Un engaño habitual en el comercio es mantener el precio de un producto y reducir su tamaño. Los consumidores están acostumbrados a estas tácticas comerciales desleales. Pero en el sector financiero es descarado, aprovechando que es menos evidente.
Las tasas activas, es decir, las que cobran los bancos por los préstamos han ido bajando, pero si tomamos el Costo Financiero Total (CFT), es decir, aquellos ítems que acompañan a la operación, como el IVA, los costos de operatoria, seguros, etc, costos no siempre presentados de forma clara por los bancos, la suma puede llegar a más que duplicar la tasa. Si en los préstamos personales la tasa promedio actual es de 72%, el CFT, o sea, lo que termina pagando realmente el deudor, puede llegar arriba del 200%.
A esto se le suma un agravante. Con la reducción de la tasa de inflación mensual, conseguida a fuerza de atraso cambiario (por endeudamiento externo Ponzi), apertura disciplinadora (desestabilizadora de la balanza de pagos) y ajuste recesivo (y represivo), buena parte de los clientes bancarios, acostumbrados a afrontar tasas altas, no perciben el cambio en la tasa real que pasaron a pagar.
Según el REM, para los próximos 12 meses la inflación esperada es de 20%. La diferencia entre 200 y 20 daría un CFT real de una tasa final del 180%. Si la cuenta la hacemos con un CFT sustancialmente menor, de 120%, igual da una diferencia escandalosa del 100%. Son ganancias extrañas en el capitalismo, sólo equiparables con actividades ilegales de alto riesgo.
Usura
Volvió el crédito hipotecario, pero a costa de otras líneas como personales y tarjetas, que perdieron participación. Se estima que el 60% de los gastos con tarjeta fue para pagar el super. Ello da cuenta de la desigualdad creciente: unos se endeudan para comprar propiedades y otros para pagar la comida del mes, como complemento usurero del salario real, que pierde cada vez que lo agarra un gobierno neoliberal. Ahora comenzó a subir la mora en el sistema y todos se hacen los distraídos. Al día siguiente empiezan a correr los punitorios de hasta el 50% de la tasa.
Además, es mentira que bajaron las tasas nominales. Bajaron respecto al 120% que las subió Milei al devaluar. En mayo de 2022, la tasa nominal promedio de las tarjetas de crédito era de 50%, en mayo 2025 fue 85%. Con el agravante que la inflación mensual de mayo 2022 era 5,1% y la de mayo 2025 fue apenas 1,5%. ¿Cuál es el argumento para que los bancos esquilmen de esa manera a las familias?
El gobierno le ha pedido a los bancos “que vuelvan a ser bancos”, pero se ha desentendido de qué tipo de banco. El BCRA también tiene que volver a ser un banco, el banco de bancos, y regular mejor la actividad.
Se desarmó el negocio de los bancos de prestarle sin riesgos al BCRA, ahora éste se endeuda en dólares con bancos del exterior, y los bancos tienen zona liberada para saquear de forma injustificada a las familias. Salvo que los bancos estén viendo el riesgo inminente que vemos todos y el gobierno se niega a ver.