El martes a la mañana, los supremos firmaron fallos de todo tipo como hacen cada semana cuando celebran su habitual "acuerdo". En realidad, ya no es un ámbito de deliberación, como en otros tiempos, porque el clima interno está demasiado tirante. Es una fachada. La cáscara solemne de una Corte Suprema minúscula con una capacidad de daño a gigantesca. El caso "Vialidad", donde se jugaba la libertad, no estaba ese día sobre la mesa y cada quien siguió con sus cosas. No estaba planeado que hubiera una sentencia. Pero la presión de los medios amigos del gobierno y del macrismose dieron un aumento de sueldo, para ellos y los judiciales en general