El gobierno sigue confiado en que recuperará el acceso a los mercados internacionales de deuda antes de fin de año. Se trata de su principal salvavidas frente a los desequilibrios de la cuenta corriente que está generando la apreciación cambiaria. Las reservas internacionales bajaron más de 2 mil millones de dólares en el acumulado de mayo. Se empieza a evaporar el dinero fresco que entró del Fondo Monetario en abril.
La semana pasada, los funcionarios celebraron la colocación de un bono atado a la tasa de interés en pesos que se ofreció a los inversores extranjeros. Lo plantearon como el primer paso para recuperar el crédito en moneda extranjera. Pero la situación se leyó de otra manera en la city.
La colocación de este título fue por el equivalente a 1000 millones de dólares y, pese a los festejos del gobierno, dejó un sabor semiamargo en el mercado. La tasa de interés de la emisión fue 8 puntos más alta de la esperada. Se ubicó en torno a 30 por ciento y muestra dudas de los inversores. Dudas sobre el ritmo al que se moverá la inflación y la sustentabilidad del tipo de cambio.
Sobreactuación
Los funcionarios lucen desesperados por mostrar que los fondos de inversión globales confiarán otra vez en el país y sobreactúan. En las redes sociales hicieron numerosas declaraciones. "Argentina vuelve a ganar acceso a los mercados internacionales, para refinanciar capital de deuda en moneda local. Algo que la gran mayoría de los países hacen con normalidad, pero que para Argentina no era posible, dado el descalabro económico heredado", dijeron en el equipo económico luego de la emisión de este bono.
Sin embargo, en la práctica la economía sigue con riesgo país por encima de los 650 puntos y tiene los mercados de deuda soberana en moneda extranjera virtualmente cerrados. La semana pasada simplemente se emitió un título que puede suscribirse en dólares, ajusta en pesos y que es un instrumento más para alimentar la bicicleta financiera hasta las elecciones. Está lejos de ser un paso de regreso a los mercados internacionales.
Los detalles del título emitido muestran algunas pistas de este último punto. Por ejemplo, en el Palacio de Hacienda confirmaron que el Bonte tiene vencimiento en 2030 pero en una de sus cláusulas se contempla una opción de rescate (un put) que puede activarse a los dos años. En otras palabras, se ofreció una ventana de salida que coincide con el final del mandato de Milei.
El punto central es que los inversores no terminan de confiar en el programa económico y en las perspectivas de mediano plazo. Los números que miran son los de las cuentas externas. El gobierno sigue sin poder comprar dólares genuinos y las reservas se desplomaron el último mes. El equipo económico ya empezó a consumirse los fondos frescos del FMI.
El Banco Central publicó al cierre de la semana pasada el balance cambiario de abril y dejó nuevos datos para cuantificar el nivel de desequilibrio que se acumula en el frente externo. En abril de 2024 la cuenta corriente cambiaria había sido superavitaria en alrededor de 2200 millones de dólares. En abril de este año, en contraste, se registró un rojo superior a los 630 millones de dólares.
Este último desajuste puede mirarse en detalle en la cuenta de servicios, donde la salida neta de divisas por rubros como el turismo ya supera los 1000 millones de dólares al mes. En detalle, el último balance cambiario muestra que la cuenta de servicios fue deficitaria en 1161 millones de dólares en abril. El rojo subió casi seis veces respecto del déficit 183 millones de abril de 2024.