"Voy a decirlo de entrada / para el que quiera entender / son penas muy encimadas / el ser pobre y ser mujer.

Trabaja toda la vida / apenas para comer / Tiene las penas del pobre /
y más las de ser mujer.

La rica tiene derechos / la pobre tiene deber / Ya es mucho sufrir por pobre / y encima por ser mujer.

Está tan desamparada / y es madre y padre a la vez / Derechos, ni el de la queja, / por ser pobre y ser mujer.

Se hacen muchos discursos / sobre su heroísmo de ayer / En el papel la respetan / Pero sólo en el papel.

Y lo repito de nuevo / para el que quiera entender / son penas muy encimadas / el ser pobre y ser mujer.”

“Penas encimadas”, escrita por la profesora, poeta y militante comunista Carmen Soler, es una de las poesías que cuenta los dolores y las rebeldías de las mujeres paraguayas. Su autora estuvo presa en varias oportunidades durante el régimen de Alfredo Stroessner (presidente eterno entre 1954 y 1989). Su hermano Miguel Angel Soler, dirigente comunista, fue secuestrado, torturado y desmembrado vivo con una motosierra en 1975, durante el mismo gobierno. La crueldad está en el ADN del régimen dictatorial paraguayo. Por eso duele pero no sorprenden los gestos brutales heredados por sus seguidores, -aunque pretendan vestirse de demócratas-.

Así como el presidente anterior Mario Abdó Benítez tiene la responsabilidad del crimen de las niñas de 11 años Lilian Mariana y María Carmen, y de la desaparición de Lichita, de 14 años, en el año 2020, crímenes ejecutados por las Fuerzas de Tarea Conjunta (policías y militares), el presidente Santiago Peña garantiza ahora la impunidad de esas fuerzas represivas, y continúa su modo de actuación reprimiendo y torturando a sus madres, Laura y Carmen Villalba, y a la compañera de ellas, Francisca Andino, presas en la cárcel de máxima seguridad de Minga Guazú.

El 15 de mayo, Día de la Madre en Paraguay y Día de la Independencia de la “Madre Patria”, se rinde homenaje a los enormes esfuerzos de las mujeres paraguayas, no solo para criar a sus hijos e hijas, hermanos, hermanas, cuidar a las y los mayores y a la familia toda, muchas veces en soledad, debido a las consecuencias devastadoras heredadas de la Guerra de la Triple Alianza, y de las políticas genocidas del stronismo. Identifican el reconocimiento a las madres con el de la Madre Patria, que lleva la marca de una sociedad fundada en el rol de las mujeres. En esta ocasión, en múltiples actividades en Paraguay y en otros países como Argentina, se sumó la decisión de fortalecer el compromiso con las tres madres paraguayas revolucionarias que están siendo torturadas en el Penal de Minga Guazú. Esta denuncia se lleva también este 30 de mayo a embajadas y consulados de Paraguay en distintos países y ciudades del continente y de Europa, recordando que cada día 30 es un nuevo mes de la desaparición de Lichita.

Myriam Villalba, hermana de Carmen y de Laura, mamá de Lilian Mariana, una de las niñas de 11 años asesinada, está perseguida por el gobierno paraguayo, que contó con la complicidad del gobierno de Milei para retirarle el refugio a la familia en Argentina. Debido a esto se encuentra refugiada en Venezuela junto a su mamá Mariana, su hermana Rosa, y 12 niñas y niños de la familia. Ella nos dice: “Quiero denunciar la situación de tortura que están pasando tres compañeras presas políticas, Laura y Carmen Villalba, junto a Francisca Andino y otras 10 mujeres privadas de libertad en el Centro de Rehabilitación de Minga Guazú, que no es otra cosa que un campo de concentración y de tortura. Denunciamos una vez más al gobierno paraguayo, que cegó la vida a nuestras dos hermosas y tiernas niñas, Lilian y María Carmen, de tan solo 11 años, que hizo desaparecer a nuestra Lichita, con 14 años en el 2020, y tiene a sus madres encerradas, aisladas e incomunicadas, siendo torturadas las 24 horas. ¡Basta de tortura en Paraguay! ¡Basta de habilitar campos de concentración! Se tiene que cerrar ya el Centro de Minga Guazú. Libertad a Laura y a Carmen Villalba y a Francisca Andino. Justicia por Lilian y María Carmen y Nestito. Aparición con vida de Lichita”.

Carmen, Laura y Francisca están alojadas junto a otras 10 mujeres, en una cárcel de varones. El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura de Paraguay, en un informe de febrero del 2025 sobre el pabellón de varones de Minga Guazú, recuerda: “El criterio expresado por el Relator sobre la Tortura de las Naciones Unidas, según el cual más allá de un período de 15 días los efectos psicológicos dañinos provocados por el aislamiento solitario pueden ser irreversibles”. Retoman el análisis de la Asociación Médica Mundial, que señala: “Se ha comprobado que el aislamiento carcelario puede tener efectos psicológicos, psiquiátricos, y a veces fisiológicos graves, incluidos el insomnio, confusión, alucinación, psicosis, y agravamiento de problemas de salud ya existentes. El aislamiento carcelario está relacionado también con un alto número de conducta suicida”. Y concluye, entre otros temas, que “el régimen de aislamiento prolongado establecido en el Centro Penitenciario y de Reinserción social de Minga Guazú, constituye tortura respecto a las personas ingresadas a este centro… Se suma a la tortura, las condiciones extremadamente precarias de servicios (educación, salud, vinculación social y acceso a la Justicia) que constituyen en los términos de los tratados internacionales y la Constitución Nacional, formas de tratos inhumanos y degradantes”.

Denuncia el abogado defensor Salvador Sánchez el 11/5: “En la comunicación que tuve con Carmen, Laura y Francisca, me relataron lo que pasó el 2 y 3 de mayo. Como es de rutina empezó la requisa diaria, colocándoles las esposas y la capucha, y sacándolas afuera como para que las personas de guardia entraran a hacer la requisa en la celda. Lo que es inusual es que esta vez fueron manoseadas por las guardias, sin precisar sexo porque estaban encapuchadas como siempre. En ese manoseo las guardias les exigieron que abran más las piernas, a lo que se negaron, y entonces usaron la fuerza para abrirles las piernas, manosearlas y someterlas a más violencia. Estando ya encapuchadas las empujaron desde la nuca por la pared tratando de asfixiarlas. Esto se repitió el día 3. El 9 de mayo la guardia les comunicó verbalmente que estaban castigadas, desde el 2 de mayo hasta el 2 de junio, por haberse resistido a las requisas vejatorias. Esta sanción implica que no van a recibir visitas, no van a tener comunicación familiar, y no van a recibir las encomiendas, lo que pone en riesgo su situación alimentaria”.

Estas torturas se realizan a madres que aún viven el duelo de sus hijas asesinadas y de su hija desaparecida en 2020, y en el caso de Carmen, también de su hijo Nestito asesinado en 2010 en Formosa, por la actuación criminal sin fronteras del estado paraguayo. El ensañamiento con la familia Villalba, y la persecución, al estilo del Plan Cóndor, no tiene límites. Frente a esto, se levantan voces indignadas en distintos rincones del continente, repudiando en las embajadas, consulados, en documentos, cartas, en acciones internacionales y demandas ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que se termine con la violencia represiva, el abuso sexual, el maltrato, tanto a las tres presas políticas paraguayas, como a las otras 10 mujeres presas en ese centro de tortura (algunas de las cuales han tenido intentos de suicidio por la desesperación a la que se las empuja).

Concluye Myriam su mensaje: “Pido a las organizaciones feministas del Abya Yala pronunciarse, alzar su voz, denunciar el sistema de tortura al que están siendo sometidas las tres compañeras presas políticas en Paraguay, Laura Villalba, Carmen Villalba y Francisca Andino. Si nos tocan a una, tenemos que reaccionar todas. No podemos dejar que un estado infanticida, terrorista, misógino, patriarcal, siga manteniendo en encierro a nuestras compañeras en un campo de concentración, en celdas de dos metros por uno, donde solo tienen una letrina y una cama de cemento, donde no les permiten el ingreso suficiente de agua, y les están privando de alimentación. Están matando a nuestras compañeras con hambre, sed, en un ambiente hostil donde están siendo sometidas a torturas. Basta, basta de eso”.

Las feministas del continente, y quienes integran la Campaña Internacional de solidaridad con la familia Villalba, advierten en distintos actos a las autoridades de Paraguay, que las mujeres presas no están solas, que no van a lograr que se derrumben, que se caigan, porque son mujeres con convicciones y fuerza rebelde. El abrazo desde distintos rincones del mundo, es un modo de sostener estos duros momentos, sabiendo que “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”, y que en este territorio de las rebeldías, con o sin muros, nadie se rinde, y nadie abandona.