Contemporánea es el adjetivo que se añadió a la Casa Nacional del Bicentenario desde el año pasado, marcando una diferencia con la gestión anterior que albergaba, en su mayoría, exposiciones centradas en recorridos históricos del arte argentino. La inclusión del término se apoya sobre la base de una propuesta que apuesta a evidenciar prácticas y lenguajes estéticos diversos (a veces, inclasificables) con los que el arte contemporáneo produce sentido. No solamente se exponen producciones artísticas actuales sino que éstas trascienden su campo específico para construir diálogos y pensamientos con otras disciplinas artísticas –música, cine, danza y teatro– y no artísticas –filosofía, semiología, antropología, sociología, ecología, entre otras–. 

En este sentido, el proyecto inaugural Casa Tomada reunió a múltiples artistas de diferentes áreas que ocuparon alternativa y simbólicamente el centro cultural durante el transcurso de cinco meses –de  agosto a diciembre de 2016– para crear in situ, realizar performances, discutir problemas en torno a experiencias artísticas comunes, reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y el medio ambiente, activar nuevos soportes relacionados con la fusión arte/tecnología, presentar obras de arte sonoro y, fundamentalmente, considerar al espectador como un participante activo invitándolo a ser parte de la comunidad que allí se asentaba y trabajaba, cobrando honorarios por disponer de su tiempo. La propuesta tuvo una amplia repercusión –tanto en el público especializado como en el público general que, aunque muchas veces cuestionaba el uso de los bienes públicos, se animaba a participar–, se ubicó como una de las más innovadoras dentro de una institución pública y abrió un umbral para imaginar activa y conjuntamente nuevas políticas culturales.     

A su vez, la CNB constituyó el área de Arte & Pensamiento que atraviesa todas las propuestas y exposiciones que realizan convocando, en diferentes jornadas, a otras instituciones y actores culturales (curadores, periodistas, ensayistas, escritores y filósofos) a presentar sus trabajos de investigación y/o a dar talleres de formación y seminarios de reflexión. Por ejemplo, la visita de la curadora española Chuz Martínez en el marco de la Bienal Fundación Medifé Arte y Medioambiente, en noviembre del año pasado, fue un aporte invaluable para pensar nuevos deslizamientos en el arte contemporáneo. 

La creación del Centro de Arte Sonoro (CASo), derivado en parte del proyecto Casa Tomada, abre un nuevo canal de participación y convoca a músicos, artistas y aficionados a desarrollar propuestas de música experimental y electroacústica que articulen sonido, ciencia, arte y técnica. Un concepto relativamente novedoso para nuestro país ya que, generalmente, estas actividades están circunscriptas a ámbitos académicos y pocas veces encuentran espacios públicos donde presentar sus obras. A la participación de numerosos artistas locales este año se sumaron las visitas de referentes de la escena internacional como David Toop, Dror Freiler, Gerhard Stäbler, Kunst Shim y Nicolas Collins. 

En el transcurso del 2017, dos exposiciones colectivas presentaron un amplio espectro de artistas, técnicas y dispositivos de exhibición. Como un destello, curada por Cristina Blanco (trabajadora permanente de la CNB), se enfocó en la pregunta “¿es la oscuridad un refugio?” a través de obras que resisten “la estandarización de las prácticas estéticas”. Eduardo Basualdo, Dolores Cáceres, Alfio Demestre, Matías Ercole, Tomás Espina, Ana Gallardo, Carlos Huffmann, Ignacio Iasparra, Pablo La Padula, Estefanía Landesmann, José Luis Landet, Andrés Pasinovich, Verónica Romano, fueron algunos de los artistas que participaron de la muestra. Y, en el marco de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur, Pensamiento Salvaje es una exposición que reúne artistas argentinos (Gabriel Baggio, Juan Becú,  Adriana Bustos, Lucila Gradin, Julia Mensch, Miguel Rotschild, entre otros) e internacionales y propone pensar la tensión entre la naturaleza y ser humano dentro del llamado “capitalismo inmaterial”, un eufemismo que esconde relaciones de poder en la gestión de los recursos ambientales.   

La curadora de la exposición Pensamiento Salvaje (y de la imperdible muestra Capa en Color en el cuarto piso) es Valeria González, quién además de desempeñarse como docente, investigadora e historiadora de arte era, hasta hace muy pocos días, directora ejecutiva de la CNB, coordinadora de un gran equipo de trabajo y alma mater de todos los proyectos descriptos más arriba. Fue desplazada de su cargo, sin explicación. La comunidad artística reaccionó ante la sorpresiva noticia y se manifestó por redes sociales. El artista Gabriel Baggio reunió diferentes mensajes de apoyo a su gestión, entre los que cabe destacar el testimonio de la artista visual Graciela Taquini: “Valeria González es una extraordinaria intelectual argentina de profunda formación y actividad académica. Como gestora y animadora cultural en ámbitos públicos y privados demostró su compromiso, pasión, dedicación y la comunidad artística le debe seguimientos maravillosos a través de  una formación sólida y una actitud comprometida. Su gestión en la CNB fue un faro luminoso”, de la investigadora del Conicet Verónica Tell: “Valeria González dirigió durante dos años con profesionalismo y talento un espacio de gestión y acción cultural plural y dinámico. Su gestión en la CNB se distinguió por reunir artistas, críticos, escritores y académicos en una programación acorde con la transdiciplinariedad que la cultura contemporánea requiere, involucrando los más diversos saberes y áreas de la producción simbólica.”, del artista Tomás Espina: “Desde que inauguró el espacio de exhibiciones de la CNB (…), he tenido la posibilidad no solo de ver una cantidad importante de trabajos de mis colegas, sino que además allí se ha dado la posibilidad de hacer obras inéditas y proyectos específicos que no hubieran sido posibles sin el contexto que posibilitó Valeria González. (…) No existen espacios de esas características en nuestro entorno y creo que es fundamental que no desaparezcan” y, para concluir, de la investigadora de arte Andrea Giunta: “Este año tuve oportunidad de organizar con la Cátedra de Historia de las Artes Plásticas VI de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA las Jornadas de Estudiantes. (…) Valeria González y todo el equipo de la CNB Contemporánea nos abrieron las puertas (…). Este sentido cívico respecto del valor del conocimiento es lo que las instituciones tendrían que estar orgullosas de poder listar en su memoria anual de actividades. El alejamiento de Valeria González, además de resultar inexplicable y dañino respecto de una institución que toda la comunidad artística avalaba por su excelente funcionamiento, deja abierta la incógnita de si este será otro espacio que se destruirá en la cultura de Buenos Aires”. 

* Periodista especializada en artes visuales.