Argentina cayó 16 puestos en un ranking global sobre el aporte social de las elites al desarrollo nacional. Pasó del puesto 70 al 86 en un listado de 151 países que son analizados por la Universidad de Saint Gallen, de Suiza. Para definir una “elite saludable” se tienen en cuenta dos grandes dimensiones: la influencia política y la creación de valor. Y para un país de ingresos medios o bajos, es un buen predictor del potencial crecimiento económiSingapur ocupa el primer puesto