos indígenas y asiáticos) “Can I Get a Witness?”. Se trató de un proyecto multimedia que celebró la obra del escritor afroestadounidense y activista de los derechos civiles James Baldwin. Con el foco puesto principalmente en el libro de no ficción The Fire Next Time, que expandió su comprensión sobre la lucha racial en la historia de su país, y que en lo personal le permitió alejarse de su ira y falta de compasión hacia sus padres.
Ésa fue la “chispa”, como ella misma define, de un emprendimiento todavía más grande que decantó en el álbum No More Water: The Gospel of James Baldwin, publicado en mayo de 2024 y con el que la artista de 56 años levantó este año su tercer Grammy (el segundo de forma consecutiva en la categoría “Mejor álbum de jazz alternativo”, luego de obtenerlo con su trabajo anterior, The Omnichord Real Book, de 2023). Ese disco solista con el que demostró su capacidad de reinvención, tras haber hecho de todo y luego de tocar con todos, la trae de vuelta a la capital argentina para presentarlo el martes 20 y el miércoles 21 en Bebop Club (Uriarte 1658), en dos funciones por día. El primer show está programado para las 20, mientras que el segundo ocurrirá a las 22:30.
“En 2019 había recibido algunas subvenciones y las utilicé para grabar el disco. Lo terminé a fines de ese año. Hicimos todo en cinco días, pero ya llevábamos tres años conviviendo con esa música”, explica Ndegeocello. “Así que, de alguna manera, todo cobró sentido. Luego de que Staceyann Chin (una de las poetisas de spoken word que participa en el álbum, junto con Hilton Als) hiciera parte de las letras en nuestra casa, nos enviamos el material y definimos las voces”. De todas maneras, la bajista advierte que esto no es un principio ni tampoco un final. Sólo disfruta del desarrollo de su aproximación a la obra de Bladwin, al igual que de tocar su instrumento. Y es que este proyecto nació a partir de una situación colaborativa, por lo que ella misma afirma que su ego no está involucrado.
En su obra, Baldwin abordó la masculinidad, la sexualidad, la raza y las clases sociales, entrelazándolos para crear narrativas intrincadas que influyeron tanto en el movimiento por los derechos civiles como en el movimiento de liberación gay en Estados Unidos, a mediados del siglo XX. Aunque el repertorio del nuevo álbum de Ndegeocello toca estos asuntos, se hizo hincapié en la relación del escritor y activista con la religión. De hecho, el pensador pasó de ser pastor a ateo, lo que le dio pie a la cantautora de Washington DC para tornar al disco en una especie de procesión. “Baldwin dijo que no hay mayor teatro que la iglesia y mi idea era usarlo a él como foco de un servicio religioso”, reconoce. “Así es como pienso en Baldwin. Creo que es un poco profético, vio lo que sucede y ocurre tal cual pasa hoy”.
La canción “Travel” es el abreboca de este viaje al interior de un ser complejo, guiado por un teclado barroco que invita a la idea de la ceremonia religiosa. “Esa canción trata sobre salir de tu espacio seguro”, reflexiona la música, cuya conexión con la obra de Baldwin se afianzó en la pandemia. “El suicidio no es una atracción, es sólo una compulsión. Estás experimentando algo que te hace preguntarte si sería mejor para vos en tu ciclo vital. Creo que eso es lo que Baldwin intenta decir sobre el racismo sistémico, la razón por la cual el racismo y la intolerancia sistemática son muy difíciles de tolerar. Incluso, cuando hago escala en un aeropuerto puedo notar que la gente es clasista, racista e intolerante. Eso pasa en todos los lugares, lo que me hace sentir el peso de ser de este color y de ser mujer”.
A propósito de esto último, pese a que el título del disco hace alusión a Baldwin (falleció en 1987, a causa de un cáncer de estómago), el disco también rinde tributo a la pensadora afroestadounidense Audre Lorde, con la intención de añadir otra voz. “Siento el peso de ser percibida y vista de una manera que no es fiel a mi espíritu, y eso es lo que Baldwin me mostró. Cuando las personas son racistas e intolerantes, dice más de ellas, y eso es lo que realmente estoy empezando a hacer con mi vida. Ya no me siento obligada a suicidarme ni a pensar que la vida es una mierda. La vida es genial. Estoy aprendiendo a no absorber la energía de los demás y eso es lo que tenés que hacer cuando sos una persona racializada: crear y forjar tu propia vida dentro de tu psique”.
Por más que No More Water: The Gospel of James Baldwin ostente la chapa de haber ganado un galardón orientado al jazz, su impronta sale de cualquier encuadre. Y lo mismo pasó con su antecesor. Y es que estas 17 canciones fluctúan del minimalismo poético al R&B, con el afrobeat, el funk, el folk y hasta la psicodelia en calidad de pilares sonoros. Pero lo que atraviesa a este cancionero es la manera sensible y distinta de ver, sentir y escuchar el mundo, afín a la de los homenajeados. “Para otros esa puede ser una interpretación compleja”, dice. “La música me cambió la vida, es un regalo. Me encanta, pero me cuesta. A la gente no le gustan los servicios de streaming como Spotify y a mí tampoco. Ojalá pagaran más, pero lo que me gusta de Spotify es que puedo viajar a través de la música”.
Al mismo tiempo que ponía su bajo al servicio de Herbie Hancock, The Rolling Stones, Madonna, Chaka Khan o Basement Jaxx, y tras llegar a la cima de las carteleras musicales con el dueto que hizo junto a John Cougar Mellecamp en la canción “Wild Night” (cover del clásico de Van Morrison), a Ndegeocello se ganó un lugar en el neo soul en calidad de pionera. Y aún se le piensa de esa forma, por más que ahora es parte del catálogo del legendario sello de jazz Blue Note. “Me encanta estar en Blue Note, es un sueño hecho realidad”, apunta. “Adoro mucho al director del sello como persona y como músico. Así que, por ahora, va bien. Voy a entregar mi último disco con ellos y luego veré adónde me lleva la vida. Los géneros son sólo generalizaciones para vender. No soy pionera en nada”.