“Me cuesta pensarnos como una compañía de teatro” dice Julieta Aristegui Tagliabue, cineasta y música que forma parte de Nélida Underground, el colectivo artístico platense que produjo "Abrir los ojos, destruir el mundo", su primera creación, que está en cartel en el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino (TACEC).
Nélida Underground le escapa a las etiquetas, a los lugares fijos, a lo nombrable. Tal vez esto tenga que ver con la materia prima del colectivo: los caminos e intereses artísticos diferentes de quienes lo integran. Compuesto por Brai Kobla, Julieta Aristegui Tagliabue, Juan Francisco Raposeiras (‘Rapo’ para los amigos) y Tata Laxague, el colectivo hace pie en muchas disciplinas: teatro, artes audiovisuales, música, luthería, programación, diseño y escritura. El grupo se describe a sí mismo como “cuatro cerebros que buscan la mejor manera de contar algo”. “Nos gusta hibridar las disciplinas, venimos de distintos ‘barrios’. Hay algo interesante en poder mezclar todo y no ceñirnos a un único lenguaje”, apunta Kobla, a cargo de la dramaturgia y dirección del proyecto.
Se conocieron en el ruedo. Durante la pandemia, Kobla y Laxague trabajaron a distancia en la reposición de la ópera "La voz humana", con libro de Jean Cocteau y música de Francis Poulenc, en el Teatro Mayor de Bogotá. Raposeiras y Kobla ya habían trabajado en conjunto en otras producciones, y Tagliabue y Brai coincidieron en la creación de un proyecto performático-documental para el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires) en donde siguieron de cerca la historia de Idrissa Diop, un vendedor ambulante senegalés, para contar cómo fue su llegada a la Argentina y su relación con la danza.
“Vamos y y nos ponemos en alguna situación de investigación, de creación, y ahí cada uno pone algo de su disciplina, de su conocimiento en relación a lo que estemos buscando, que puede ser una obra de teatro, una peli, una instalación sonora, una instalación audiovisual. Si bien "Abrir los ojos..." es una pieza más ‘teatral’ también conserva ese componente de mezcla con otras áreas. No se puede decir ‘es una obra de teatro’”, explican.
"Abrir los ojos, destruir el mundo" es la primera creación del colectivo y la que lo constituyó como tal. En la pieza (que podría, en un gesto inútil, pensarse dentro de ese amplísimo territorio llamado ‘teatro posdramático’, concepto que la obra desborda) hay música y escritura en vivo, una escena enteramente dibujada y un segmento que juega con las formas del falso documental. Abrir los ojos(...) parecería ir en contra de la tendencia (producto de las dificultades que enfrenta hoy el sector cultural) a los monólogos y obras con pocos intérpretes: en esta puesta hay más de veinte personas en escena que intentan constituirse como grupo y elegir un líder.
La obra tiene una fuerte apuesta tecnológica. Laxague, el “fabricador de cosas” del grupo, cuenta: “tratamos de que el dispositivo tecnológico forme parte de la dramaturgia, pero que, al mismo tiempo, termine por desaparecer. Trabajamos con tecnologías bastante complejas, muchas de ellas desarrolladas por nosotros mismos, pero la idea es que esos dispositivos se integren de tal manera que no se note cómo ocurren las cosas. Que no se sepa qué está pasando exactamente, pero que el resultado esté ahí y sea funcional. La tecnología está al servicio del desarrollo dramático, de lo que queremos contar, de la idea, de la narración. Por eso, la obra no es una ‘obra de dispositivo’, ni una obra de danza, ni una película, sino una combinación de elementos pensados para contar algo que tiene que ver con lo sensible”.
“Es cómico porque cuando la presentamos a concursos hay algo de ‘¿Qué es lo que hacen? ¿Qué género es?’ Los festivales tienen todavía esa cosa de querer encasillar los trabajos en algún tipo de rótulo, y creemos que nos terminan llamando porque al no saber bien qué es lo que hacemos sienten curiosidad”, explica Kobla.
Si bien muchos de los integrantes de Nélida Underground trabajaron y se formaron artísticamente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hoy eligen producir desde La Plata. Al respecto, Kobla dice: “mi idea siempre fue crear la identidad de mi trabajo a partir del territorio en donde lo hago, que en relación a CABA y sus circuitos artísticos es periférico. Queremos trabajar desde los márgenes, tener un punto de vista descentralizado, porque acá encontramos ciertas perlas en relación al pensamiento y a los sistemas de producción. Elijo vivir y producir en La Plata porque me permite otras libertades que no están condicionadas ni por el circuito ni por los espacios a disputar. Creo que es un lugar que está mucho más cerca de la experiencia artística que de pelear por los espacios de producción con otras compañías. Siento más libertad a la hora de armar un proyecto”.
Ninguno de los integrantes del colectivo vive de la producción artística, y creen que esto les permite ser “más independientes” para investigar lo que tienen ganas de investigar, plantear sus propias preguntas y sus propios tiempos de producción, que muchas veces son largos. “Queremos permanecer siempre en la prueba, en la pregunta, en el riesgo. No convertirnos en una especie de PyME artística”, dicen. “Tenemos la práctica artística como política de vida”.
La curiosidad y el riesgo son los grandes organizadores de la poética Nélidaundergroundiana. Como dicen ellos, “el riesgo es una política y una moral”. Actualmente el grupo trabaja en un nuevo proyecto que circula, como no podía ser de otro modo, por territorios bien distintos, como el de la intervención de un espacio público (que va a involucrar una calle cortada, electricidad tomada de la vía pública y el armado de un microcine), la creación de una película en vivo (hablan de un plano secuencia constante) y una investigación sonora para la que ya se encuentran en preproducción, grabando y editando sonidos. La idea, cuentan, surgió por una frase que le escucharon a la cineasta Lucrecia Martel “el oído no tiene párpados”. “La industria cultural pasó de ser la industria ‘creativa cultural’ a una industria casi puramente económica. Si bien el arte es un bien de consumo, creemos que hay algo limitante en relación a la posibilidad o no de crear nuevos lenguajes artísticos, y tiene que ver con la forma de entender la industria actualmente” dice Laxague.
Quedan las dos últimas funciones de "Abrir los ojos, destruir el mundo" antes de que el colectivo se embarque en otra nueva apuesta. La obra cuenta con un elenco integrado por Federico Aimetta, Mila Alegria, Martina Branne, Juan Castiglione, Ilenia Contin, Trinidad Falco, Valentina Chiara Leiva, Mario Parmiggiani, Valentin Prioretti, Ana Belén Recabarren, Agustin Recondo, Corel Salinas, Mariel Santiago, Manuela Villanueva Fernández y los músicos Julieta Aristegui Tagliabue, Juan Francisco Raposeiras y Francisco Villar. La dramaturgia y la dirección están a cargo de Brai Kobla. "Abrir los ojos, destruir el mundo" podrá verse el jueves 22 de mayo y el martes 27 de mayo a las 21.30 hs en la sala TACEC del Teatro Argentino, con entrada libre y gratuita.