Desde hace meses, el Gobierno repite que los precios bajan y el Indec de Marco Lavagna publica índices de inflación que, sobre el papel, muestran una desaceleración. Pero en la calle, en la góndola y en la factura de servicios, esa baja no se ve. La diferencia entre los números oficiales y la realidad cotidiana es tan notoria que una encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella terminó de confirmarlo con números concretos.

Según el informe del Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la UTDT, la gente percibió en mayo una suba de precios del 4,23%, cuando el Indec y algunas consultoras alineadas al oficialismo proyectan apenas un 2%. La distancia, en un contexto de bolsillos golpeados y salarios que no alcanzan, es escandalosa.

Aún más fuerte es el dato de inflación esperada para los próximos 12 meses: 38,8%, un número que duplica las estimaciones optimistas que difunde el Gobierno. Aunque marcó una leve baja respecto al mes anterior, sigue muy lejos de los índices oficiales. Por zonas, la percepción trepa a 42,1% en la Ciudad de Buenos Aires, 40,8% en el Conurbano y 37,3% en el resto del país. Como era de esperar, los sectores de menores ingresos sienten más fuerte la suba de precios que los hogares de mayores recursos.

Marco Lavagna: "Se pone en duda la estadística porque no gusta"

En este contexto, Marco Lavagna salió este martes a defender su gestión y los números del INDEC: “muchas veces se pone en duda la estadística simplemente porque no gusta lo que dice”, escribió en su cuenta de X (exTwitter), en un intento por bajar la tensión.

Y agregó: “Negarlas no cambia la realidad: solo dificulta entenderla y transformarla. En el Indec trabajamos con rigor técnico y transparencia para que la sociedad decida con evidencia, sin prejuicios”.

Pero el conflicto no es solo discursivo. El atraso en la actualización de la canasta de consumo con la que se mide el IPC sigue alimentando la desconfianza social. Desde 2017/2018 se sabe que el peso de servicios como luz, gas, transporte y comunicaciones creció en el gasto de los hogares, pero esos cambios siguen sin aplicarse en la medición oficial.

Así, mientras el Indec muestra cifras celebradas en Balcarce 50, la calle hace su propio cálculo. Y el resultado, como muchas veces, no coincide.

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